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Santo Domingo a inicios del siglo XX. HOY
CRÓNICA NEGRA EN EXTREMADURA

Otra pelea de amigos acabó mal hace más de cien años

En 1912 en Badajoz dos conocidos tuvieron un enfrentamiento en una taberna de la plaza Alta después de tomar unas cervezas y el conflicto acabó en crimen

Sábado, 9 de septiembre 2023, 07:43

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El verano de este 2023 ha quedado marcado en Badajoz por una pelea entre amigos que acabó de la peor forma posible. La ciudad, y especialmente los que conocen a la víctima y al detenido, han quedado conmocionados. No es la primera vez, la capital pacense vivió una sensación parecida hace más de cien años, también en verano. Entonces no fue en un bar de Las Vaguadas, sino en una taberna de la plaza Alta, pero el desenlace también fue trágico.

En julio de 1912 Gregorio M. era pintor y Ángel V. era herrero. Ambos rondaban los 30 años, ambos estaban solteros y a los dos les gustaba tomarse algo después del trabajo en distintas tabernas del Casco Antiguo. Formaban parte de la misma pandilla. Eran amigos, aunque muchos relataban que era habitual que se picasen entre ellos. En uno de sus encuentros, en la calle San Juan, el enfrentamiento subió de tono y acabaron forcejeando.

La situación empeoró unos días después en la taberna de Escolástica, en la plaza Alta de Badajoz. La propietaria del negocio aseguró que, tras muchas rondas de cervezas, las habituales bromas subidas de tono se convirtieron en insultos. Escolástica dijo en el juicio posterior que había sido Gregorio el que se propasó con Ángel.

Empezase quien empezase, fue Ángel el que cogió un palo para agredir a Gregorio y este se defendió con una silla sin poder evitar llevarse un golpe importante en la nariz.

Imagen principal - Otra pelea de amigos acabó mal hace más de cien años
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Los dos salieron vivos de la taberna, pero la semilla del crimen ya estaba plantada. Según los testigos, al día siguiente, Gregorio estaba pintando una fachada subido en una escalera en la calle Santo Domingo. Desde la altura vio pasar a Ángel con otro conocido, apodado 'Macetilla'.

Gregorio se bajó de la escalera sin decir nada, siguió a los dos hombres hasta la calle De Gabriel, incluso se puso de puntillas los últimos metros para no hacer ruido. Cuando Ángel sintió su presencia y se dio la vuelta, lo apuñaló. La herida, de gran profundidad, lo mató inmediatamente.

Contaron los testigos que el muerto quedó tendido en la acera y parecía dormido. La herida no sangró, la hemorragia fue interna, por lo que muchos pensaron que había sido un golpe lo que le había matado. La autopsia encontró la incisión de cuatro centímetros de ancho y diez de profundidad que fue la causa real del fallecimiento.

El juicio

El juicio se celebró dos años después y causó gran expectación en la capital pacense porque ambos amigos eran muy conocidos en la ciudad.

«A la voz de ¡Audiencia pública! se precipita en el salón una multitud que casi arroyó a los agentes de seguridad que trataban de contenerla, haciendo improbos esfuerzos. No queda un solo hueco vacío, sino mucha gente sin entrar», relató el cronista del 'Correo de la Mañana' tras la primera sesión del juicio.

Al redactor también le llamó mucho la atención que en el juzgado hubiese «muchas señoritas». Hay que tener en cuenta que en esa época no había abogados ni fiscales mujeres y tampoco podían formar parte del jurado, por lo que era poco habitual la presencia femenina en las salas de justicia. Este proceso, sin embargo, llamó la atención de muchas personas porque conocían directamente a los implicados.

El primero en testificar fue el acusado. Gregorio contó una versión muy distinta de los hechos. Aseguró que Ángel era el que se burlaba de él habitualmente y que le había amenazado con vencerle en un enfrentamiento cuerpo a cuerpo.

Según este pintor, en la taberna de Escolástica todo se complicó. Aseguró que él ya se marchaba con otro amigo, cuando Ángel dijo en alto: «Los guardias nuevos van a reventar ahora a algunos de los trasnochadores que yo conozco». Entonces Gregorio preguntó a su antiguo camarada si se refería a él y comenzaron a discutir.

En cuanto al día del crimen, el procesado negó que atacase a Ángel por sorpresa abandonando su puesto de trabajo. Declaró que iba a comprar pintura a una droguería cuando se cruzó con el herrero y 'Macetilla'. «Él me llamó la atención y yo de dije: ¿Por qué insistes, o no tienes bastante con lo que has hecho conmigo? Y mucho más que te he de hacer, me dijo sacando un arma grande del bolsillo y tirándome con ella varios golpes», testificó Gregorio que añadió que, durante la pelea, se dio cuenta de que tenía un cortaplumas en el bolsillo y se defendió. Aseguró que no lo llevaba como arma, sino para afilar lápices.

Los testigos, sin embargo, hundieron su versión. Coincidieron en que Gregorio y Ángel no cruzaron ninguna palabra antes de que el primero apuñalase al segundo.

Los forenses también rechazaron que la herida se infligiese con un cortaplumas. Esta herramienta suele medir unos cuatro centímetros y la que mató a la víctima era mucho mayor, más del doble.

Tras los testimonios el Fiscal decidió cambiar los cargos y acusó a Gregorio de homicidio en lugar de asesinato. La acusación particular, sin embargo, mantuvo que se trataba de asesinato. El letrado que representaba a la familia, según cuentan los periódicos de la época, hizo un alegato muy emotivo indicando que ese día representaba «a la viuda de la víctima porque el padre no pudo superar la muerte de su hijo y también sucumbió por la tristeza». El representante de la víctima también resaltó los informes de los guardias municipales que indicaban que «era de carácter pendenciero y desde pequeño frecuentaba las casas de lenocinio».

La defensa mantuvo que la muerte se había producido en legítima defensa y que el muerte había ido a la calle Santo Domingo en busca del acusado.

Finalmente el jurado consideró culpable a Gregorio, el juez consideró que era homicidio y le condenó a 14 años, 8 meses y 21 días de prisión.

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