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Un paraíso de sencillez, belleza y de honestidad

Día de Extremadura

Un paraíso de sencillez, belleza y de honestidad

María Guardiola

Viernes, 6 de septiembre 2024

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Hoy Extremadura celebra su talento y su constancia. Dos elementos que, siempre unidos, son parte de nuestro carácter. La capacidad de imaginar un destino y la fuerza para llegar hasta él. Hoy es nuestro día, el Día de Extremadura, de nuestra tierra madre. De nuestra esencia, de nuestros anhelos y de nuestras tradiciones. Y, por supuesto, el día de nuestra patrona, la Virgen de Guadalupe, que es también Reina de la Hispanidad. Extremadura es «suelo de historias», como ya fijó para siempre el maestro José Rodríguez Pinilla en nuestro himno. Sobre esta tierra se han tejido algunos episodios trascendentales en España. Por aquí han pasado tartésicos, romanos, visigodos, árabes, judíos y cristianos, dejando su huella en las calles de una región, además, marcada por la frontera con Portugal y con un gran protagonismo en las expediciones al Nuevo Mundo.

Hace unos meses, en Yuste, la Comisión Europea entregó al Monasterio de San Jerónimo el Sello del Patrimonio Europeo por la aportación de nuestra tierra a la identidad de nuestro continente. Somos un puente con los pueblos de Hispanoamérica y, sin este vínculo, Europa y el mundo no serían hoy como los conocemos.

Tenemos una superficie de más de cuarenta mil kilómetros cuadrados y una población de más de un millón de habitantes. Hay dispersión geográfica, pero no sentimental. Los extremeños estamos unidos y así lo festejamos. Porque nuestra extensión, la de nuestro mundo, no se mide en kilómetros, sino en emociones. Y sentimos, unos por otros, gratitud, orgullo y esperanza.

También hoy recordamos este afecto compartido. El de las presencias y las ausencias. El de la alegría por los éxitos ajenos. El de la generosidad, el del aprendizaje, el diálogo intergeneracional, el apoyo mutuo. También eso es Extremadura. Una arquitectura humana, unas expectativas compartidas y una ilusión infatigable.

Hoy siento, también, gratitud. Desde que soy presidenta de la Junta de Extremadura, cada día, tengo la oportunidad de conocer la historia de algún extremeño, de su familia, de sus proyectos, de sus perspectivas… Soy consciente de la cantidad de personas que, con coraje y mucho sacrificio, han ido allanando el camino y hacen posible la Extremadura actual.

Estoy al tanto de la cantidad de personas que, en silencio y sin aspavientos, han hecho que el nombre de Extremadura suene en todas partes gracias a su esfuerzo cotidiano. Nuestro patrimonio natural, cultural y humano es incalculable. El pueblo extremeño, y es motivo para el júbilo en una fecha como hoy, es leal, es solidario y es respetuoso. Y, pese a las adversidades, y a no contar con los privilegios de los que otros se han beneficiado históricamente, construye su proyecto de vida con entusiasmo y dedicación.

Las ganas de cambio de los extremeños me trajeron hasta aquí y son las que están haciendo posible el crecimiento de Extremadura y la puesta en marcha de medidas ambiciosas para mejorar nuestro día a día. Esta semana lo leíamos en estas mismas páginas: «El paro baja en 365 personas en agosto sobre julio en Extremadura, hasta los 70.550 desempleados totales». Este número total de desempleados es la cifra más baja en un mes de agosto desde 2003 y, por tanto, un indicador de que las cosas se están haciendo bien. Cada uno tiene derecho a tener su opinión, pero los hechos son los mismos para todos.

El gobierno de la Junta de Extremadura va a seguir estando a la altura de los extremeños. Pienso hoy en los merecedores de las medallas que entregamos ayer. En José Pizarro, en Álvaro Martín Uriol, en Asunción Gómez, en las Hermanas Josefinas de la Santísima Trinidad de Plasencia…

Sin renunciar a nuestras raíces, a esta tierra que hoy celebramos, y con la legítima aspiración de que se nos reconozca el empeño y podamos recoger el fruto de nuestro trabajo. Por ello, 'Extremadura: la tierra madre' es el lema elegido para este 2024. En el cartel, de José Tomás Pérez Indiano, la diosa

Ceres, protectora de la agricultura y fecundidad en la antigua Roma, ataviada con una corona de ramas de encina, bellotas y flores del cerezo, lleva nuestra bandera sobre sus hombros. A sus pies, dos niños vestidos con el traje regional sostienen un tren de juguete en alusión a nuestra reivindicación histórica.

Dijo José Tomás que el cartel se inspira en Extremadura como mujer en homenaje a la feminidad y a las mujeres que han forjado el carácter de esta tierra con su labor imprescindible durante generaciones. Y coincido con él: son muchas las mujeres extremeñas que han contribuido al progreso de Extremadura.

Este verano tuve la oportunidad de leer 'La primera mestiza', de Carmen Sánchez-Risco, y, además de la protagonista, Francisca Pizarro Yupanqui, me sorprendieron la cantidad de mujeres fuertes que la rodeaban y que propiciaron que el mundo sea hoy tal como lo disfrutamos.

Extremadura está orgullosa de sus orígenes y tiene que defender la unión y hermandad con los pueblos hispanoamericanos.

Este 8 de septiembre es un buen momento para ello porque el Día de Extremadura es el día de todos los extremeños, pero también de todos aquellos que se sienten vinculados a nuestra esencia. Extremadura, con el aprendizaje de años de historia, avanza sin complejos hacia su futuro. Celebro nuestro día y celebro la vida de cada extremeña y a cada extremeño.

Porque sé que lleváis en vuestro corazón la tierra y el cielo de nuestra comunidad. Porque sé que soñáis en verde, blanco y negro. Hoy es vuestro día. Hoy celebramos la fortuna de haber nacido en este paraíso de sencillez, de honestidad y de belleza.

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