El más difícil todavía para Antonio

Antonio Rubio no es uno de esos tipos que se arrugue ante cualquier desafío. Todo lo contrario. El atleta emeritense, especializado en carreras de obstáculos, se ha propuesto completar en el mismo fin de semana, sin descanso ni recuperación, las dos pruebas europeas más duras del calendario, una gesta que le haría entrar en la historia como primer español en conseguirlo. A la dureza de las competiciones más exigentes, al estilo de los ironman, hay que sumarle la condición de tratarse de carreras de obstáculos, lo que complica sobremanera esta empresa.

De momento lo tiene en mente y planifica la preparación de cara a un mes de octubre donde todo se resolverá. En concreto, el sábado 7 de dicho mes con el Iron Viking, de 42 kilómetros con 100 obstáculos, y un día después, el domingo 8 de octubre, con el Ultra Viking de 60 kilómetros y 150 obstáculos. El primero está considerado el maratón más duro del planeta, a juicio de la organización, con siete horas de tiempo para realizarlo. El segundo debe hacerse en menos de diez horas y tampoco tiene pinta de ser un paseo.

En definitiva, una locura para cuerpo y mente en tan escaso margen temporal. «Sin duda aquí es donde realmente está la clave. Para esto por suerte cuento con que mi fisio Jorge, de Mooove Fisioterapia, y mi nutricionista Javi, de Anfranutrición, se vienen conmigo. Aquí no hay margen para ningún error, tenemos que hilar muy fino la estrategia de recuperación para poder rendir al día siguiente», sopesa Antonio, que tiene palmarés entre nuestras fronteras como vigente campeón de las OCR Series, la Primera División de las carreras de obstáculos, y de la Liga Nacional (segunda categoría), además de bicampeón en el Campeonato de España.

Todo un reto que arranca con la preparación, algo que a él le encanta. Además, según menciona, «iré compartiendo toda mi preparación: entrenos, comidas, sensaciones, motivaciones..., a través de mis perfiles de Instagram y Youtube (@sonsofworkout_ocr) y desde un canal de Telegram (t.me/valhallasowocr)».

Con ese horizonte por delante, los entrenamientos no pueden ser muy relajados. Según narra, semanalmente entrena unos 60-70 kilómetros, además de dos días de ciclismo, otro de fuerza en las piernas, dos de escalada, tres de trabajo de respiración y uno más de movilidad, si bien reconoce que lo más difícil es compaginarlo con el trabajo y la vida en familia.

Tiene la suerte de que puede entrenar la carrera en cualquier sitio, sea un tramo urbano o uno de montaña. «La ventaja de Mérida es que correr por la ciudad es bonito y tengo montaña muy cerca». Los obstáculos específicos los lleva a cabo en el Centro Deportivo Atenea, la fuerza y regenerativos en Seventh Heaven y la escalada y movilidad en casa.

Antonio se encuentra ahora en conversaciones con el Ayuntamiento emeritense en busca de apoyos mientras publicita el nombre de la ciudad en unas carreras que consisten en un trazado montañoso donde los participantes tienen que superar todo tipo de pruebas, equilibrios, cargar con elementos pesados, suspenderse de objetos en movimiento, trepar, saltar, reptar, etc. Solo con pensarlo ya cansa.

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