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La casa del artista. Agustín Romero Barroso en su hogar llerenense, un edificio de tres pisos donde lee, escribe, pinta, vive. :: BRÍGIDO
«En Extremadura, para conseguir algo, hay que ser del PP o del PSOE»
Agustín romero barroso, escritor

«En Extremadura, para conseguir algo, hay que ser del PP o del PSOE»

Ha sido albañil, fraile franciscano, tramoyista, profesor. A los 44 años se jubiló. Ahora pinta, lee y ejerce de poeta en Llerena

J. R. ALONSO DE LA TORRE

Domingo, 13 de marzo 2011, 12:40

Vive en un edificio de tres pisos a la entrada de Llerena, él solo con sus tres gatos. Trabaja en un estudio muy acogedor lleno de libros y de música. Por las escaleras, cuadros suyos y de sus amigos pintores.

-¿Cómo recuerda su infancia?

-De pequeño dibujaba cómics. Me aficioné rápidamente a los tebeos, que aquí en Llerena los llamamos cuentos. Por ahí empecé a aficionarme a la lectura porque uno, antes que escritor, es lector. Mi padre no veía aquello muy bien. Mi padre me cogía a veces los tebeos y los escondía, incluso alguna vez me los quemaba en el corral de la casa.

-Yo tengo una explicación para eso. Cuando en Llerena se enteraron de que las tropas de Franco venían de Sevilla a tomar esto, la gente quemaba todos los papeles que tenían que ver con la República en los corrales. Mi padre adoraba los libros, no los odiaba, pero veía mal que yo leyera tanto. Yo no culpo a mi padre. Es maestro albañil. Ya tiene 84 años. Éramos cinco hermanos, solo yo estudié una carrera. Con 15 años me independicé de mi familia.

-¿Con 15 años se va de casa?

-Sí, me fui a vivir a una casita vecina que teníamos. Eso marca mucho. Trabajaba con mi padre de peón. Me tenía que buscar la comida y la vida. Con 19 años me fui a Madrid. Me ahogaba un poco en Llerena. A los 16 años había intentado irme a la Marina, a submarinos. Después tuve una crisis espiritual y me fui de fraile franciscano a Arenas de San Pedro. Estuve dos años allí y en Toledo. Era la época del sandinismo y a aquel convento de Arenas de San Pedro iban los franciscanos que habían estado pegando tiros en Nicaragua a recuperarse.

-¡Qué trajín: 19 años y ya se había independizado, había ejercido de peón, se hace fraile!

-De los tebeos había pasado a la lectura de libros. Curiosamente, la biblioteca municipal de Llerena había quedado intacta. Había allí libros de Freud, obras republicanas y otros libros que estaban prohibidos, era una biblioteca magnífica. Yo iba allí a leer y leí el libro 'Las florecillas de San Francisco', un libro de historias muy lelas, tontunas, que me indujo a hacerme franciscano. Leía muchísimo, fue una de las razones por las que me independicé y me fui a vivir a la otra casa, porque mi padre no me dejaba leer. En el colegio había que ir a misa, pero yo era un insurrecto y no iba. El castigo era que te metían en la biblioteca a leer y a mí aquel castigo me parecía maravilloso.

-¿Por qué deja de ser franciscano?

-De Arenas de San Pedro me mandan a Toledo. Allí me dicen que me tengo que ir a estudiar Teología a Roma. En el Antoniano, donde estudia la crema de la crema. Pero yo dije que no iba Roma, que quería hacer Teología con los jesuitas en Comillas y dejé de ser franciscano. También es verdad que me había empezado a gustar mucho una monja italiana, aunque no tuve nunca nada con ella. Pero eso no fue determinante para que dejara la orden.

-¿Vuelve a Extremadura?

-Me vine a Llerena, estuve un año aquí, después estudié Filología en Cáceres del año 79 al 85. En verano me iba a buscarme la vida a la vendimia a Francia o a La Mancha. En los 90 hice el doctorado sobre el poeta Sem Tob de Carrión. Tras acabar la carrera en 1985, al año siguiente me voy a Mallorca, donde tenía una novia. Ella era de Santa Ana, cerca de Trujillo, y se había ido a trabajar a Mallorca. Allí estuve trabajando como tramoyista, de camarero, en una lavandería. Estuve también un tiempo en Madrid en casa de un amigo, que hacía allí la mili. Era un edificio muy raro.

-¿Un edificio raro?

-Vivían algunos vascos estudiando, que alguno debía de ser de la ETA. Vivía una chica, que era yonqui y camarera de noche, con su amante, que era camello de heroína. Así era el ambiente y la calle estaba cerca de la plaza de España. Después preparé las oposiciones a profesor de instituto y aprobé a la primera en Sevilla. Era el año 1989. Me encerré seis meses a estudiar. Me ponía un traje de faena de militar y a estudiar. Cuando vi que había sacado las oposiciones, no me lo creí. Me dije: A la primera persona que me pida dinero le doy todo lo que tengo. Había un hombre en una silla de ruedas que me pedía siempre y ese día le di todo mi dinero, unas 10.000 pesetas. Se quedó el tío...

--Otra vez a moverse. ¿A dónde lo trasladan?

-Elegí el Instituto de Cazalla de la Sierra. Cuando tuve que escoger, le dije a la otra gente que estaba detrás de mí que si estaban casados o tenían alguna obligación o necesidad para dejarles escoger antes y lo que quedó fue Cazalla. De allí me fui a Sevilla, luego a Barbate, en Cádiz. Tenía una novia en Murcia y me quería ir allí, pero no me lo daban y me vine a Llerena. Me até la soga al cuello. Mi madre me dijo que nunca debía haberme venido aquí. Tuve problemas y estoy jubilado con incapacidad permanente para el servicio desde el año 2000. Hay sentencia firme del Tribunal Constitucional. Prefiero no contar esto porque agua pasada no mueve molino y porque ha sido un calvario.

-¿Primeros pasos literarios?

-Empiezo a escribir poesía con 15 años o así. Colaboro en revistas. En Alor Novísimo, por ejemplo, con Bernardo Víctor Carande, uno de los escritores más interesantes de Extremadura y poco estudiado además. He editado algunas revistas, incluso en ciclostil. He publicado libros de poesía como 'Quaderno de Dexados', que para algunos es uno de los mejores libros de poesía que se han publicado en Extremadura. También 'El alto vuelo del gato' en poesía, la novela 'Los héroes huyen del enemigo'... Esa novela la presenté al Felipe Trigo de relato corto, pero solo presenté el primer capítulo. Cuando me devolvieron los ejemplares, ví que, escrito con letra de Pecellín Lancharro, ponía que el texto era muy bueno, pero que no se premiaba porque al final le faltaba algo.

-¿La sociedad literaria: cómo se accede a ella?

-En Extremadura para conseguir algo hay que ser del PP o del PSOE. O eres multimillonario. O eres un genio imparable, pero a los genios imparables también los paran. Y yo no soy multimillonario, ni soy un genio, ni soy del PP ni del PSOE. Yo me presento a las ayudas a la creación pero no para que me la den, sino para comprobar que no me la dan nunca. Aquí todo está arrimado al poder. Habría que crear una cooperativa para editar aquello que interese, libremente.

-¿Llerena: levítica, somnolienta, progresista, conservadora.?

-Todas las sociedades están determinadas por el factor social, económico y político. En casi todos los pueblos extremeños hay un cierto conservadurismo. Es un conservadurismo de pueblo que me parece más sano que el conservadurismo de ciudad, de barrio. En un barrio, el control tiene que ser más estricto porque se puede abrir, te puedes escapar. Pero en un pueblo pequeño el control ya está hecho. Como reza el dicho japonés: Pueblo pequeño, infierno grande. Ese conservadurismo de los pueblos extremeños no es político, es de visiones de las cosas. Por ejemplo el tema de las supersticiones, que esconden casi todas un poso cultural profundo. En Llerena se cree que si te cortas las uñas y el pelo y los arrojas a un brasero dentro de la casa, te vuelves loco o pasa alguna desgracia. Si lees el Levítico, ves que los judíos, tras cortarse el pelo o las uñas hacían algo así. Entonces, si te veían hacerlo en Llerena, te podía perseguir la Inquisición por prácticas judaizantes. De ahí viene esa superstición, que llega hasta hoy.

-¿Es cierto que en Llerena no hay gente necia tal y como reza esa placa colocada en los juzgados?

-Llerena es ciudad desde el año 1645. Fue un título que se compró, había que pagar unos impuestos. Sobre esa placa, es lógico que Luis Zapata de Chaves, que fue quien la puso, si vivía aquí y tenía un palacio aquí, opinara así. En Llerena hay gente normal con unas inquietudes anormales. Eso no es muy corriente encontrarlo por ahí. Es una anomalía.

-¿Cuál es el porqué de esa bendita anomalía llerenense?

-No sé si lo determina el factor histórico, el social, el factor racial. El profesor Serrano Mangas hace un estudio maravilloso sobre el poso de los judeoconversos en el sur de Extremadura. Huían de los progroms en Andalucía en el siglo XV y se quedan aquí esperando volver a Andalucía algún día, pero no regresan. No sé si eso se hereda genéticamente. Pero es cierto que aquí hay mucha gente peculiar. Tal vez esa diferencia se deba a la enseñanza. En los años sesenta, setenta y ochenta el colegio Nuestra Señora de la Granada fue decisivo por su peculiar profesorado y métodos. Antes, a finales del siglo XVIII, estuvo el colegio de los jesuitas, que fue el primero y más importante de Extremadura y editaba sus propios manuales para sus colegiales. Sucede que la memoria de los jesuitas se ha borrado totalmente de Llerena. La famosa Merced, hoy centro 'culturero', fue su iglesia. De aquel colegio jesuita salieron gentes como José de Hermosilla, autor de lo que hoy se usa como Centro Reina Sofía en Madrid, fue urbanista y arquitecto, remodeló lo que hoy es el Madrid central antiguo.

-Escribe usted: «Eres malo si eres desconocido, si no has salido en la tele. Eres malo si eres contestatario y estás empeñado en hacer poesía a toda costa y coste, por encima del espectáculo, el capital, el estado, el mercado y sus servidores». ¿Es usted malo según su propia definición irónica?

-El arte y la literatura no pueden tener meramente una valoración comercial o una valoración desde el poder. El Quijote no es una obra de arte porque lo diga la Academia Española o la Banca March, que hizo una edición de lujo. El valor que tiene es por sí mismo. Nos hacen creer que los más votados son los mejores, pero eso no es así. Picasso tiene valor estético no porque en las subastas sus cuadros valgan tropecientos millones. Estamos en una sociedad en la que el mercado, el dinero y la banca marcan la pauta del valor. Eso es terrible.

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