Carlos Javier Gómez García | Casa de la Mitra

Arquitectura de Hoy | Una selección de Francisco Hipólito

Un tesoro a los pies de la catedral placentina

En pleno corazón del casco histórico de Plasencia, junto a la catedral y muy cerca del palacio episcopal, se encuentra un edificio con carácter: La Casa de la Mitra. Este emblemático inmueble y un edificio anexo utilizado antaño como cocheras, ha sido testigo del paso del tiempo y de las transformaciones urbanas de la ciudad.

La Casa de la Mitra, construida en el siglo XVIII, es una muestra de la arquitectura tradicional con sus gruesos muros de mampostería, forjados de madera y una cubierta inclinada resuelta con teja árabe. El edificio, de dos plantas y desván, presenta fachadas a tres calles: Calle del Obispo, Plaza de la Catedral y Calle Blanca. Las fachadas, revestidas con mortero de falso sillar, se destacaban por una entrada de granito en el centro y una cornisa moldurada que remataba el conjunto.

Sin embargo, antes de su rehabilitación, el estado de conservación de La Casa de la Mitra dejaba mucho que desear. Algunas zonas estaban en semirruina, con forjados colapsados y estructuras de madera en pésimo estado. Las filtraciones de agua y numerosas grietas ponían en peligro la integridad del edificio, especialmente en la cornisa de la fachada de la Calle del Obispo.

El edificio anexo, que funcionaba como aparcamiento, construido en el siglo XIX, también mostraba signos de deterioro, aunque en menor medida. Sus muros de carga y grandes arcos interiores, que soportaban una estructura de madera, mantenían un espacio diáfano de gran interés arquitectónico. No obstante, la entrada de agua y el ataque de xilófagos habían dañado severamente la madera.

En medio de la pandemia, el Obispado de Plasencia emprendió un ambicioso proyecto de rehabilitación de La Casa de la Mitra. Esta actuación no solo buscaba preservar un valioso inmueble histórico, sino también revitalizar el casco antiguo de Plasencia, aportando un soplo de vida y cultura en tiempos difíciles.

La rehabilitación tuvo como objetivo unificar varios servicios culturales en un único edificio. Así, se crearon espacios para exposiciones, una librería diocesana, áreas de recepción y atención a visitantes de las catedrales, aseos y zonas de descanso. Además, se destinaron áreas para nuevas viviendas, esenciales para la revitalización de los centros históricos.

Las dos entradas independientes del edificio se conservaron: la entrada de la Plaza de la Catedral para la zona residencial y la de la Calle Blanca para la zona pública y cultural. En esta última, se organizó todo en torno al espacio principal, conservando los arcos originales y creando un interesante espacio diáfano de doble altura. Aquí se ubicaron los servicios de atención pública, como las áreas de exposición y la librería diocesana. Los patios interiores del edificio fueron liberados de las infra construcciones, mejorando la composición y la iluminación de los espacios. Este esfuerzo permitió no solo la conservación de un importante edificio histórico, sino también la conformación urbanística de la esquina de la manzana, eliminando la visión de las medianeras y mejorando estéticamente el conjunto.

Gracias a esta rehabilitación, La Casa de la Mitra se transformó en un espacio dinámico y multifuncional recuperando su esplendor inicial. Hoy, este edificio no solo conserva su valor histórico-artístico, sino que también ofrece nuevos espacios culturales y residenciales, dando vida a una zona crucial de Plasencia.

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