Los palomos 'cojos' sobrevuelan el Pleno

Pleno municipal se prolongó ayer durante una hora y siete minutos y aunque había muchos asuntos que tratar, el debate político se centró sobre todo en las declaraciones que hizo Miguel Celdrán hace más de dos semanas acerca de los susodichos 'palomos cojos'. El alcalde guardó silencio durante los distintos turnos de palabra y fue su primer teniente de alcalde, Francisco Javier Fragoso, el encargado de defenderle. El presidente de la fundación Triángulo, José María Núñez, estaba entre el público.

Salieron a relucir las palabras de Celdrán de hace cuatro años, cuando llamó 'maricona' a Sosa durante otro Pleno al referirse éste a la implicación de funcionarios municipales en el caso del Canal de Badajoz. Fragoso aclaró que entonces quiso llamarle «despreciable» y sacó a relucir que los regímenes de China y Cuba penalizan la homosexualidad. «No soy ni pro-chino ni pro-cubano», argumentó Sosa, quien acusó a los populares de que «les sale el tic de herederos del franquismo».

Fragoso también aseguró el debate en sí tenía carácter electoralista, a lo que Sosa respondió en clave regional. Según Sosa, si Celdrán pidió disculpas es porque no está clara la victoria de Monago y sus palabras podrían perjudicar a su delfín.

Por otro lado, el segundo gran debate del pleno se centró en la declaración institucional del Día de la Mujer. El PSOE presentó un texto alternativo en el que refleja «las leyes y planes aprobados en siete años de gobiernos socialistas» como la interrupción voluntaria del embarazo, que no figuraban en la declaración del PP. Izquierda Unida decidió dar su voto afirmativo a las dos.

Sin embargo, de lo que no hablaron los concejales fue de las dos normativas que ayer salieron adelante y que, a su vez, son las que supondrán cambios en la vida de los ciudadanos. La oposición no valoró la ordenanza de prostitución callejera hasta estudiarla en profundidad (a pesar de que tienen una copia desde el miércoles) ni tampoco realizaron comentario alguno sobre la aprobación definitiva de la ordenanza de veladores, que afectará a todos los bares de Badajoz y que permite sacar sillas y mesas a la calle todo el año con sus normas y horarios.

Estos asuntos y la modificación del nombre de la pedanía de Gévora, que ha perdido el apellido 'del Caudillo', pasaron prácticamente inadvertidos por los concejales. Los palomos y las palabras del alcalde se llevaron el tiempo.