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Juan Carlos Ramos
Martes, 15 de abril 2025, 08:51
El cielo no daba tregua y el que más y el que menos daba por hecho que este año habría que permanecer bajo techo en la Semana Santa de Plasencia. Las nubes, y también los pronósticos de la Agencia Estatatal de Meteorología, pusieron en vilo a la hermandad de la Pasión desde primera hora de la tarde. Está acostumbrada a vivir bajo esa incertidumbre. Ya el año pasado, la lluvia estuvo a punto de impedir que Jesús de la Pasión y María Santísima del Rosario salieran en procesión. Esta vez, la historia fue casi calcada. A las 21.10, las puertas de Santo Domingo se abrieron y ambos pasos cruzaron el umbral con decisión, desafiando al cielo y encendiendo la expectación de los placentinos, envueltos en chubasqueros y paraguas.
Entre los asistentes, una invitada de excepción: María Guardiola. Con Fernando Pizarro, como escolta, la presidenta de la Junta de Extremadura vivió de cerca los preparativos de la procesión, en el interior del templo cofrade, y, ya en la rampa de bajada, participó en una levantá.
Con túnica y capirote verde, capa, cíngulo y guantes blancos, cerca de 700 cofrades, de los más de mil que conforman esta hermandad, acompañaron a sus titulares en el recorrido por las calles del centro histórico. Jesús, en su paso de misterio, marchó acompañado de Herodes, dos soldados romanos y un miembro del sanedrín. La imagen, como la de la Virgen, es obra del sevillano Antonio Dubé de Luque, quien dejó en ellas su particular impronta de fuerza y dulzura. El momento doblaba su emoción al saber que se cumplía el 25 aniversario de su bendición.
El paso de palio de María Santísima del Rosario lucía con elegancia una saya azul y un manto de terciopelo rojo. Acompañada por el ritmo solemne de la banda Ciudad del Tormes, de Salamanca, caminaba con ese vaivén contenido que hace del silencio un lenguaje sagrado. Tras el paso de Jesús, fue la agrupación musical de la Sagrada Cena la que marcó el compás, firme y contenido.
Los costaleros —unos 65 por turno en el paso de Cristo— y las costaleras del de la Virgen compartieron esfuerzo y fe. A cada levantá, un aplauso. A cada giro ajustado, un suspiro. A su paso, el respeto y la emoción de un público que llenó las aceras pese al temor a la lluvia.
La noche avanzó entre incienso, luces titilantes y el murmullo de rezos. Desde Santo Domingo a la Plaza Mayor, y de allí a la plaza de la Catedral, el cortejo dejó estampas de belleza contenida y devoción serena.
la cita más multitudinaria llegará el Domingo de Resurrección, cuando se produzca el Encuentro entre la Virgen y el Resucitado. Saldrán de nuevo de Santo Domingo, esta vez por caminos distintos, para reencontrarse en la Plaza Mayor y regresar juntos al templo. Pero esa será otra historia. La de este Lunes Santo fue la de una hermandad que no se rindió al cielo y salió a la calle con paso firme.
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Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Jon Garay
Jon Garay e Isabel Toledo
J. Arrieta | J. Benítez | G. de las Heras | J. Fernández, Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Julia Fernández
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