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Extremeños de HOY 2021 | «La información es asunto de vida o muerte cuando una pandemia recorre el mundo»

«La información es asunto de vida o muerte cuando una pandemia recorre el mundo»

Extremeños de HOY 2021 ·

Pasión, esfuerzo y perseverancia. Tenemos generaciones de jóvenes bien formados que aspiran a vivir y trabajar en Extremadura y van a pelear por ello

Manuela Martín

Badajoz

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Viernes, 12 de noviembre 2021

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Buenas noches, señoras y señores, presidente de la Junta de Extremadura, alcalde de Badajoz, autoridades, galardonados, amigos.

Gracias por acompañarnos en esta nueva edición de los premios Extremeños de HOY.

Les confieso que hoy estoy contenta. Contenta porque podemos juntarnos después de año y medio de restricciones.

En 2020 no dejamos de entregar nuestros premios, pero debido a la crisis sanitaria celebramos un acto muy pequeño en Plasencia. Los protagonistas fueron entonces quienes más merecían ser reconocidos: los sanitarios que estaban luchando a brazo partido para controlar los efectos del virus.

Han sido uno meses muy duros, pero estoy también contenta porque creo que la mayoría de la sociedad, y entre ellos muchos periodistas, hemos estado a la altura en el combate contra la pandemia.

Hace unos días leía a un articulista extranjero que explicaba por qué en España la campaña de vacunación ha sido más exitosa que en otros países.

Además de señalar que la sanidad pública había funcionado bien, destacaba otro factor importante. Un hecho que no siempre se resalta: en España, al contrario que en otros países, los periodistas, los medios serios, no le hemos dado cancha a todas las teorías de la conspiración que han inundado internet y envenenado la mente de muchas personas.

Todos nos hemos reído cuando escuchábamos a amigos, habitualmente sensatos, difundir explicaciones tan locas como que con la vacuna Bill Gates nos iba a implantar un chip bajo la piel para controlarnos.

¿Controlarnos? ¿Todavía más?, me preguntaba yo. ¡Pero si ya nos controlan! Si no podemos dar un paso sin que Hacienda o Facebook, sepan dónde estamos, dónde vamos de vacaciones y en qué y con quién nos gastamos el dinero. ¡Si saben todo de nosotros! No necesitan ningún chip. El espía lo llevamos en el bolsillo.

Al principio de la pandemia pensábamos que era imposible que alguien diera crédito a teorías tan delirantes. Y el problema no es que piensen que Bill Gates es un malvado, sino que eso alienta una desconfianza extrema ante la ciencia.

Esa ciencia que, trabajando contrarreloj, ha conseguido disminuir el impacto de la pandemia.

La difusión de esas teorías conspiranoicas no es inocente. Tiene consecuencias nefastas. El rechazo a las vacunas se ha traducido en que haya países con un alto porcentaje de personas negacionistas.

Los sanitarios se han batido contra el virus, y nosotros los periodistas contra los bulos. Si hay momentos en que la información es un asunto de vida o muerte es cuando una pandemia recorre el mundo. Disponer de buena información, desenmascarar las mentiras, es vital para que la ciudadanía se fíe de quienes debe, que son los científicos. Y quienes suministramos esa información fiable somos los periodistas.

Que el periodismo está en crisis es un lugar común. Sin embargo, yo estoy por afirmar que, en medio de este terremoto que es la revolución digital y las redes sociales, el periodismo riguroso se ha prestigiado en estos meses.

Porque hemos estado ahí, con confinamiento y sin confinamiento; trabajando desde casa y saliendo a la calle para informar de lo que ocurría en unos pueblos y ciudades fantasmales. Lo hemos hecho con miedo, como todo el mundo, pero no hemos faltado ni un día a la obligación de informar con rigor.

Y quien accede al diario HOY, en papel o en Internet, sabe que la información es veraz.

Por eso si la vacunación es un éxito en España no es solo porque el Estado ha comprado las vacunas y los sanitarios las han administrado, sino porque los periodistas hemos informado con rigor. Y entre todos hemos conseguido que aquí no pase como en Estados Unidos, donde tienen que darle bonos de cien dólares a los ciudadanos para que acepten vacunarse; o como en Rusia, donde crece la desconfianza hacia su vacuna y rebrota el virus. Allí donde el negacionismo se ha extendido más gracias a las redes sociales ha habido más rechazo a las vacunas.

Imaginen, solo imaginen, si los medios serios nos hubiéramos dedicado a darle crédito a los negacionistas, los Miguel Bosé de turno, en lugar de entrevistar a diario a médicos y científicos. Yo no quiero ni pensar qué desastre hubiera sido.

La pandemia ha sometido a nuestro sistema sanitario a un test de estrés extremo. En muchos momentos se temía que no aguantara. Ha aguantado, con unos cuantos rotos en sus costuras, pero ha aguantado.

También para los periodistas la pandemia ha sido un test, un largo maratón en que se ha puesto a prueba nuestra fiabilidad. Nuestra credibilidad. Un periódico, un medio de comunicación, vale lo que pesa su credibilidad, que no es otra cosa que la confianza que los lectores tienen en que lo que le contamos es cierto.

Aquí, en HOY, no contamos verdades alternativas ni posverdades, ahora tan de moda.

Aquí, como hace casi 90 años, cuando salió a la calle el primer número de HOY, trabajamos para contarles la verdad.

En papel y en internet una noticia sigue siendo una noticia, y un bulo sigue siendo un bulo.

Las cuatro encinas cúbicas entregadas el jueves presidieron el escenario.
Las cuatro encinas cúbicas entregadas el jueves presidieron el escenario. PAKOPÍ

Como periodistas, tratamos de hacer nuestro trabajo de manera profesional, rigurosa. Apasionada también. No hay otra manera de lograr el éxito y de crear empresas de largo recorrido como HOY. No hay otra manera de ser periodista de verdad sin apasionarse por este trabajo.

Los periodistas sentimos una pasión similar a la que observamos en los galardonados como Extremeños de HOY 2021.

Sin pasión y esfuerzo no se consigue una medalla olímpica, como ha hecho Alberto Ginés, el joven que nos alegró el verano con su escalada imposible.

Hace falta toda la fe, toda la pasión y toda la perseverancia del mundo para denunciar y después demostrar las prácticas discriminatorias que realizaba el gobierno holandés hacia las familias de origen inmigrante.

Lo consiguió la abogada Eva González, cuyo trabajo obligó a dimitir al Gobierno.

También detrás de Carlos Arce hay mucha pasión por su trabajo. Toda la que se necesita para lograr que Arram, una pequeña consultora en su origen, llegue a ser una empresa puntera en ingeniería y esté en continua expansión en España y países como México.

La pasión del empresario parece también haber atrapado a Beatriz Magro y a Nuria Morales, quienes desde Fregenal han levantado de la nada su empresa Komvida. Y ya exportan su kombucha a varios países.

¿Quién ha dicho que desde Extremadura no se pueden crear empresas modernas, ambiciosas, capaces de competir en talento e innovación con las mejores del mundo?

Hay muchas, y nosotros en HOY damos fe de ello a diario. Y se van a crear más. Si hemos resistido una pandemia global, ¿no vamos a ser capaces de aprovechar el momento para poner la economía extremeña en primera línea?

Creo que por primera vez en muchos años, quizá en siglos, en Extremadura existe el talento necesario para dar el salto y propiciar un desarrollo económico y social importante. No me entiendan mal.

No quiero decir que antes no hubiese talento. Lo había, pero tan aislado que no se alcanzaba esa masa crítica que se necesita para que se produzca un cambio. Hoy lo hay porque tenemos generaciones de jóvenes bien formados que aspiran a vivir y trabajar en Extremadura y van a pelear por ello.

Desde HOY los vamos a apoyar y yo espero que en el futuro podamos darles un reconocimiento similar al que esta noche le hacemos a Carlos, Eva, Alberto, Nuria y Beatriz.

Gracias de nuevo por estar aquí. Gracias a los lectores, colaboradores, anunciantes, corresponsales. Gracias a toda la familia de HOY, a Vocento, nuestro grupo de comunicación, y enhorabuena a los premiados.

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