¿Qué ha pasado este sábado, 6 de diciembre, en Extremadura?
SOCIEDAD

El refugio de Pablo Alborán

En la casa familiar de Málaga el cantante que más discos vende es solo un chico normal de 24 años con gustos sencillos

ESTHER REQUENA

Sábado, 4 de enero 2014, 11:33

Nada ha cambiado en la casa de los Moreno de Alborán Ferrándiz en Benalmádena (Málaga), aunque ahora todos sepan que ahí vive el mismísimo Pablo Alborán. ¡Incluso sigue en el sótano el sofá blanco desde el que el cantante se dio a conocer al mundo a través de YouTube! Eso sí, lo han tapizado, porque fue víctima del moho. Solo los premios que no para de recibir, repartidos por la casa, dan fe de su éxito. Aquí sigue siendo Pablo Moreno, 'Pablete', por más que desde hace tres años ostente el título de rey indiscutible en la venta de álbumes, con más de 21 discos de platino a sus espaldas solo en España. «Aunque cada uno tiene una casa (él se ha comprado una en Madrid), decidimos vivir todos bien juntos: madre, padre, hermana, cuñado, sobrinas... -solo falta su hermano Salvador, que reside fuera de España, en Marruecos-. El cordón umbilical no lo he cortado. Somos una tribu», ha detallado en alguna ocasión el chico que se dio a conocer allá por 2010 con el pegadizo «y tú, y tú, y tú, y solamente tú», gracias a un vídeo que él mismo grabó en su casa.

Publicidad

2013 se ha convertido en el año de consagración del malagueño, la persona más buscada en Google en nuestro país, pero eso no le ha impedido cumplir con la tradición de pasar las navidades mirando al Mediterráneo y mimado por los suyos. A sus 24 años, este rincón de la Costa del Sol se ha convertido en un refugio para escapar de la vorágine en la que vive, que apenas le deja un minuto libre desde hace tres años. Alrededor de la cena de Nochebuena se reunió un año más todo el clan, incluidos los dos perros, Sansón y Trampi, los primeros en quedarse dormidos cuando le escuchan cantar acompañado de su guitarra. En esta ocasión, la llegada al hogar familiar fue un poco más accidentada. En la estación madrileña de Atocha pasó desapercibido, pero durante el viaje en el AVE alguna fan dio la voz de alarma en las redes sociales y, al llegar a Málaga, se encontró con una avalancha de seguidoras ansiosas por felicitarle las fiestas. El resultado cada vez le es más familiar: tuvo que salir escoltado junto a su hermano.

Hacía como tres meses que no pisaba su dormitorio, en el que no faltan libros de Pablo Neruda y Alejandro Jodorowsky, ni fotos suyas de pequeño en un campeonato de kárate. Le esperaban las delicias gastronómicas de su madre, Elena, hija de españoles nacida en Casablanca durante el protectorado francés, a la que la cocina se le da de fábula. Para Nochebuena preparó pularda y triunfó. Aunque las auténticas reinas de la velada fueron las tres sobrinas del cantante y sus contagiosas risas, que incluso lograron que la familia se olvidase de encender la televisión. Ellas protagonizan el salvapantallas del iPhone de Alborán, al que de vez en cuando llaman simplemente para saludarlo. Y a su tío se le cae la baba y siempre saca tiempo para ellas, aunque se encuentre en plena gira en Venezuela o entrando a la gala de los Grammy Latinos. «Es muy cariñoso y muy niñero», destaca Teodoro León Gross, profesor de Comunicación en la Universidad de Málaga, además de gran amigo de la familia. Conoce a Pablo desde que apenas levantaba unos palmos del suelo, incluso el cantante enseñó a nadar a su hija en la piscina familiar. Con él ha coincidido, ya como el exitoso Pablo Alborán, en algún partido de fútbol del Málaga: «Sigue exactamente igual de cariñoso, preguntando y comentando las mismas cosas de siempre», explica León Gross.

Una familia de artistas

La familia y los amigos hacen que el intérprete, cuando llega a su ciudad, recupere la normalidad de un chico de 24 años. Además, en su casa es un artista más. Todos lo llevan en los genes. Su padre, Salvador Moreno Peralta, es un prestigioso arquitecto con estudio propio, que cuenta, entre otros, con el Premio Nacional de Urbanismo. En su nómina de amistades figuran nombres como Manuel Alcántara o Fernando Savater, con quien compartió aula en el prestigioso Colegio del Pilar (donde estudiaron Aznar, Rubalcaba y Solana) antes de regresar a su Málaga natal.

El flechazo amoroso con Elena le hizo desistir de ejercer profesionalmente en Madrid. Lector voraz de novelas y ensayos, se considera, ante todo, un melómano: siempre soñó con ser músico y llegó a estudiar hasta cuarto de piano.

Publicidad

Sin embargo, en la casa impera el matriarcado de Elena Ferrándiz, toda una esteta que le cantaba 'La vie en rose' al pequeño Pablo, a modo de nana, y que no dudó en llevarlo con solo tres años a escuchar los fados de Dulce Pontes en concierto. Al arte de los padres se le suma el de los hermanos mayores de Alborán, Casilda y Salvador, que le sacan 12 y 9 años. Ella, arquitecta, diseñadora de interiores y licenciada en Filosofía; él, un publicista y pintor que le enseñó sus primeros acordes de guitarra. Con esta genealogía no extraña que el pequeño del clan siempre recalque que vive con «cuatro maestros».

Las opiniones de los cuatro pesan mucho en las decisiones del cantante y siempre que pueden se escapan a verlo cuando actúa en España o Portugal. Estos días en la casa familiar, por ejemplo, han estado aconsejándole sobre las composiciones que iba sacando sobre la marcha, igual que cuando tenía 17 años y se pasaba las noches frente a los programas de edición grabando temas en el garaje. Ni siquiera eso ha cambiado estas navidades. Apenas ha salido de casa y se ha dedicado a llenar aún más cajones con partituras suyas, ya que todas las canciones de sus álbumes llevan su firma. «Casi se convierte en un monje cuando compone... algo que habitualmente hace de madrugada», desvelan sus allegados. Perfeccionista hasta convertirlo casi en un defecto, solo los juegos con sus sobrinas, algunas series que tenía pendientes ('The walking dead' y 'Homeland') y su rutina deportiva -que no perdona ni en las habitaciones de hotel- lo han apartado de la música, una «necesidad vital» para este «enfermo de la composición».

Publicidad

Solo se escapó una noche, en plan anónimo, para cenar con sus amigos de siempre, esos con los que lleva brindando desde que estudiaban en el Liceo Francés, idioma que domina perfectamente. «Quien me conoce sabe que lo que me gusta es ir al cine, hacer deporte, estar en casa con los colegas o la familia, encerrarme en mi estudio a tocar la guitarra... Siempre digo, de coña, que soy un viejo prematuro». En Navidad no se ha saltado ni una coma de sus sosegados gustos.

Muy celoso de su vida privada, nunca ha dejado entrever si alguien ocupa su corazón... aparte de sus fans. En estos años, solo ha aparecido una foto con una supuesta novia de la adolescencia, además de rumores desmentidos que lo relacionaban con amigas como Chenoa o Malú. Él no habla, aunque se ha convertido en el yerno por el que suspira media España. Prefiere expresarse en sus canciones, pero, ojo, que muchas no son autobiográficas. A Alborán le inspiran muchas cosas. De hecho, una de sus musas es su madre: a ella le dedicó su primera canción, 'Malva', con solo 7 años, tras verla «radiante» con un vestido de ese color antes de una cena.

Publicidad

Ahora tendrá tiempo para buscar nuevos estímulos, porque ya se encuentra en paradero desconocido hasta que, dentro de unos meses, comience la grabación de su tercer álbum de estudio. «No quiere quedarse en lo que ha hecho, quiere seguir evolucionando y aprendiendo», recalcan sus amigos. En su agenda tiene todo listo para el salto a Estados Unidos, donde Michelle Obama ya ha dejado caer que lo quiere escuchar en directo... aunque antes no faltará alguna parada más en su refugio malagueño, el sur de Alborán.

Familia. Pablo Moreno de Alborán (Málaga, 1989) es hijo de un arquitecto y una hija de españoles nacida en Casablanca. Tiene dos hermanos mayores: Casilda y Salvador, con quienes se lleva 12 y 9 años. Tiene tres sobrinas.

Publicidad

Éxito. Pablo Alborán ha vendido más de un millón de discos y ha estado más de 82 semanas en el número 1 de la lista de ventas. Cuenta con premios dentro y fuera de España e incluso con siete nominaciones a los Grammy Latinos.

Internet. Desde pequeño supo que lo suyo era la música, aunque empezó Publicidad y Filosofía. Lo dejó tras grabar un álbum, pero la discográfica no paraba de aplazar la salida del trabajo, de ahí que decidiese subir él mismo sus canciones a YouTube. Cuando salió su disco al mercado, en febrero de 2011, entró directamente al número 1 de ventas, lo que no ocurría con un debutante desde 1998.

Noticia Patrocinada

Consolidación. Tras dos discos de estudio, un acústico y una reedición, 2013 ha sido el año de su consagración musical.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Primer mes sólo 1€

Publicidad