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Una rehabilitación histórica para presidir la Plaza Alta

Rodolfo Carrasco y Jorge López | Casas Consistoriales

Arquitectura de HOY | Una selección de Francisco Hipólito
Una rehabilitación histórica para presidir la Plaza Alta

Proyectado inicialmente por Rodolfo Carrasco, el diseño de las antiguas casas consistoriales de Badajoz fue revisado por Jorge López y contó con la investigación arqueológica de Guillermo Kurtz

Irene Toribio

Domingo, 2 de febrero 2025

Ubicado en el corazón de la Plaza Alta de Badajoz, este edificio que se levanta adosado a la histórica muralla de la Alcazaba, encajado entre dos torres de singular carácter: una albarrana y otra abarlongada (de perfil redondo), se convirtió en la sede de las primeras casas consistoriales de la ciudad.

Tras años de abandono y ruina, la Plaza Alta de Badajoz comenzó su rehabilitación, recuperando su histórico papel como centro social, cultural y comercial vigente hasta los años 70.

En la fachada del edificio aparecieron cuatro arcos de herradura sobre columnas, distintos a los del resto de la plaza, que junto con la aparición de más arcos y columnas confirmaron su singularidad.

Los restos conservados mostraban un edificio conformado en planta baja con dos espacios: Un soportal con cuatro arcos de herradura de ladrillo sobre columnas de mármol, cuyas bases y capiteles son de granito, y una doble nave paralela a la muralla de la Alcazaba, separadas por cuatro arcos de medio punto sobre columnas de granito.

Estado inicial

Cuatro ventanales

Originalmente, la arcada tenía cinco vanos, pero en los siglos XVI-XVII se unificaron dos. Sobre los arcos de herradura de la fachada aparecieron cuatro ventanales con arco rebajado, formando una estructura de dos plantas. Su tamaño y la terraza superior sugieren su función como escenario de espectáculos en la Plaza Alta.

En el centro de la fachada interior, que conectaba el soportal con la doble nave, se halló una puerta de granito con arco rebajado, flanqueada por dos arcos ojivales de ladrillo. Sobre ellos, restos de arcos menores revelaban una fase anterior con un arco geminado de herradura. El muro superior estaba casi perdido al iniciar los derribos.

Los cuatro arcos de medio punto que separaban la doble nave sostenían un muro bien conservado, dominado por un gran arco que pudo haber definido una sala transversal en la primera planta. En la parte trasera, junto a la muralla, se encontraba el cuarto muro, con numerosas aperturas de distintas épocas debido a intervenciones posteriores.

El proyecto fue un proceso dinámico, adaptado a nuevos hallazgos e interpretaciones. Se reforzaron estructuralmente muros, arcos y columnas en riesgo de colapso, con cálculos de los ingenieros Eliseo Pérez y Juan Ruiz. Algunas estructuras, como los alfices, ocultan refuerzos metálicos que estabilizan la fachada inclinada. Para elementos desaparecidos, sin referencias, se emplearon soluciones contemporáneas diferenciadas de lo original, logrando una integración armónica.

También se restauró un edificio entre las casas consistoriales y la torre abarlongada, donde se hallaron columnas romanas reutilizadas, sosteniendo tres arcos embutidos en un muro de tapial. Su fachada encalada prolonga el pórtico de la plaza. La restauradora Almudena Villar dirigió la recuperación de elementos decorativos, incluyendo esgrafiados originales de la época de los Reyes Católicos en la fachada del soportal.

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