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Una familia posa con sus trofeos ayer en la Sierra de Recuero.

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Una familia posa con sus trofeos ayer en la Sierra de Recuero. L. P.

Doscientas piezas lucen la montería de Azuaga

Caza. Cincuenta rehalas, unos mil perros, participaron en este evento de referencia que se celebra ininterrumpidamente desde los años 70

LUCIO POVES

Domingo, 30 de octubre 2022, 08:03

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La tradicional montería de Azuaga lució ayer con unas 200 piezas en una jornada con calor, pero con muchas emociones en la sierra. Esta cita, referente en el sector, sigue fuerte tras celebrarse por fin sin restricciones sanitarias.

La montería celebrada este sábado en la sierra de Recuero, en una finca de propiedad municipal, volvió por sus fueros. Se celebraba, organizada por el propio ayuntamiento, tras la pandemia, sin restricciones sanitarias y además con perspectivas muy buenas. Solo el calor, que hizo acto de presencia a partir de las doce, hizo mella en los cazadores y en los perros que cubrieron sus necesidades de agua en sitios adecuados.

Los animales cazados fueron siete los gamos (cazados por primera vez en esta sierra); 90 venados y unas 100 ciervas. Además de una veintena de cochinos, varios de ellos muy buenos. También, entre los venados, destacaban varios de buen porte.

50 rehalas

Cincuenta rehalas (unos mil perros) se soltaron a las 11.30 horas de la mañana y la sierra se llenó de sonidos de caza. Había ganas de cazar y los rehaleros lo hacían por primera vez en Azuaga, en este año en que la rehala se ha declarado en Extremadura Bien de Interés Cultural.

Las reses (venados cochinos y gamos) se levantaron de sus encames entre el gran eucaliptal de esta sierra que se montea entera supone más de 2.600 hectáreas.

Los gamos eran una gran novedad ya que, hasta este año, según explicó el capitán de montería Martín Sánchez-Sánchez de la Vaquera, no se ha contemplado su caza en el plan cinegético.

Los números de esta montería son apabullantes. Se viene celebrando casi ininterrumpidamente desde mediados de los años setenta, como nos aseguró ayer el concejal de Agricultura del Ayuntamiento José Rodríguez de Sanabria: «Menos unos años en que se cedió a una orgánica de fuera, desde entonces es el ayuntamiento el que organiza esta montería que pretende convertirse en una fiesta a la que puedan acudir en un mismo puesto padres hijos y nietos».

De hecho, no ha habido dificultad para vender los 185 puestos con los que se cerró la mancha, a cazadores locales y de fuera de Azuaga que, junto a sus acompañantes pasaron un día espléndido.

«Hay que tener en cuenta», señaló el capitán de montería, «que todas las armadas llegan a sus puestos en sus propios coches por caminos que están muy bien acondicionados».

En total, si a los cazadores y acompañantes se unen los perreros, postores, personal de servicio, guardería, policía y protección civil, guías de rehalas etc., esta cita reunió a más de 500 personas.

Empezar con migas

Los participantes comenzaron la jornada a las siete y media de la mañana con unas migas en la plaza de toros de Azuaga. Desde allí salieron los cazadores hacia la sierra distante unos diez kilómetros de la población.

La mañana, debido a la intensidad de la montería, pasa rápido desde el momento en que las rehalas comienzan a correr por el monte y se mezclan ladridos y disparos. Entre los cazadores experimentados había incluso familias al completo.

Todo termino sobre las tres de la tarde con el tradicional cocido de garbanzos, en el cortijo de los Miradorcillos, donde se presentaron las piezas cazadas. Los servicios veterinarios analizaron los animales y fueron transportados a los mataderos para ser procesados.

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