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María Escudero en uno de los múltiples laboratorios en los que ha trabajado.
María Escudero en uno de los múltiples laboratorios en los que ha trabajado. HOY
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«La investigación que lidero es clave para afrontar la emergencia climática»

María Escudero Escribano. Investigadora cacereña en el Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología

Álvaro Rubio

Cáceres

Viernes, 15 de diciembre 2023, 07:55

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María Escudero Escribano (Cáceres, 1983) es una investigadora que ya es un referente a nivel nacional e internacional. A esta ingeniera química por la Universidad de Extremadura y doctora por la Autónoma de Madrid le avala una carrera llena de reconocimientos. Más de 70 publicaciones científicas en revistas de prestigio como 'Science' , tres patentes o el Premio Fundación Princesa de Girona son solo un ejemplo de una trayectoria llena de éxitos. Actualmente es catedrática de investigación ICREA en el Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología (ICN2), donde dirige el grupo de Nanoelectrocatálisis y Química Sostenible, pero antes pasó la Universidad Técnica de Dinamarca, la de Coopenhague, donde formó el grupo de investigación que lidera, y la de Stanford en Estados Unidos.

–¿De dónde viene su pasión por la ciencia?

–Mis padres dicen que era muy curiosa. Ellos se dieron cuenta de mi pasión por las ciencias desde muy pequeña, y siempre lo potenciaron y me apoyaron. Además, mi padre estudió Ingeniería Técnica Industrial con especialidad en Química. En mi casa había muchísimos libros de Química, él me enseñaba y yo la estudiaba por mi cuenta.

–¿Qué objetivos tienen sus investigaciones?

–La descarbonización del transporte, la industria y el sistema energético. Trabajamos con nuevos materiales que son electrocatalizadores para convertir y almacenar energía renovable y a la vez producir combustibles y productos químicos de manera sostenible.

–Básicamente, trabaja diariamente para frenar el cambio climático.

–La investigación que lidero es clave para afrontar la emergencia climática, que es uno de los mayores retos a los que se enfrenta la humanidad. Necesitamos tomar medidas inmediatas para esta crisis global. Mi visión se centra en usar la electroquímica y los nanomateriales para construir un modelo de sociedad sostenible basado solo en renovables. A partir de reacciones electroquímicas podemos convertir la electricidad proveniente de energía solar o eólica en productos renovables. Como no siempre brilla el sol ni sopla el viento, mediante estos procesos podemos almacenar la electricidad renovable y, ademas, producir energía, materiales y combustibles sostenibles. A través de nuestros proyectos investigamos materiales avanzados como catalizadores para procesos que logren descarboniozar y revolucionar sectores como la energía, la industria, el transporte y la agricultura. Por ejemplo, producimos hidrógeno verde a través de la electrólisis del agua, pero el hidrógeno verde es solo el principio. También podemos usar estas tecnologías para convertir gases como el dióxido de carbono y el metano, principales responsables del calentamiento global, en combustibles limpios y otros productos útiles.

La revolución verde

–¿Puede una región como Extremadura liderar la revolución verde?

–En Extremadura y en España en general somos ricos en renovables y, especialmente, en energía solar. Hay que aprovechar esta oportunidad única y urgente de invertir en procesos de almacenamiento de energía renovable y en soluciones científicas y tecnológicas para descarbonizar nuestra economía.

–¿Se invierte suficiente en ciencia?

–Se necesita una apuesta decidida en investigación en España, que está a la cola de Europa en inversión en ciencia.

–Suena casi de otro planeta tener un propio grupo de investigación con poco más de 30 años.

–He estado entre Dinamarca y Estados Unidos diez años y fue en Dinamarca donde formé mi grupo de investigación. Lo hice con 33 años y para eso se necesita muy buena financiación, que afortunadamente la tuve. En ese sentido Dinamarca apoya mucho a científicos y a científicos jóvenes. Tuve un grupo de entre diez y doce investigadores y eso es que lo que espero conseguir aquí, en Cataluña, este año.

–Se imagina desarrollar su propio grupo de investigación en Extremadura.

–Ahora estoy muy a gusto en Cataluña porque las condiciones de trabajo son excelentes. Soy de Cáceres y me encanta, que es donde está mi familia, pero para eso se tienen que dar unas condiciones excelentes como las que tengo ahora.

Escudero recientemente tras recoger el premio Extremeño de HOY. HOY

La ciencia en los medios

–Dentro de diez años el Diario HOY cumplirá un siglo. ¿Cómo se imagina el mundo de la información dentro de una década?

–Estaría bien que se hablara más de ciencia, pero no de si existe o no el cambio climático, algo que ya sabemos desde hace tantas décadas. Que se hable de dónde estamos y que no quede ninguna duda de las evidencias científicas.

–¿Se vive actualmente un repunte de movimientos anticiencia?

–Sí, cada vez es más fuerte, por desgracia. Siempre ha habido, pero con la pandemia se intensificó, por ejemplo, con los antivacunas. Eso hay que combatirlo informando bien.

–¿Continúa la ciencia siendo un mundo de hombres?

–Las carreras científicas las suelen estudiar más o menos el mismo porcentaje de hombres que de mujeres, pero a medida que se va avanzando, con el doctorado por ejemplo, empieza a haber más hombres. Cuando llega la investigación posdoctoral y hay que conseguir una plaza de profesor, ahí ya el número de mujeres es mucho menor. Es lo que se conoce como la gráfica de tijera. La realidad es que a nivel de catedráticos, nosotras somos una minoría y el problema es que eso no está cambiando prácticamente. Estamos avanzando muy lentamente.

El porcentaje de mujeres que lideran grupos de investigación es pequeño. Por ejemplo, en mi centro hay 19 grupos y solo tres mujeres liderando. En ciencia, nosotras nos encontramos muchos más obstáculos y micromachismos a diario. Eso es así en nuestra profesión y en todas. Nos queda mucho camino por recorrer para conseguir la igualdad real. Existen barreras que impiden a las mujeres avanzar en sus carreras y acceder a puestos de liderazgo. Estas barreras incluyen sesgos de género, falta de apoyo y oportunidades de desarrollo profesional o falta de reconocimiento.

Estamos muy poco representadas en los puestos de liderazgo.

–¿Qué se puede hacer para cambiar eso?

–Lo primero que todo el mundo reconozca que no hay igualdad real y hay que luchar por eso. Si en el colegio y en el instituto no hay visibilidad de mujeres en ciertas profesiones eso será un problema porque no lo verán como una opción.

–¿En su caso ha tenido referentes que sean mujeres?

–Yo siempre supe que me quería dedicar a la investigación. Lo tenía clarísimo, pero es cierto que en mi último año de instituto participé en el Aula de Verano Ortega y Gasset en la Universidad Menéndez Pelayo, en Santander. Participé en la primera edición que reunió a los estudiantes con mejor expediente en cada una de las comunidades autónomas y allí teníamos clases magistrales con expertos en diferentes áreas. Una de ellas la impartió la bioquímica española Margarita Salas y ella me inspiró muchísimo como una referente y modelo a seguir.

–¿Qué le diría a las niñas que sueñan con ser científicas e investigadoras?

–Si es su pasión, como era la mía, que luchen por ello y se centren en lo positivo. Que no es cuchen a quien no les motiva porque con trabajo y esfuerzo lo pueden conseguir. Que persigan sus sueños y crean en ellas mismas. La ciencia es fascinante y es urgente para construir un futuro sostenible y mejorar la calidad de vida.

–¿El hecho de ser joven también ha provocado que duden más de usted?

–Sin duda. Muchas veces me han tratado como si fuera estudiante de doctorado y con paternalismo, sin darme credibilidad por el hecho de ser joven.

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