Un paraíso para los coleccionistas

Un evento que pese a su corta vida ha sabido hacerse un sitio en el podio de las mejores ferias de coleccionismo del país y que, sin duda, se ha convertido en el referente del suroeste peninsular. Su promotor, Juan Carlos Ojeda, va más allá y no duda en colocar a la feria villanovense en lo más alto: «En estos momentos la feria de coleccionismo de Villanueva de la Serena es la número uno del sector debido al gran número de comerciantes que se dan cita en ella, la gran variedad de temáticas y el público en general que la visita».

Además, como reconoce, tiene una serie de características que la hacen única respecto al resto: «La diferencia entre las otras ferias que se celebran, es la buena ubicación de la localidad, ya que normalmente las otras suelen ser o bien en el muy al norte del país o muy al sur. Lo bueno de la feria de Villanueva de la Serena es que es la única feria del centro de la Península y contamos con buenas comunicaciones respecto a comunidades donde el coleccionismo predomina. Además, también estamos cerca del país vecino, Portugal. Asimismo, otra de las grandes diferencias es que el precio por estand es mucho más económico que en el resto de eventos». Lo cierto es que el mal tiempo no coartó a los aficionados y curiosos a pasarse ayer por la feria, que también estará abierta en la mañana de hoy hasta el mediodía. Unos fueron para buscar material para engordar sus colecciones, otros para intercambiar y buena parte simplemente para disfrutar de objetos que o bien les traen buenos recuerdos de su niñez o bien desconocen que puedan ser objeto de culto para el coleccionista.

Ayer los visitantes pudieron deleitarse con gran variedad de temáticas. Desde las más tradicionales, como sellos, monedas, billetes, lotería, calendarios de bolsillos, marcapáginas, pins, cromos, dedales, postales, llaveros, fotos, 'playmobil', bufandas, miniaturas, palillos, pegatinas, posavasos, azucarillos, chapas, vitolas o etiquetas, hasta 'lego', muñecas Nancy, 'madelman', servilletas, 'kinders', objetos militares, tebeos, discos, libros, ceniceros, mecheros, minerales, carteles, vasos, lápices, tarjetas telefónicas, barajas de cartas, tapones, abanicos, 'scalextric' y todo lo que pueda ser objeto de colección. En definitiva, un paraíso para los coleccionistas.

Jesús Ávila llegó desde Madrid. Propietario de una colección formada por más de 9.000 objetos relacionados con la Coca-Cola, admitía que era la primera vez que exponía en la feria de Villanueva ya que le habían dado buenas referencias. «He probado a venir ya que me han dicho que viene mucha gente y es amplia. Además, casi todo el coleccionismo relacionado con esta temática está concentrado en Cataluña, de ahí que me apeteciera venir por aquí para ofrecer mi colección que, hoy en día, es un 'boom' absoluto».

Otro que debutaba en la feria era Luis Torres, procedente de Vizcaya. Aunque posee una colección de unos 12.000 programas de cine, su punto fuerte es la imagen antigua y el cartelismo. De ahí que, para enganchar al público, llevara imágenes antiguas de Villanueva de la Serena de los años 70, que tuvieron bastante éxito.

El caso de José María Márquez, que viene de Huelva, es curioso. Y es que desde las primeras ediciones asiste con sus cactus en miniatura, que colecciona desde 1985. Admite que, aunque al principio tuvo que poner dinero, en la edición pasada cubrió los gastos con su visita a Villanueva, con un material muy particular que «necesita solo mucho sol directo y poca agua». El caso es que su mujer, María Moya, le acompañó a varias ferias del coleccionismo y precisamente en una de ellas se enganchó a las muñecas Nancy. Desde hace cinco años para acá se ha hecho con un centenar y cada uno, con sus colecciones, deleitaron ayer a los visitantes que se pasaron por el pabellón Juan Hidalgo.

Fermín Chaves, de Cádiz, pisó la feria villanovense ayer por tercera vez. Su fuerte son los objetos militares: medallas, gorras, documentos históricos, cartucheras. El material que exponía ayer podía tener un valor de unos 15.000 euros, aunque tiene claro que lo que vende, la mayoría piezas repetidas, es para cubrir los gastos de su presencia en ferias y para seguir ampliando su colección.

Coches en miniatura

Por su parte, José Julio Galiano llegó desde Cáceres con sus coches en miniatura. A sus espaldas tiene las seis ediciones de la Feria de Villanueva y le gusta como ha ido evolucionando: «El trato hacia los comerciantes es muy bueno y los detalles tan cuidados de la organización hacen que repitas». Mientras, él se afanaba en tratar de vender sus cochecitos, con el Seat 600, el Renault 4 o el Citroën 2CV entre los favoritos del público.

La Feria del Coleccionismo ha vuelto a dar en esta edición una vuelta de tuerca más en su afán por expandirse y seguir creciendo. Por ello, para próximas ediciones Ojeda piensa en traer colecciones aún más llamativas, como una de camisetas de equipos de fútbol. «Esta feria no tiene techo, es un evento que crece año tras año de manera notable y, con el paso de una o dos ediciones más, seguro que el pabellón se nos quedará pequeño y tendremos que habilitar una carpa anexa para la zona de intercambio y exposiciones y utilizar todo el recinto para la compraventa». Y es que el coleccionismo está de moda.