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Ambiente estos días en la zona de las Crispitas. J. V. A.

La tentación de bañarse en las Crispitas

Restricción. Está prohibido darse un chapuzón en el Guadiana a su paso por Badajoz, pero el río está de moda y algunos se atreven a nadar cuando las temperaturas suben

NATALIA REIGADAS

Domingo, 13 de junio 2021, 08:57

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Las nuevas generaciones de pacenses han escuchado a los mayores presumir con nostalgia de la playa a la que iban en el Guadiana, del chiringuito y de cómo se lanzaban al agua desde una tabla para nadar cuando hacía calor. Ahora los vecinos de Badajoz han recuperado su río y vuelven a hacer vida en sus orillas, pero el baño está prohibido. Lo que no significa que no ocurra. Los últimos fines de semana se han producido chapuzones en las Crispitas, una zona río arriba a la que se accede por el Pico del Guadiana.

Según ha podido saber HOY, algunos de los testigos advirtieron a los bañistas del peligro de nadar en el Guadiana. Los baños suelen llevarse a cabo cerca del azud de La Pesquera, una zona complicada por la corriente que lleva hacia el muro. También se bañan río arriba en pozas que están tapadas por la vegetación y donde se puede nadar con discreción.

La Policía Local de Badajoz asegura que no ha recibido denuncias por este tipo de comportamientos. La Junta de Extremadura, por su parte, recuerda que la única zona autorizada para el baño en el Guadiana es la zona del pantano de Alqueva.

Queda claro, está prohibido. ¿Pero ocurre? Sí. Ahora el fenómeno es habitual en las Crispitas, a pesar de que en esta zona se han producido ahogamientos, pero también se pueden ver bañistas en las Baldocas y el molino de los Moscoso, en la desembocadura del Gévora con el Guadiana. Felipe es pescador, no da su apellido porque no quiere denunciar a sus «conocidos», pero confiesa que no es raro ver gente en el agua. «Es una tentación, pero yo no lo haría». «Algunos se quedan casi en la orilla, pero es que la corriente te coge desde cualquier sitio, lo sabemos muy bien los pescadores».

Este pacense cree que debería haber más medidas de seguridad para controlar el baño. «Desde Salud Pública se autoriza o no el baño y se mira por la calidad de las aguas», añaden desde la Administración regional. Sin embargo señala que la instalación por ejemplo de boyas en el río sería competencia del Ayuntamiento de Badajoz.

No es la primera vez que se habla de instalar boyas en el Guadiana a su paso por Badajoz. En 2013 la Delegación del Gobierno en Extremadura, entonces con Germán López Iglesias al frente, se comprometió a instalar boyas para acotar las zonas más peligrosas. El anuncio coincidió con el aumento de público en el río y con una primavera en la que coincidieron dos accidentes mortales en el Guadiana a su paso por Badajoz.

El primero fue en el azud de Caya debido a un accidente de piragüismo. Murieron dos deportistas. Poco después un joven de 17 años se ahogó en las Crispitas. Pasaba la tarde con unos amigos en el azud de la Pesquera y decidió meterse en una zona poco profunda, pero el salto de agua lo arrastró por su corriente y no pudo salir.

No es el único accidente en la zona de las Crispitas, la más negra de todo el río en Badajoz. En 2017 se repitió la tragedia de 2013, pero en ese caso no fue un joven. Un vecino de 63 años se metió a nadar en la zona de las Crispitas y no fue capaz de volver a la orilla. Un pescador trató de rescatarlo, pero solo pudo recuperar su cadáver para que no se lo llevase la corriente.

Ahogados

Los expertos advierten que el Guadiana es engañoso porque, aunque hay zonas de poca profundidad, hay rápidos, zonas de corriente muy veloz, y además hay maleza bajo el agua que puede enganchar a los nadadores e impedir que vuelvan a la superficie.

En los últimos 15 años, once personas han fallecido ahogadas en el Guadiana a su paso por Badajoz, en la mayor parte de los casos por imprudencias de las propias víctimas. Desde 2006 hasta 2013 hubo varios incidentes. Un hombre murió en el Pico del Guadiana al tratar de salvar a unos perros y otro en la charca de los Pollos tras tirarse desde un árbol al agua. A estos se suman otro ahogamiento junto al puente de Palmas en 2009 y uno más en la zona de las Crispitas dos años después, en 2011.

Posteriormente se dieron las tres muerte en 2013 y el ahogamiento de 2017. Las últimas víctimas para sumar las once fueron en el pasado mes de enero. En ese caso no tuvo nada que ver con baños en el río. Fallecieron tres trabajadores que iban en una balsa para vigilar el camalote que invade el río. Aún se desconocen las causas de este siniestro que continúa en investigación judicial y con un expediente informativo abierto por la Confederación Hidrográfica.

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