Rafael Guridi, Cristina Tartás y Javier Lasheras | Convento de San Agustín
Este proyecto, obra de Rafael Guridi, Cristina Tartás y Javier Lasheras, integra el Convento de San Agustín en la vida cultural de la ciudad
Irene Toribio
Domingo, 1 de diciembre 2024, 08:16
La rehabilitación del Convento de San Agustín, emblemático edificio de Badajoz, ha sido un largo proyecto tras su abandono como colegio en los años 80. Este inmueble, antiguo convento, ha tenido múltiples usos: cuartel, colegio y juzgados. Junto con la iglesia, en proceso de declaración como Bien de Interés Cultural, y el claustro menor, fue clave en la vida de la ciudad hasta la desamortización de 1855, que separó convento e iglesia.
Inicialmente mezquita, luego iglesia y más tarde convento, del conjunto original permanecen la Iglesia de San Agustín (hoy parroquia), un claustro menor en la plaza homónima y el claustro mayor, objeto de esta intervención, accesible desde la calle Chapín.
La actuación incluye la restauración del claustro mayor y sus cuatro alas, dos de ellas de doble crujía, junto con una escalera histórica con cúpula conocida como la Escalera Real y los patios que conectan con la calle Chapín y el claustro menor. Todo ello está diseñado para albergar la Escuela de Artes y Oficios de Badajoz 'Adelardo Covarsí', actualmente ubicada en el Palacio de Godoy.
El diseño respeta la estructura histórica del edificio, adaptándolo para uso docente con grandes naves diáfanas. Incluye mejoras como climatización, aseos, ascensores y redes modernas en un edificio anexo en el patio de la calle Chapín, garantizando accesibilidad y funcionalidad sin alterar su carácter patrimonial.
Pilares del proyecto
La intervención se ha organizado en torno a varios objetivos clave, entre los que destacan la recuperación del claustro con la restauración de las arquerías del claustro bajo y alto; el sombreado del espacio con la incorporación de lamas en el claustro bajo y persianas orientables en el alto; la creación de aulas moduladas con el diseño adaptado a las bóvedas y arcos existentes; la mejora de los accesos con creación de un patio de entrada y otro de conexión con el claustro menor; el impulso a las circulaciones interiores con el mantenimiento de la función del claustro como espacio de paso, complementado con un ala que actúa como pasillo, equipado con escalera y ascensor accesibles.
Además trata de prestar especial relevancia al programa docente con la dotación de aulas diáfanas con mamparas de separación que permiten la conexión visual entre espacios.
Durante la rehabilitación, también se han recuperado importantes elementos históricos, como las pinturas murales que decoran los muros, los antiguos solados que conservan el espíritu original y la traza histórica de la Escalera Real, símbolo icónico del convento.