El artista extremeño que reinventa los colores
Con 15 años daba clases de grafiti. Con 29, el placentino Misterpiro es un fijo en las listas de las nuevas vanguardias artísticas españolas. Suya es la portada de este suplemento especial
Quince años tenía Piro y ya daba clases en las escuelas de ocio municipales de Plasencia. Tenía una veintena de alumnos, bastantes de ellos mayores que él, claro. Les ensañaba lo mucho que sabía sobre grafitis. Solo media vida después –acaba de cumplir 29–, Andrés Sánchez-Ocaña es Misterpiro, ha pintado o expuesto en medio mundo (Madrid, Lisboa, Roma, Londres, Milán, Mónaco, Nueva York, Quito, Seúl, Chennai en India, Utila en Honduras...) y ha trabajado para algunas de las marcas más globales (Nike, Spotify, Diesel, Converse, Samsung, Nordic...). Suya es también la portada de este suplemento con el que HOYfesteja sus primeros noventa años de vida.
La obra que abre esta publicación para guardar es Misterpiro en esencia. Combinación de tonos, superposición de capas, el trazo improvisado, los golpes de color... «Me dejo guiar por las sensaciones», explica el autor, cuyas creaciones no tienen una finalidad narrativa, descriptiva o reflexiva, sino que apelan a lo emocional. Tienen tantas interpretaciones como espectadores.
«En mi trabajo siempre busco explorar las conexiones creativas con todo aquello con lo que convivo a diario», se define el extremeño en su 'artist statement' (declaración del artista), escrito por Victoria Rivers. «Me encanta experimentar –confiesa el creador–, combinar e ir más allá de los límites marcados, porque creo que el arte debe estar presente en todo, creo que es esencial para vivir la vida al máximo».
«Recuerdo la primera vez que el HOYme hizo un reportaje», evoca el joven placentino
Y esto sirve igual estando en un sitio que en otro, es tan válido en Madrid como en Plasencia, las dos ciudades de su vida. Nació Andrés Sánchez-Ocaña en la capital del país, pero como si lo hubiera hecho en la ciudad extremeña, porque en ella pasó casi toda su infancia y adolescencia, en ella está su familia y a ella vuelve cada vez que puede. En sus calles, en sus muros mejor, empezó a exteriorizar su talento, en paredes y fachadas que él conseguía mejorar con esos grafitis con los que comenzó en el arte.
Los estudios en Madrid
Pronto quedó claro que en esa afición había una posibilidad de futuro profesional, y el joven se marchó a Madrid a estudiar Diseño gráfico. Se licenció por la Universidad Complutense y se instaló en la capital del reino, desde donde viaja a cualquier sitio.
Esas salidas son siempre un motivo de inspiración, la nota inicial que le marca el principio de un camino que muchas veces tiene como guía a la inspiración. Es lo suyo «un expresionismo progresivo de sensaciones y sentimientos que van apareciendo paulatinamente en la obra, pero esta vez transformados en plástica y trazos, un acto de creación simbólica que nos hace trasladarnos a todos un abanico de emociones». «La obra de Piro –explica Rivers– se desarrolla desde la más profunda subjetividad, experiencias vitales en donde los kilómetros, personas y momentos generan todo un abanico de sensaciones y recuerdos intangibles». «Una inspiración inmaterial que sale al exterior a través del característico expresionismo abstracto de su obra y que progresivamente va desarrollándose a través del material, el color y las formas a lo largo de su trabajo».
«El arte debe estar presente en todo, creo que es esencial para vivir la vida al máximo»
Y todo eso está en la portada de esta publicación de HOY, diario con el que el artista placentino mantiene un vínculo emocional. «Me recuerda a mi tío», confiesa. Se refiere al periodista A.S.O., Antonio Sánchez-Ocaña, que pasó la mayor parte de su carrera profesional en este diario y que falleció en 2018 a los 61 años. Hace unas semanas, la Asociación Trazos del Salón, de Plasencia, editó un libro con una selección de sus artículos en este periódico, y esa obra está ilustrada por Piro, que es un reinventor de colores y que ahora está en un momento clave de su carrera.
Ha relegado a un segundo plano las colaboraciones con marcas y está más centrado en su faceta de artista en el sentido más pleno y amplio de la palabra. En un ámbito más prosaico, le ocupa también el traslado a su nuevo taller, que anuncia «será el definitivo» y estará en Carabanchel, el barrio madrileño que ha tomado ya el rol de referente de las nuevas vanguardias artísticas españolas.
A él se están mudando firmas consolidadas y emergentes, y allí se asentará Misterpiro, que no olvida sus orígenes y recuerda «perfectamente la primera vez que el HOY me hizo un reportaje». «Me acuerdo –cuenta– de que estaba pintando un mural en el instituto Pérez Comendador».
Esa foto que él menciona se la hicieron en mayo del año 2010, y le muestra sonriente, con un bote de spray negro en la mano derecha. Con él repasa los trazos de la letra 'U' del lema 'Bilingual section' (sección bilingüe). Él estaba entonces en cuarto curso de la ESO, y era el presidente de AUPAs (Asociación de Artistas Urbanos Placentinos). «Empecé con once años y he aprendido solo», contaba Misterpiro en ese reportaje, el la primera vez que apareció en este diario. Ahora lo vuelve a hacer. Y no será la última, eso es seguro.
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