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PACO VADILLO
Jueves, 1 de septiembre 2011, 13:58
Miguel Rafael Martos Sánchez se encuentra en la mejor etapa de su vida, es un volcán. Y esto a pesar de que lleva más de cincuenta años en activo en el mundo de la música, el cine y la televisión. Pocos pensaban, cuando con tan solo cuatro años, que un niño con la voz 'angelical' que formaba parte de la escolanía de la iglesia de San Antonio en Linares, sería uno de los mitos de la música en habla hispana. Pero nada más abrir la boca, su familia se dio cuenta del futuro que tendría este jiennense. En la actualidad se encuentra celebrando una de las giras más completas de su carrera, recorriendo decenas de capitales españolas y llenando plazas de toros y teatros. 'Te llevo en el corazón' es un homenaje sentido al continente americano, a través de un viaje musical por las rancheras, boleros y tangos más famosos de la historia.
Mañana actuará sobre la arena del Teatro Romano de Mérida, en lo que será su primera vez en este recinto. Se muestra emocionado y anuncia que el concierto que dará en la capital extremeña no sólo será especial, sino que será espectacular. Las entradas se agotaron a los pocos días de salir a la venta. Se espera, si la lluvia lo permite, la presencia de centenares de jóvenes que han rescatado, una vez más, a Raphael y lo han convertido en su ídolo musical. La entrevista con el artista andaluz es distendida y no paramos de reírnos. Tiene más vitalidad que nunca y un deseo tremendo de exprimir cada minuto del día como si fuera el último.
-Sorprendentemente, es la primera vez que pisa el Teatro Romano de Mérida. ¿Por qué no ha estado aquí antes? ¿Qué supone para usted actuar en este espacio con tanta historia?
-Para mí es una alegría. Extrañaba muchísimo que todos estos años no hubiese podido estar en el Teatro Romano de Mérida. Es que me extrañaba bastante. Pero por fin llegó, y desde luego voy a volcarme para que sea un concierto espectacular e inolvidable para todos los asistentes. Y para mí, por supuesto, el primero.
-Ahora mismo se encuentra en plena gira, sin parar de trabajar.
-Estoy continuamente girando (risas). Estoy de gira hasta el 18 de diciembre. Antes de la Navidad terminaré, de momento, la gira en Madrid.
-Hablemos del concierto de mañana. ¿Va a tener el espectáculo alguna diferencia con el resto de conciertos por el hecho de actuar a los pies de un monumento bimilenario?
-Normalmente, en mis conciertos, siempre que la ocasión lo permite, y ésta lo permite muchísimo, hay una emoción extra cuando estás en un lugar así. Estamos hablando de un sitio que quiere decir muchas cosas. Un espacio muy importante, es un teatro importantísimo, de los más importantes del mundo. Siempre se canta de una forma muy especial en estos espacios, hay un extra emotivo y por supuesto lo habrá, y el público que asista lo va a notar.
-Cuando colocaron por la ciudad de Mérida los carteles anunciando su concierto ya venía adosados a ellos una pegatina con la leyenda 'entradas agotadas'. Después de tantos años de carrera sigue arrastrando a miles de personas.
-Estoy viviendo, sin lugar a dudas, la época más dorada de toda mi vida. Creo que son los años que más público viene a verme y donde yo más feliz me encuentro encima del escenario. Me encuentro estupendamente en todos los sentidos. Estoy pasando los tiempos más buenos e importantes de mi vida profesional.
-¿Qué se va a encontrar el público que asista a verle mañana al Teatro Romano de Mérida?
-Se van a encontrar, en primer lugar, lo que ellos quieren encontrar: las canciones de Raphael. Aunque, indudablemente, yo he hecho un espectáculo muy 'vintage', que quiere decir muchas cosas. Hay un homenaje mío a todos los países del continente americano a través de sus tres estilos musicales más universales: el tango, el bolero y la ranchera. Todo este homenaje estará intercalado con mis temas de siempre que el público quiere escuchar, lo cual hace que la gente pase dos horas y media impresionantes. Terminaremos todos en una gran fiesta, estoy convencido que va a ser una gran noche.
-La promotora asegura que centenares de jóvenes han adquirido una de las localidades para verle. ¿Qué análisis hace de la atracción que usted supone para el público joven?
-La culpa ha sido de sus abuelos y de sus padres que les han animado a que me vean y disfruten (risas). Y desde entonces se han quedado conmigo. Creo que es el único secreto que hay en todo esto, que se haya pasado de generación en generación. He tenido la suerte de ser muy recomendado por las propias familias y los chicos se han quedado, les ha gustado (risas). Para mí es un orgullo enorme.
-Es espectacular que canciones que se escribieron hace más de 40 años siguen hoy sonando actuales y están de moda.
-Pero aún más, es que les hacen versiones con ritmos de hoy, se oyen en las discotecas actualmente todavía más que cuando se estrenaron y las cantaba por primera vez.
-Creo que como está el mercado actual de la música, un hecho como el suyo, con canciones sonando más de cincuenta años, sería imposible.
-Yo tengo una teoría sobre esto. Creo que desde los años noventa hay una sequía grande de talentos, no de cantantes, sino de composiciones. Creo que la gente tiene que tirar de lo importante que conocen porque las cosas nuevas no acaban de cuajar en el público. Y de pronto hay una cosa que suena y que cuaja más o menos, pero la mayoría pasa. No llega a prender en el público, no llega a quedar como un clásico para la gente. Todas mis canciones, y de otros muchos compañeros míos, son clásicos históricos ya. La gente hoy en día, no sé qué pasa, pero no llega a meterse en el corazón del público, o se mete durante un año solo. Y pasa, no sé por qué, pero algo pasa.
-Hemos seguido muy de cerca su estado de salud. Cómo se encuentra ahora mismo.
-Estoy bárbaro. Nunca he estado igual. Es un milagro.
-Permítame ponerme algo más serio. La Policía destapó una trama de desvíos de fondos y delitos societarios relacionados con la Sociedad General de Autores. ¿Qué opinión tiene sobre esta situación?
-(Silencio). Creo que es bueno que se sepan cómo están las cosas y que no sea un tabú preguntar. ¿Cómo van las cuentas, señores? Es sano, democrático y bueno.
-Volvamos al espectáculo de mañana, que ahora es lo importante. Sus seguidores están dispuestos a cantar con usted todos sus temas si el tiempo lo permite.
-Espero y deseo que sea así. Aún no me explico por qué no he venido a cantar antes al Teatro Romano de Mérida. Pero ya estoy aquí, y espero que sea, como reza el título de una de mis canciones, la gran noche de todo el público.
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