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Plaza de San Andrés, en 1935.

San Andrés, la plaza que fue camposanto y cambió de nombre en 1905

MICRORRELATOS DE AMIGOS DE BADAJOZ ·

La plaza de Cervantes es uno de los lugares más antiguos que han quedado cicatrizados en el entramado urbanístico de Badajoz

Fernando de la Iglesia Ruiz

Sábado, 23 de mayo 2020, 08:12

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La plaza de Cervantes, más conocida por su tradicional nombre de San Andrés, es uno de los lugares más antiguos que han quedado cicatrizados en el entramado urbanístico de Badajoz. Fue antiguo camposanto o lugar de enterramiento, que algunas fuentes apuntan a que podría ser incluso anterior a la llegada de los musulmanes, y que la iglesia, que tuvo en su centro, pudo ser mezquita, pero las referencias documentales más antiguas, nos hablan de la iglesia de San Andrés en el siglo XIII, cuando encabezaba una de las siete parroquias de la ciudad.

Antiguos cronistas describieron la plaza como la más hermosa y linda de Badajoz, pero el tiempo, y sobre todo las guerras, le hicieron mella. En 1839 su estado era deplorable, autorizando el Cabildo Municipal la demolición de la iglesia, proponiendo que la plaza se dedicara a un mercado de granos. La parroquia se traslada en 1841 al cercano convento Madre de Dios, quedando desde 1842 la plaza diáfana.

Poco después es cuando se decide hacer un paseo, que consiguió inaugurarse en 1863. Incluía una bonita fuente en el centro, y un muro con asiento corrido circunvalándolo. En 1875 se le coloca una escalinata de salida frente a las calles Trinidad y Doblados, además algunos faroles y bancos.

En 1886 se aprueba que el paseo de San Andrés sea reformado, realizándose el proyecto al año siguiente. Se necesitó adquirir trescientos setenta y cinco metros cúbicos de empedrado de mármol blanco y negro. El dibujo escogido para el pavimento era semejante al de la plaza del Rossio de Lisboa, que pocos años antes se había realizado.

Plano de ubicación de la plaza de 1873.

Lo principal de las obras se realizó en los primeros meses de 1888. Se colocó la nueva verja que lo circundaba y se plantaron los árboles necesarios. Empedradores portugueses colocaron cuidadosamente las pequeñas piedras formando líneas geométricas alternadas y dibujos estrellados, en cuyo centro se plantaron dos farolas de gas. Se incrustaron además varias cartelas con dibujos floridos, corazones y la fecha del año 1888. En el jardincillo central, que imitaba una cesta de flores, se colocó una fuente artística de dos tazas.

En 1904 el Ayuntamiento aprobó una proposición para conmemorar en mayo de 1905 el tercer centenario del Quijote, acordándose levantar un monumento en la plaza de San Andrés y cambiarle este nombre por el de Cervantes. Se encarga al escultor Aurelio Cabrera que modele un busto de Cervantes, que finalmente no pudo realizarse por falta de dinero, aunque sí se colocaron en mayo de 1905 las nuevas lápidas que indicaban el nuevo nombre de plaza.

La plaza, en 1929.

Tras colaborar Badajoz en el proyecto de erigir una estatua del pintor extremeño Francisco de Zurbarán en Sevilla, intelectuales y artistas de Badajoz solicitaron en 1930 a su autor, el escultor Aurelio Cabrera, que autorizase una réplica del mismo para ser erigida en Badajoz, hecho al que accedió. La Corporación municipal aprobó que la ubicación fuera la plaza de Cervantes.

La Diputación y el Ayuntamiento de la capital consignaron en sus presupuestos la cantidad necesaria para que los talleres madrileños Hermanos Codina fundieran en bronce la estatua. Al escultor y profesor de la Escuela de Trabajo, Ángel Zoido, se le encargó realizar el pedestal, empleando mármol de las canteras de Alconera, siendo sufragado por suscripción pública. La fuente antigua fue reaprovechada modificándose su estructura y en agosto de 1932 quedaba inaugurado el monumento.

Boceto de la escultura de Zurbarán colocada en la plaza en 1932.

En 1945 se cambia la histórica fuente por una más pequeña, añadiendo un bonito macizo vegetal. Desaparece la arboleda centenaria formada por pinos y acacias, que son sustituidos por nuevas varetas. También desaparecieron las gigantescas farolas, que fueron desmochadas para aplicarles unos nuevos brazos, sobre los que pendían infinidad de portalámparas.

En los años 1988 y 2013 se hicieron diversas actuaciones en la plaza, y el año pasado 2019 ha comenzado la última de las reformas y reparaciones, que deja la plaza sin aparcamientos a modo de plataforma única.

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