Borrar
Una de las fotografías con las que José Manuel Ballester homenajea a Ortega Muñoz. J.M. Ballester
Exposición en el MEIAC

El universo de Ortega Muñoz convertido en fotografías

El fotógrafo José Manuel Ballester rinde homenaje a los paisajes del inmortal pintor extremeño

R.H.

Miércoles, 18 de octubre 2023, 14:12

Comenta

En los últimos dos siglos numerosos artistas han interpretado las obras de otros artistas que les precedieron en el tiempo. Así rendían homenaje a aquellos cuya obra han admirado, y de paso se planteaban la resolución de los mismos problemas referidos al asunto, la composición o el color que interesaron a los antiguos maestros.

Es lo que ha hecho el fotógrafo José Manuel Ballester, que ha abordado la tarea de traducir desde el presente al conocido pintor Godofredo Ortega Muñoz.

Lo ha hecho en la exposición 'Paisajes pensados', organizada y producida por la Fundación Ortega Muñoz, con Javier González de Durana como comisario.

Imagen después - El universo de Ortega Muñoz convertido en fotografías
Imagen antes - El universo de Ortega Muñoz convertido en fotografías

La exposición se podrá ver desde este sábado en el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo (Meiac) hasta el 31 de marzo de 2024.

A pesar de haber transcurrido poco más de medio siglo entre las obras de ambos artistas, las diferencias son tan grandes como evidentes resultan sus coincidencias, asegura el Meiac en una nota. «El fotógrafo en ningún caso ha tratado de 'copiar' al pintor, sino que ha buscado entender la naturaleza de su pintura y el sentido del paisaje que le interesó, con el recurso de la memoria», afirma.

Imagen después - El universo de Ortega Muñoz convertido en fotografías
Imagen antes - El universo de Ortega Muñoz convertido en fotografías

Así como Ortega Muñoz pintaba al recordar aspectos esenciales de los territorios que había visto, Ballester, con las pinturas del extremeño en mente, se lanzó a fotografiar los campos de Extremadura, Castilla, Andalucía, La Rioja y Lanzarote. «La comunión espiritual con la Naturaleza, el paraje humanizado con ausencia del ser humano, las líneas tectónicas y de sinuosos cultivos, la fuerza contenida del color..., esta exposición pone algunos de esos resultados en paralelo», se añade.

Con la iconografía del pintor extremeño en mente, el fotógrafo extremeño Ballester aceptó la invitación de la Fundación y, lanzado a recorrer parecidos caminos y contemplar semejantes territorios, tan sólo impregnado con el espíritu del pintor, ha mirado el territorio y ha sentido una emoción similar.

«El resultado es una sorprendente cercanía entre las pinturas de uno y las fotografías del otro. No es que esos paisajes de viñedos, trigales u olivares no hayan cambiado en exceso durante las últimas décadas, pues sí lo han hecho, aunque de manera muy sutil debido a la industrialización de la agricultura, sino que el motivo de la aproximación entre las obras de ambos artistas es el haber actuado con una semejante sensibilidad y desde compartidas posiciones de devoción y respeto hacia la Naturaleza».

Imagen después - El universo de Ortega Muñoz convertido en fotografías
Imagen antes - El universo de Ortega Muñoz convertido en fotografías

«Ambos son artistas modernos, cada uno a su manera y en su momento. Ballester tiene ese crédito unánimemente reconocido, Ortega Muñoz lo tuvo en su momento gracias a su honda convicción de pintor con poderosa peculiaridad estilística, en momentos en que lo fácil hubiese sido renunciar a sus convicciones para sumarse a las convenciones de lo fugaz y lo decorativo. Nuestra tarea actual consiste en poner de manifiesto que aquella modernidad que tuvo Ortega Muñoz la mantiene hoy en día y Ballester nos lo pone de manifiesto».

  1. San Vicente de Alcántara 1899 – Madrid 1982

    Godofredo Ortega Muñoz

Autodidacta desde pequeño, tras finalizar el bachillerato en Salamanca, dada su marcada vocación por la pintura, se opuso a los deseos de su padre, quien quería que continuase con estudios universitarios. Se trasladó a Madrid en 1919, donde frecuentó el Museo del Prado para realizar reproducciones de las pinturas allí expuestas.

En 1920 viajó a París para comenzar una etapa marcada por su residencia en distintas capitales europeas. Incómodo con la crisis formal e ideológica en el París de entreguerras, se trasladó a Italia para encontrar la sencillez de los primitivos, Giotto, Cimabue... Tras pasar una temporada recorriendo el país, se instaló en el lago Maggiore. Al final del verano de 1926, regresó a España para impulsar con Alberto Sánchez y Benjamín Palencia, la creación de la Escuela de Vallecas. Al año siguiente se trasladó a Suiza y de nuevo a Francia a finales de 1928 con la intención de conseguir encargos. Fueron años de escasez material y supervivencia.

En 1935 regresó a su tierra natal, desde donde preparó una exposición destinada a darse a conocer en Madrid, la cual se inauguró el 13 de abril de 1936 en el Círculo de Bellas Artes. Simultáneamente, fue seleccionado para participar en la Bienal de Venecia y en la Exposición Nacional de Bellas Artes. A causa del clima prebélico reinante, no esperó a la inauguración de esta última y abandonó de nuevo España, instalándose en Marsella, para proseguir a continuación los viajes por Europa.

Imagen después - El universo de Ortega Muñoz convertido en fotografías
Imagen antes - El universo de Ortega Muñoz convertido en fotografías

Regresó a San Vicente de Alcántara al acabar la guerra y en 1940 expuso de nuevo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde se presentó ya con la madurez y la fluidez pictórica de su producción posterior. Expuso habitualmente con éxito durante esa década, dando muestras de una clara modernidad gracias al empleo de las formas simples y los colores terrosos que mostraban la influencia del primitivismo italiano.

En la década de 1950 se instaló en Madrid, sin dejar de pasar largas temporadas en el campo o de viajar. 1953 significó, para el pintor, un año marcado por el reconocimiento nacional e internacional gracias al Gran Premio de Pintura que le fue otorgado en la II Bienal Hispanoamericana de Arte de La Habana o su sala personal en la XXVII Bienal Internacional de Arte de Venecia (1958), entre otras.

La década de 1960 estuvo marcada por una frenética actividad expositiva en la que destacó su participación en la exposición colectiva realizada en el Guggenheim Internacional Award, Nueva York en 1960, o la dedicación de una sala monográfica en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1968. Pero fue en 1970 cuando su carrera se vio plenamente consagrada mediante la exposición retrospectiva de su obra que tuvo lugar en el Casón del Buen Retiro de Madrid, la concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad de Badajoz y la participación en la muestra colectiva Masterpieces of Fifty Centuries, que tuvo lugar en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York.

  1. Madrid 1960

    José Manuel Ballester

Estudió Bellas Artes en la Universidad Complutense de Madrid en la que se licenció en 1984. Realizó su tesina de licenciatura sobre Las técnicas de las escuelas italiana y flamenca de los siglos XV al XVIII. A partir de finales de los años 80 se centró en representar arquitecturas y formas nuevas de un desolado mundo urbano.

Sin abandonar la pintura, en los años 90 se pasó a la fotografía, concebida desde su perspectiva de pintor, con la que exploró innovadoras aplicaciones técnicas. La búsqueda de nuevas sensaciones visuales le llevó a vaciar de presencias humanas cuadros emblemáticos de la historia de la pintura: de Giotto, El Bosco, Boticelli, Patinir o Vermeer. Ese experimento lo completó con obras de Velázquez, Goya y Picasso. En 2010 el Ministerio de Cultura le concedió el Premio Nacional de Fotografía «por su trayectoria personal, procedente de las artes plásticas y cristalizada con rigor en el campo de la fotografía, por su singular interpretación del espacio arquitectónico y la luz, y por su aportación destacada a la renovación de las técnicas fotográficas».

Decidido a conocer el mundo, ha viajado constantemente. Lo ha hecho con mucha frecuencia a China, a partir de 2004, a Estados Unidos y a Brasil. Brasilia, Sao Paulo y Rio de Janeiro han sido las tres ciudades sobre las que ha realizado importantes trabajos fotográficos. Con anterioridad había seguido la transformación urbana de Berlín tras la caída del muro.

Imagen después - El universo de Ortega Muñoz convertido en fotografías
Imagen antes - El universo de Ortega Muñoz convertido en fotografías

No es un artista de arquitecturas, aunque la mayoría de sus obras suelen inspirarse en ellas. Es un artista de espacios, silencios y experiencias reflexivas. En cada composición el autor parece subrayar presencias que ya no existen, quizás ya se han ido, o aún no han llegado. El trabajo de este artista parte de una intensa búsqueda interior, de una infinita curiosidad que le lleva a captar con su cámara aquellos elementos que le rodean y conmueven, que conectan con su mundo íntimo. Ballester nos traslada a esos espacios misteriosos y solitarios que nos invitan a la reflexión, a descubrir su infinitud.

Sus obras están presentes en las colecciones del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía; Museo del Prado; Pinacoteca de Sao Paulo; Calcografía Nacional, Madrid; Gabinete de Estampas (Biblioteca Nacional), Madrid; Fundación Telefónica; Fundación 'la Caixa', Barcelona; Fundación Aena; Colección Mitsukoshi, Japón; Museo Marugame Hirai de Arte Contemporáneo Español, Japón; Art Museum de Miami; Museo Guggenheim de Bilbao; ARTIUM de Vitoria-Gasteiz y Colección Iberdrola, en otras muchas.

Además del mencionado Premio Nacional de Fotografía, Ballester ha obtenido el Premio Nacional de Grabado en 1999, el Premio Goya de Pintura Villa de Madrid y, posteriormente, en 2008 el Premio de Fotografía de la Comunidad de Madrid, así como el Premio Trayectoria 2023 de la Fundación Enaire.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

hoy El universo de Ortega Muñoz convertido en fotografías

El universo de Ortega Muñoz convertido en fotografías