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Recogida de aceituna cerca de Aceuchal. HOY
Crónica Negra

Al señorito no se le puede decir que no

En Aceuchal en 1912 hubo un caso de asesinato contra un padre que se negó a que un rico saliese con su hija y se puso como ejemplo del poder de los caciques

Sábado, 7 de enero 2023, 07:38

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El señorito Antonio, hijo de la familia más rica de Aceuchal, quería salir con María, la hija de un agricultor del mismo pueblo. Decían los vecinos que esta joven era agraciada y modesta. El rico la cortejó y su historia acabó en tragedia.

Antonio consiguió interesar a María y los jóvenes estuvieron, como se decía entonces, «en relaciones amorosas». Sin embargo el padre de la joven, un modesto agricultor, se opuso.

Según se reveló en el juicio posterior, Juan le había prohibido a su hija verse con Antonio e indicó a este 'señorito' que no podía visitar su casa. Temía que, debido al dinero que tenía él, se aprovechase de la joven y «padeciera su reputación».

María aceptó la prohibición de su padre y, desde entonces, siempre salía acompañada de su madre. Antonio no llevó bien perder a la chica y les perseguía e increpaba por el pueblo. También tuvo varios episodios violentos con el padre. En una de ellas el agricultor repelió al rico a pedradas.

El 31 de enero de 1912, a las ocho de la mañana, Juan estaba cargando aceitunas en el molino del pueblo cuando vio al 'señorito' Antonio que le retó a una pelea y le amenazó con una escopeta. El agricultor rechazó el desafío y se marchó gracias a que intermediaron unos guardas municipales.

Unas horas después Juan salió de Aceuchal por la carretera hacia Almendralejo. Iba a una finca llamada El Manso a comprar aceitunas. Cuando estaba a la altura de un lugar llamado Pereditas, apareció el rico, que lo había alcanzado campo a través. Se subió a una valla y lo apuntó. Juan le reprochó su cobardía por usar escopeta para intimidar y el rico disparó. Le destrozó la cabeza y murió en el acto.

El ruido del disparo atrajo a un vecino, Tomás, que reprendió al 'señorito' por matar a Juan. Entonces Antonio recargó el arma, le apuntó y le dijo: «Tú a callar».

El juicio

Cuando llegó el juicio, en septiembre de ese mismo año, los vecinos temían que el asesino saliese libre. En 1912 estaba muy presente el caso más famoso de la época, el crimen de Don Benito que sucedió 10 años antes. En este un 'señorito', don Carlos, mató a una joven, Inés María, por negarse a tener relaciones con él y rechazarlo en público. Las crónicas explicaban que, cuando fue ejecutado el asesino, 5.000 personas fueron a visitar el cadáver porque los vecinos no se creían que hubiesen matado al hijo de un rico.

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Una década después el temor era el mismo. El periódico La Región Extremeña, que era izquierdista, aseguró que la familia del 'señorito' Antonio estaba presionando para que se librase del crimen. «Dícese que la familia del procesado, que goza de buena posición social, viene trabajando tiempo cerca de los testigos del sumario con el fin, sin duda, de que atenúen sus declaraciones», publicó el periódico antes de arrancar el proceso judicial.

La prensa también comentó que hubo presiones contra la familia de la víctima para que no ejerciesen la acusación particular, pero la viuda se mantuvo firme y contrató a un abogado muy conocido entonces, Juan Díaz Ambrona.

Otro miedo que fue analizado en la prensa es que el jurado se viese intimidado por el dinero y el prestigio del acusado. Aseguraron que, en otros procesos, había ciudadanos que incluso pedían quedarse fuera del jurado por miedo a represalias.

«La intervención del caciquismo en cualquier clase de asuntos es altamente perniciosa», publicó La Región extremeña en un artículo de opinión sobre el proceso. «Siempre que se ejecuta uno de los llamados delitos de sangre y el autor cuenta con la protección de un cacique o pertenece a una familia influyente el caciquismo trabaja sin descanso para que el procesado sea absuelto o se le imponga una pena relativamente suave».

«Las lágrimas de la viuda, de los hijos, de los hermanos del interfecto, nada valen para el cacique», concluyó el duro artículo.

Finalmente el juicio se celebró los días 23, 24 y 25 de septiembre de 1912 en la Audiencia Provincial de Badajoz. El fiscal lo consideraba homicidio, la acusación particular asesinato y la defensa pedía dejar libre al acusado por haber obrado en defensa propia.

El acusado testificó el primer día asegurando que disparó porque temía por su vida. Luego comenzaron los testimonios de los testigos y, como había advertido la prensa, hubo vacilaciones y cambios de versiones. La prensa recogió que las dudas de los testigos causaron muchos rumores entre el público que estaba advertido de lo que podía ocurrir. De hecho hubo peticiones para que el proceso se celebrase en Aceuchal. Alegaban que los jurados y los testigos se sentirían más cómodos, ya que la capital pacense les intimidaba.

Finalmente llegó el veredicto y los miedos se hicieron realidad. El jurado declaró inculpable a Antonio. El fiscal y la acusación particular exigieron un nuevo juicio y el juez lo concedió, pero nunca se celebró. El 'señorito' salió libre.

Un año después del juicio La Región Extremeña publicó un artículo con el mismo pueblo y el mismo cacique como protagonista. El rico del pueblo prohibió al peluquero cortarle el pelo a sus rivales políticos, por lo que tenían que viajar a otras localidades para arreglarse.

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