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ANA B. HERNÁNDEZ
Jueves, 19 de abril 2012, 04:03
Están a la vista de todos y van cambiando poco a poco la panorámica de la Sierra de Santa Bárbara y de la zona de la Vinosilla, entre la Chopera y el Club Sociodeportivo Ciudad de Plasencia.
Son las nuevas construcciones que decoran estas áreas. Casas ilegales levantadas sin licencia en espacios donde está prohibida la construcción.
La visión tanto de la N-110 como de la sierra ha cambiado de forma notable a raíz de estas construcciones ilegales. Sin embargo, el Gobierno local del PP desconoce la situación real que está a la vista de todos los placentinos.
El concejal de Urbanismo, José Antonio Hernández, asegura que se están tramitando expedientes por estas construcciones y que algunos de ellos han sido remitidos a Fiscalía. Sin embargo, el edil no sabe cuántos expedientes están en marcha por estas infracciones urbanísticas ni tampoco en qué punto está cada expediente. En 2009, a raíz también de una proliferación de construcciones ilegales, que comenzaron a levantarse al amparo de la revisión del Plan General Municipal, la entonces alcaldesa, Elia María Blanco, anunció que había firmado casi una quincena de decretos de paralización.
Entonces, la primera edil placentina explicó que el objetivo era poner coto a las construcciones ilegales y servir de ejemplo para evitar que otros tomaran el camino. Pero los decretos sirvieron de poco o los precintos que se colocaron se los llevó el viento porque el ejemplo ha cundido poco.
Las construcciones ilegales continúan en la sierra y en la Vinosilla y el Gobierno local desconoce cuántas casas son las levantadas de forma ilegal, si tienen o no expediente sancionador y en qué punto del trámite está cada una de ellas. El edil de Urbanismo ha solicitado a los técnicos, no obstante, la información pertinente, que aún no le han pasado, para tratar de organizar y controlar un asunto que compete a su concejalía y que levanta no pocas quejas entre los ciudadanos. Son muchos los que entienden que el descontrol que existe es claramente discriminatorio. Mientras que unos residentes tienen que respetar trámites y plazos y, sobre todo, pagar al Ayuntamiento las pertinentes licencias y permisos para poder construir su vivienda, otros edifican sin más.
La Fiscalía de Cáceres, ya en su memoria de 2010, denunció «el tipismo, tan extremeño, de construir segundas viviendas donde no se puede». En Plasencia, la tendencia sigue al alza. Es una realidad a la vista de todos.
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