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Rehala durante una montería en Alía, cerca de Guadalupe. HOY

Los perros de caza, en el punto de mira

Javier Mejías, presidente del colectivo en una región donde hay 800 rehalas con 40 perros cada una, muestra su preocupación por la futura Ley de Bienestar Animal

Sábado, 17 de septiembre 2022, 21:02

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Los rehaleros de la región están preocupados y desconcertados. Su oficio está ahora mismo entre el reconocimiento y la posibilidad de abolición. Por un lado, la Junta de Extremadura inició en abril de 2021 un expediente para declarar Bien de Interés Cultural estos conjuntos de perros que colaboran en los lances de caza, principalmente monterías. Por otro, está en trámite una ley, la de Bienestar Animal, que pide eliminar las rehalas argumentando «prácticas crueles», en palabras de la secretaria de Estado para la Agenda 2030, Lilith Verstrynge, de Podemos, partido que sostiene al Gobierno y que pone en un brete al PSOE, que sí es partidario de sacar de esa ley determinados usos de los animales, como los perros de caza que intervienen en las monterías, siendo Extremadura uno de los territorios donde más arraigada está esta práctica.

La enmienda a favor de mantener las rehalas se presentó el miércoles pasado. De esta negociación entre los socios de Gobierno y de cómo quede finalmente redactada una ley que entraría en vigor a principios de 2023 depende gran parte del sector cinegético en Extremadura, considerado un motor económico en muchas comarcas. Pero, sobre todo, como subraya la Junta, ayuda fijar población en el entorno rural, posición que comparte también el PP, segundo partido mayoritario.

«Estamos muy preocupados», confesaba esta semana a este diario Javier Mejías, de Villanueva de la Serena y vicepresidente de la Federación Española de Rehalas, además de presidente de la Federación Extremeña de Recoba, que agrupa a la primera, a las asociaciones de rehalas de Plasencia, de Cáceres, de Las Villuercas y a las de la zona sur de Extremadura (Aresur). Mejías expuso este sábado en la Feria de la Caza y la Pesca (Feciex) que se celebra en Badajoz cómo está la situación. También deja claro que pelearán por su supervivencia . «En España hay tres millones de cazadores que pueden dar la vuelta a unas elecciones y eso los políticos lo saben», dice.

«La caza sin perros es como querer celebrar un partido de fútbol sin poder meter la pelota en el estadio»

Javier Mejías

Presidente de la Fed. Extremeña de Recoba

Para seguir poniendo números al sector añade que Extremadura es la segunda comunidad donde más rehaleros hay en España, solo por detrás de Andalucía y con cifras similares a las de Castilla-La Mancha. Pueblos fuertemente ligados a las rehalas donde muchos viven de ellas serían Manchita, Quintana de la Serena, los de la Sierra de San Pedro, Herrera del Duque, Guadalupe o muchos de la comarca de las Villuercas-Jara-Ibores, señala Quirico Matamoros, secretario de la Federación Extremeña de Recoba.

Así funcionan las rehalas

Para los no iniciados, una rehala en acción tiene de media unos 25 perros, aunque habría que sumar diez o doce más que se quedan en casa, bien porque alguna hembra está alta, preñada o recién parida, otros porque son cachorros o algunos porque se están curando de alguna herida pues no hay que olvidar que estos perros se encargan de acosar jabalíes o venados.

Mejías calcula que en la región hay entre 750 y 800 rehalas, de las cuales se suelen encargar el propietario que la mantiene y el perrero que sale al monte con los perros. «De esto no se vive directamente. Es una afición que lo mismo practica un médico o abogado que un albañil o agricultor. Antes de que esto se profesionalizara se obtenía más a cambio, pues lo normal era aportar tu rehala por un puesto de caza en la montería más la propina y esos puestos, que luego se podían vender, podían costar entre 150 y 1.500 euros según la finca. En la actualidad se cobra unos 250 euros por un día de montería, pero hay muchos gastos», ilustra Mejías.

Según dice, es posible que haya rehaleros ilegales que no tienen registrado como núcleo zoológico el lugar donde viven sus perros, el cual debe tener unas condiciones óptimas. «Pero son los menos, no habrá más de sesenta en Extremadura y debería perseguirlos el Seprona o la Junta con sus inspecciones, pero los maltratos de los que algunos hablan prácticamente no ocurren», declara.

Este rehalero subraya además que son perros que buscan salir al monte a cazar por genética. «Tienen un cruce de tres razas, el mastín y el podenco, que aportan fortaleza y velocidad, y el grifón, que es como un sabueso, del que obtiene el olfato. En el caso de Extremadura estamos a punto de que se apruebe, gracias a otro informe, ahora de la Facultad de Veterinaria de Cáceres, una raza autóctona extremeña como es el perro rehalero naveño, procedente de Navatrasierra, cerca de Guadalupe», explica Mejías.

Como especialista, reconoce no obstante que «la vida de un perro de rehala es más corta por el desgaste que tienen en el monte, por eso un perro cazando suele durar activo unos cinco años y luego se quedan en casa, pero eso de los ahorcamientos es una propaganda que hacen desde Podemos. Y si esos desalmados existen, que se les castigue», afirma tajante.

En su opinión, «en el ámbito político hay gente empeñada en cargarse la caza y prohibir las rehalas es una vía para acabar con ella porque sin perros es como intentar celebrar un partido de fútbol sin poder meter una pelota en el estadio».

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