Dónde comer dulces portugueses sin salir de Badajoz
La Raya posibilita un intercambio cultural y gastronómico que se ve materializado en algunas cafeterías pacenses donde es posible degustar pastéis de Belém, sericaia, bolinhas... y otras delicias del país vecino
Alba Baranda
Viernes, 13 de septiembre 2024, 19:50
La cercanía entre Extremadura y Portugal ha tenido una influencia profunda en la gastronomía de la región, creando un intercambio culinario que ha enriquecido ambas tradiciones. Bocados portugueses como los 'pastéis de Belém', el bacalao dorado y las migas han cruzado la frontera, integrándose en la mesa extremeña. De igual forma, ingredientes como el aceite de oliva, los embutidos ibéricos y el pimentón de La Vera han viajado hacia el oeste, contribuyendo a una fusión gastronómica muy especial.
Concretamente, en Badajoz, el paladar de los pacenses está muy habituado a sabores lusos, pues es más que común cruzar la frontera para desayunar, comer, merendar y hasta cenar en Elvas, Campo Maior, Villa Boim... Sin embargo, no es estrictamente necesario coger el coche para saborear algunas de estas delicias, pues en la propia ciudad existen varios establecimientos que las ofrecen.
Uno de los más emblemáticos es La Paloma, una pequeña cafetería situada en Valdepasillas y regentada por María Olinda Pinheiro y Joaquim José Henrique desde hace una década. Aunque su implicación en la hostelería pacense viene de antes, ya que tuvieron una marisquería en la misma barriada. El trabajo era muy sacrificado, según cuentan, y decidieron enfocarse en algo más dulce. Ahora tienen 'sericaia', 'bolo de bolacha', 'bolinhos de amêndoa', 'pão de rala', 'encharcada'... Y por supuesto, 'pastéis de Belém', conocidos en la ciudad como «cazuelitas». Joaquim y Olinda van todos los días Elvas, de donde proceden, a la fábrica Belchior para comprar estos dulces. Son ellos mismos los encargados de seleccionarlos y traerlos hasta su establecimiento. También aceptan encargos.
Sin embargo, Olinda asegura que en Badajoz «la gente es más de tostada». Ellos ofrecen la 'torrada' clásica de pan grueso untado generosamente con mantequilla Primor, pero también tienen el llamado 'papo seco'. «Aquí todo es portugués:el pan, la cerveza, el vino, la leche, el café y hasta el agua», remarcan.
Un café, por cierto, que levanta pasiones, al igual que sucede en Portugal. «Hay gente que viene todos los días de San Roque sólo para tomar un cortado», indican. Joaquim no esconde sus dos secretos, que parecen obvios: una máquina muy limpia y un buen café. «Yo tengo Delta Oro. Pero hay otros hosteleros que lo mezclan con café más económico para sacarle más rendimiento y pierde toda su esencia», asegura. El suyo es como dictan los baristas:con una espuma color avellana en la parte superior y un sabor que va madurando del amargo al ácido y que acaba con un punto dulce sin necesidad de añadir azúcar.
Mientras que este matrimonio va a buscar los pasteles a Portugal en su vehículo propio, hay otros en los que los dulces vienen a Badajoz y son descargados en Olha a Bica (antiguamente Aqui há Pão), en la urbanización Guadiana. Cada mañana, su vitrina es un festival de colores y sabores alentejanos que se va vaciando a medida que avanzan las horas. También sirven tostadas y venden panes portugueses de diferentes tamaños y tipos de harinas.
Y entre tanto trasiego de furgonetas cruzando la frontera, hay una que merece especial atención porque dentro va el único distribuidor de dulces portugueses al por mayor de toda España. Antonio José Reis Blanco es un cocinero elvense afincado en Badajoz desde hace 25 años. Ha trabajado en los fogones de restaurantes canarios, madrileños, cántabros y ya en los últimos años, pacenses. «Pero estaba muy cansado, es sacrificado, así que cambié de rumbo», rememora.
Hace un año y medio montó 'Portucake', una empresa con sede en Badajoz que se dedica a comprar dulces y tartas lusas en los obradores 'Casa da bolacha' (en Figueira da Foz) y 'O docinho' (en Lisboa, cerca de Setúbal) y repartirlas a distribuidores de toda España, recorriendo más de mil kilómetros muchos días. Tiene 63 años, pero asevera sentirse como si tuviera 25, por lo que no le faltan fuerzas a la hora de compartir felicidad, ya que asegura que los pasteles portugueses son «pequeñas porciones de felicidad y obras de arte».
Tiene dos líneas: la de las tartas ultracongeladas y la de los dulces, tales como 'brigadeira', pastel de nata, servilleta, bola de Berlim, 'queixada', merengue... «Lo que me encarguen, lo consigo y lo llevo», asegura este portugués. En la región distribuye placer en Almendralejo, Olivenza, Don Benito y Azuaga.
Por último, ya a pequeña escala, hay varias cafeterías pacenses que apuestan por tener algún dulce portugués, generalmente pasteles de nata. En Valdepasillas, El Cafelito y Tiempo de Café, que también tiene sede en Pardaleras, mientras que en el centro, La Toscana, a pesar de su nombre italiano, ofrece 'cazuelitas' y alguna delicia más para sentirse en Portugal sin salir de Badajoz. Bom proveito.
Más información
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La Paloma Avda. María Auxiliadora, plaza del McDonal's.
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Olha a bica C/ Julio Cienfuegos, esquina con c/ Antonio de Nebrija.
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El Cafelito C/ Luis Álvarez Lencero, 14.
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Tiempo de café Avda. Pardaleras, 22 y avda. Sinforiano Madroñero, 9.
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La Toscana Avda. Juan Carlos I, 7.