«Los periodistas serios han arrojado luz y rigor en medio de la confusión»
MANUELA MARTÍN | DIRECTORA DE HOY ·
Optimismo. Manuela Martín lanza un mensaje esperanzador e indica que cree que hay motivos para estar orgullosos de cómo ha actuado la sociedad durante la pandemiaLunes, 19 de octubre 2020, 13:49
Buenas tardes señoras y señores, amigos, autoridades. Gracias a todos por acompañarnos. Y gracias a Iberdrola, a la Junta de Extremadura y al Ayuntamiento de Plasencia por su apoyo.
Hace menos de un año, en noviembre de 2019, estábamos en el escenario del Palacio de Congresos de Mérida abriendo la gala de estos premios, los Extremeños de HOY.
Entonces premiamos a todo un pueblo, muy pequeñito, Pescueza, por su maravilloso programa de atención a sus ancianos. Ese 'quédate con nosotros', que es como se llama la iniciativa, que les ofrece atención y mimo a cada uno de ellos para que pasen en el pueblo, en su casa de toda la vida, sus últimos años. Con sus fotos, sus recuerdos y sus charlas con sus vecinos en la puerta de la calle.
«Los colectivos galardonados han arrimado el hombro más incluso de lo exigible»
Ahora sabemos que cuando el 15 de noviembre de 2019 nosotros entregábamos el premio a Pescueza por cuidar tan bien a sus mayores, el coronavirus ya estaba corriendo por China. Ya se estaba gestando el terremoto que ha puesto el mundo patas arriba y que se ha llevado por delante más de un millón de vidas, la mayoría de personas mayores.
En estos meses tan turbulentos, en los que tanto hemos debatido sobre una pandemia que nos ha cogido a todos desprevenidos, se ha dicho a menudo que hemos fallado como sociedad. Se ha repetido que le hemos fallado a nuestros ancianos porque no hemos sabido protegerlos, porque demasiados murieron y todavía mueren en residencias que no estaban preparadas para hacer frente a un virus que se ha extendido como un incendio en un reguero de pólvora.
No lo sé, quizá sí hemos fallado todos un poco y a consecuencia de la pandemia haya que replantearse muchas cosas: desde el cuidado de los ancianos al tamaño de las ciudades. Aprender de quienes hacen bien su trabajo con los mayores, como el pueblo de Pescueza.
Quienes yo creo que no han fallado, sino que han arrimado el hombro más incluso de lo exigible son los colectivos que hoy premiamos.
«Me gustaría haber premiado a todos los que no han dejado de acudir a su puesto de trabajo»
En HOY decidimos dar las gracias con este premio a los profesionales que en Extremadura han evitado que el daño ocasionado por el coronavirus fuese todavía mayor. 656 personas, (según los datos del jueves 15 de cotubre) han muerto hasta hoy en la región como consecuencia del coronavirus. Más de 32.000 en España y más de un millón en el mundo. Son muchas. Pero estoy segura de que hubiesen sido más si no hubiéramos contado, (si no contásemos, porque por desgracia esto no ha acabado) con la dedicación incansable de los sanitarios: médicos, enfermeros, farmacéuticos, auxiliares, cuidadores... Mujeres y hombres que han puesto su amor por la profesión y su afán de servicio por delante de su propia salud. A todos ellos les representan los colegios profesionales.
Premiamos a los sanitarios y cuidadores y también premiamos a un hombre que no se ha puesto un EPI ni ha entrado en una UCI, pero que ha aportado su granito de arena, su dinero, para ayudar. ¿Se acuerdan que a principios de marzo apenas había material sanitario? ¿Y se acuerdan de que para hacerse una PCR casi había que tener una recomendación del secretario general de la OMS?
Pues en aquellas semanas hubo un extremeño al que se le ocurrió poner dinero para comprar los robots que hacen miles de tests al día. Dos de esos robots llegaron a Extremadura y aquí siguen, en los hospitales de Cáceres y Badajoz, ayudando a combatir la pandemia. La culpa de que estén aquí es de Ismael Clemente, un extremeño de Valencia del Mombuey que quiere ayudar.
Necesitamos personas generosas como Ismael Clemente, como los sanitarios que premiamos y también como Javier Negrete. Para sobrevivir a una pandemia y no morir de ansiedad o de puro miedo, necesitamos ocupar la mente de ficciones. Y Negrete, placentino de adopción, escritor y profesor, nos puede ayudar con su literatura a sobrellevar el peso de una crisis sanitaria que se nos está haciendo muy larga.
Su humor, la fantasía que despliega en sus libros, no es la vacuna por la que suspiramos, pero sí puede ser una vacuna contra el pesimismo; contra ese desánimo que algunos ratos se intenta colar por las rendijas de nuestra alma.
Yo necesito ser optimista, supongo que ustedes también. No tirar la toalla. Creo que, en medio de todos los problemas que tenemos, hay motivos para estar orgullosos de cómo ha actuado la mayoría de la sociedad española y extremeña en particular.
Los periodistas somos especialistas en dar malas noticias, en contar qué se hace mal. Y les aseguro que en estos meses nos ha sobrado material para llenar el periódico y la web de muy malas noticias.
«En HOY hemos comprobado cómo los extremeños han recurrido más que nunca a nosotros»
Pero, junto con el drama, los muertos, los hospitalizados, también hemos llenado el periódico de historias magníficas, de gente que ha cumplido con su obligación, y un poquito más, y ha permitido que la sociedad funcione y salgamos adelante.
Premiamos a los sanitarios porque se fajan cuerpo a cuerpo con el virus, pero a mí me admiran especialmente las personas que no han dejado de acudir a su puesto de trabajo, que no han tenido la suerte de teletrabajar. Me gustaría haber premiado a todos, entregarles una encina cúbica a cada uno. Una de esas encinas que representan la fortaleza.
Y hablo de los agricultores, tan importantes en Extremadura, de los camioneros, de los trabajadores de las tiendas y supermercados de alimentación, de los limpiadores, de los policías y los guardias civiles, de los bomberos, de los militares... Seguro que se me olvidan muchos. Añadan ustedes a esta lista a sus particulares héroes.
Y permítanme ustedes que mire un momento para mi gremio y destaque también el trabajo de los periodistas. Profesionales que en estos meses hemos tenido más trabajo que nunca, no solo para contarles al minuto la evolución de la pandemia, sino para desmentir los miles de bulos que se han difundido alrededor de ella.
Si siempre es imprescindible la información veraz y rigurosa, todavía lo es más cuando está en juego la salud no solo de un país, sino de la humanidad entera. El trabajo de los periodistas es especialmente importante en estos momentos en que contar con buena información es esencial.
En HOY hemos comprobado en estos meses cómo los extremeños han recurrido más que nunca a nosotros para informarse. Hasta 500.000 usuarios únicos hemos tenido algunos días. Personas que confiaban en que nuestra información es fiable.
Los periodistas de HOY hemos vivido días vertiginosos tratando de dar respuesta a esa demanda de información veraz que tiene la sociedad. Recopilando datos, haciendo gráficas para que se entendiera mejor la evolución de la primera ola, de la segunda ola ahora.
Hemos dedicado horas a averiguar si la aparente noticia que llegaba a nuestro teléfono era cierta o era un bulo más que solo pretendía crear alarma. Creo, humildemente, que los periodistas serios, quienes se toman su profesión no como un espectáculo, sino como un servicio público, han cumplido con su obligación, que no es otra que arrojar luz y rigor en medio de una confusión buscada por quienes aprovechan la pandemia para debilitar nuestras democracias.
Les decía hace un momento que quiero ser optimista. Y voy a serlo. Estoy segura de que el año próximo y el siguiente volveremos a premiar a más extremeños destacados.
Y ya sin mascarilla, rodeados de los cientos de personas que habitualmente nos acompañan y que hoy no hemos podido invitar. Soy optimista porque confío en la fuerza de mis compañeros de HOY, en la fuerza de Vocento, nuestro grupo editor, y en la fuerza y la resistencia de los sanitarios y de los trabajadores y empresarios españoles. En la fuerza de todos ustedes. En la fuerza de la encina, nuestro símbolo.