José Manuel Honrado Jiménez | Centro Spa

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Centro Spa de Puerto Roque: Un refugio de relax en plena naturaleza

Entre los susurros de los árboles, emerge en Valencia de Alcántara un refugio donde el cuerpo se entrega al descanso.

Esta historia comienza cuando Honrado recibe la propuesta: un gerente de alojamientos rurales quiere crear un oasis de paz en medio del caos. Un spa que se convirtiera en un símbolo de relax. «Era el primer centro de estas características que se promovía en Extremadura».

Después de numerosas reuniones y visitas, el proyecto comenzó a tomar forma. La parcela, con su ligera pendiente y su exuberante vegetación, sirvió como lienzo para una intervención delicada y respetuosa. «La primera toma en contacto con el lugar fue realmente emotiva al comprobar el magnífico paisaje de pinares de Puerto Roque».

Se decide actuar enfocando la intervención como una operación de mínima invasión sobre lo existente. Lo edificado intentará no restarle protagonismo a lo natural, de manera que el centro se plantea como una pieza que se funde con el lugar para poner en valor el espacio natural.

Se concibió un volumen de aproximadamente 300 metros cuadrados, compuesto por zonas de recepción, vestuarios, área de relax, spa, piscina, mirador y espacios al aire libre para el personal. Se genera, entonces, un edificio de líneas puras y orientación estratégica con la zona de usuarios abrazando las vistas hacia la majestuosa Sierra de San Pedro.

El acceso al spa se diseñó como un paseo a través de un pequeño pinar, donde los muros de mampostería seca acogen al visitante rescatando esos elementos de las construcciones populares de la zona.

Una vez dentro, la luz natural inunda los espacios ofreciendo ciertas pistas sobre la importancia de la cubierta, un ambiente que invita a los huéspedes a sumergirse en la tranquilidad del entorno.

Al llegar a la pieza charnela del centro, la 'estancia relax', comprobamos que está también bañada por luz natural y desde ella podemos acceder a las diferentes zonas de relajación: la zona de spa a modo de circuito cerrado, la sala mirador y la piscina climatizada, todas arropadas por una marquesina que propone al usuario, mediante una piel exterior transparente, sentir estar dentro del maravilloso paisaje que inunda todas las estancias.

Desde la zona de mirador podemos salir al exterior y perdernos en un paseo por el entorno inmediato, dándonos cuenta de que existen unos lucernarios a modo de asientos donde poder leer un buen libro o disfrutar de la cubierta ajardinada. Este proyecto es más que arquitectura; es una narración de resiliencia y perseverancia.

Desde el intrincado camino de acceso hasta los detalles más íntimos de su diseño, cada aspecto de este spa es un recordatorio de la fuerza del espíritu humano para superar la adversidad y renacer con una belleza renovada.

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