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Rosa y Juana, de Valverde de Mérida, a la salida de un supermercado en la capital. BRÍGIDO

La pandemia encarece la cesta de la compra

Subida ·

Hasta un 23% se han llegado a incrementar los productos frescos (frutas y hortalizas), unas subidas que las grandes superficies achacan a la estacionalidad

Domingo, 7 de junio 2020

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Rosa María González sale de un supermercado de Mérida con el carrito de la compra a tope. Verduras, leche, aceite, pan, papel higiénico... Es de Valverde de Mérida. Lo hace junto a Juana Molina, otra vecina de este pueblo de la comarca emeritense. Las dos mujeres valverdeñas rondarán los 50 años. «Cien euros más al mes», repite a modo de mensaje reiterado Rosa cuando se le pregunta por cómo lleva el gasto de productos alimentarios y no alimentarios durante la pandemia. «Si antes lo normal era que las compras que hago llegaran a los 300 euros al mes, ahora alcanzan los 400. Lo tengo comprobado», remarca.

En la otra punta de la ciudad, Guillermo Granja (80 años) y su mujer María Dolores (79), cargan su coche aparcado frente a otro súper. Guillermo saca el ticket de compra y lo muestra al equipo de HOY antes de concretar. «24 céntimos más cara la caja de seis litros de leche desnatada respecto a antes de empezar el estado de alarma. Claro que los precios han subido porque se aprovechan de las circunstancias», sentencia.

Rosa, Juana, Guillermo y María Dolores ponen números a lo que en otros casos es una mera sensación. «Sinceramente no me fijo mucho en los precios. Llego, compro rápido lo que necesito y me voy», indica una clienta que sale de otro súper emeritense.

La estadística oficial dice que durante el estado de alarma se han consumido más alimentos y productos de limpieza y que el precio de los productos frescos como hortalizas y frutas ha subido un 23% de media a finales de mayo (ahora empieza a ser menor) respecto al mismo periodo del año anterior. Las legumbres cuestan un 10,2% más, por ejemplo.

Sectores

Mientras los alimentos de forma general se encarecen para el consumidor, para el productor, los agricultores y los ganaderos, las cosas han cambiado poco. Solo los fruticultores están felices. Pero los ganaderos de ovino o porcino lo están pasando realmente mal.

«Hay menos hectáreas en producción y más demanda porque las familias consumen en casa, no en los restaurantes y eso incrementa siempre el precio de las frutas y hortalizas. Nuestro sector no se puede quejar porque nos pagan más que el año pasado, pero otros sectores agrarios lo están pasando muy mal», explica Miguel Ángel Gómez-Cardoso, gerente de la Asociación de Fruticultores de Extremadura.

«Nos han exigido producir más durante el estado de alarma, no hemos parado pero como se está viendo ni siquiera con la ley de la cadena alimentaria se están consiguiendo precios justos para el campo», remata Ignacio Huertas, secretario general de UPA-UCE.

«Las cuentas son que ahora el paquete de galletas me cuesta diez céntimos más caro; el de leche, lo mismo; quince céntimos más el kilo de naranjas», enumerar Rosa, que durante el confinamiento en Valverde de Mérida vive con otros tres familiares.

Juana asiente. Su bolsillo también se ha resentido, aunque no se atreve a especificar qué gasto mensual de más ha debido asumir entre marzo y junio. «Y eso que al principio la gente se volvió loca a comprar y acaparar alimentos y otros productos. Eso disparó aún más el gasto. Luego el consumo se ha normalizado pero los precios han subido, con lo que los consumidores seguimos sufriendo igualmente», dice.

María Dolores y Guillermo cargan su coche tras la compra. BRÍGIDO

Ingresos y gastos

«Nuestro gasto medio es alto porque no solo consumimos mi marido y yo. Hago muchas veces comida para mi hija, que no vive con nosotros pero sí en Mérida. Gastaremos al mes entre 700 y 1.000 euros. Antes del estado de alarma no llegaba a tanto», explica María Dolores. «No miramos otros sitios para ir a comprar. Venimos al que está más cerca de casa. Me da que tampoco debe haber mucha diferencia de precios. Todos han subido», añade su marido.

Los supermercados señalan que los productos que han subido lo han hecho «por razones de estacionalidad», como los cítricos al final de la campaña o la cebolla en el corto periodo de tiempo que debe importarse al no haber producción nacional. «Se trata de subidas muy localizadas también en algunos productos que han experimentado una demanda puntual inusualmente alta como la levadura», expresa Maribel Martín-Romo, presidenta de la Asociación de Supermercados de Extremadura.

«La estructura de la distribución con base alimentaria en España aporta una gran capacidad de elección de establecimiento al consumidor, que tiene disponibles dos o tres tiendas muy cerca de sus casas. Este factor garantiza la competencia y permite que los precios se formen de manera eficiente», agrega.

«Seguramente ese incremento de precios por parte de los grandes distribuidores alimentarios se debe que han hecho frente a gastos por la pandemia. En todo caso, para el campo no está siendo lo beneficioso que debería ser que se consuma más», dice Ángel García Blanco, presidente de Asaja Cáceres.

Francis, en su tienda de alimentación situada en la barriada de Las Abadías de Mérida. BRÍGIDO

Francis, con su tienda en alimentación desde hace 30 años en la calle Medea, en el barrio emeritense de Las Abadías, apostilla: «Las tiendas de barrio no hemos subido los precios de los alimentos. En mi caso, incluso he bajado algunos. Nuestros márgenes de ganancia son más normales, más ajustados y ofreciendo productos de cercanía y calidad», dice. Reconoce que está vendiendo más. «La crisis igual ha servido para reconocer más el valor de las tiendas de barrio», añade.

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