REGIONAL

El ordenador que nunca descansa

Entre sus retos está el predecir el calentamiento global y ayudar a detectar enfermedades como el cáncer El supercomputador Lusitania se convierte en un referente por sus aplicaciones prácticas

LUIS EXPÓSITO

Domingo, 10 de octubre 2010, 02:11

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Pocas letras son tan odiadas. La 'x' y la 'y' de las ecuaciones matemáticas han provocado desde siempre el insomnio a millones de estudiantes la noche antes del examen. Y lo siguen haciendo a pesar de todas las reformas educativas.

La progresión está clara. A más incógnitas, más dificultades. Dos era complicado para 'los de letras' y con tres mejor no hablar.

Pues si eso era complicado, imagínese resolver un problema con nada menos que 620 millones de incógnitas. Eso es lo que hizo el supercomputador Lusitania a finales del año pasado.

Para conseguirlo, la mitad del aparato estuvo procesando sin parar durante 22 horas. Precisamente, una de sus características es que nunca duerme, no descansa.

Curiosa paradoja, usar un nombre latino para denominar un aparato tan moderno. Se trata del supercomputador que la Junta de Extremadura compró a la multinacional de la informática Hewlett Packard y que empezó a funcionar en marzo del año pasado.

Como ya se anunció en su día, sus proporciones son gigantescas. Uno de sus puntos fuertes es la memoria interna, que tiene 2 Terabytes, el equivalente a 2.000 gigabytes.

Permite atacar de forma veloz problemas muy complejos, puesto que ésta es la memoria de más rápido acceso para cualquier ordenador.

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«No es posible enfrentarte a determinados trabajos con un ordenador de sobremesa, ni siquiera con un servidor. Se necesitan supercomputadores como el nuestro. De forma separada, un ordenador convencional tardaría siglos en resolver los problemas. Y este lo hace en pocos días y horas», asegura José Luis González, que es el director general de la Fundación que gestiona la máquina, Computaex.

El precio también está a la altura de las prestaciones. Costó 7,7 millones de euros, un dinero que vino de los fondos Feder de la Unión Europea.

En España funcionan una docena de superordenadores públicos de estas características, vinculados la mayoría a gobiernos regionales y centros universitarios.

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Computaex es una institución nacida con fondos públicos, ya que sus patronos son la Junta de Extremadura y su empresa pública dependiente Gpex.

Tiene además firmados varios convenios de colaboración con empresas como la propia Hewlett Packard o con organismos como la Fundación Centro de Supercomputación de Galicia (Cesga).

Pero sobre todo hay una cualidad que diferencia a la máquina extremeña del resto, su impacto humanitario. De hecho, Lusitania fue noticia de nuevo hace escasamente tres semanas porque recibió un importante premio en la localidad norteamericana de San Francisco.

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Distinción

Lo concedió la 'Itanium Solutions Alliance', un consorcio de fabricantes de hardware o desarrolladoras de software, y eligió al ordenador extremeño porque su trabajo se centra en proyectos destinados a lograr impacto más en el ámbito de lo social que en los negocios.

Actualmente trabajan con él más de una veintena de grupos de investigación regionales y nacionales.

¿Qué lo hace tan especial? Traducir al lenguaje común conceptos tan técnicos es un riesgo, pero sí que se pueden dar algunas claves. «No solamente usamos a Lusitania para problemas de difícil solución y complejos, también para cuestiones que tienen una aplicación en el día a día», cuenta González. Es decir, sus resultados sirven para algo.

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Uno de los proyectos, por ejemplo, se denomina 'medida de dosis neutrónicas en pacientes sometidos a radioterapia'. Bajo este concepto tan rimbombante se esconde algo mucho más sencillo.

Un experimento está introduciendo en la sala de radioterapia de pacientes oncológicos a una serie de maniquíes, que reciben las mismas radiaciones que tendrían los enfermos. Lusitania calcula matemáticamente el efecto que tiene un número elevado de sesiones sobre los órganos. El objetivo último es lograr la selección óptima de las estrategias de tratamiento que reduzcan el riesgo de la radioinducción.

La asociación estadounidense que premió el proyecto extremeño destaca muchas de sus virtudes. Por ejemplo, cita en su documentación oficial los estudios que realiza para facilitar el diseño industrial de coches, puentes, aviones y estructuras.

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También los trabajos referentes a la predición del clima, incluyendo el calentamiento global y los efectos atmosféricos locales. Especial hincapié se hace en el denominado WACCM.

Predecir el clima

Se trata de un experimento en el que se trata de predecir el comportamiento del clima terrestre en el futuro a partir de modelos numéricos que simulan varios escenarios en función del comportamiento humano.

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Además de la predicción climática, José Luis González destaca otros tres grandes retos de cara al futuro. En primer lugar, habla de la detección y prevención de enfermedades como el cáncer, el sida o las infecciones. También de la optimización del agua, uno de los recursos más importante que existe en Extremadura.

Igualmente considera trascendental colaborar en la eficiencia energética y en la obtención de fuentes de energía realmente alternativas.

Computaex divide los experimentos en los que trabaja en tres grandes áreas: Ciencias de la Tierra, de la Vida, e Informática y de Comunicaciones. Según su página web, actualmente están trabajando en 23 proyectos.

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La potencia de la máquina le permite trabajar con varios de estos problemas al mismo tiempo. Pero también se puede dar prioridad a alguno de ellos si las condiciones así lo requieren.

Así pasó por ejemplo el año pasado, cuando se batió el récord de computación. Realmente, el superordenador consta de dos partes y se empleó una de ellas durante casi una jornada entera para superar el reto de 650 millones de incógnitas.

La marca no ha durado mucho, en Galicia ya han puesto el listón en el millón de incógnitas, pero González avisa de que ya se están preparando para volver a superarlo en cuanto tengan una oportunidad.

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Lusitania nunca duerme. El responsable de su funcionamiento cuenta que en los últimos catorce meses sólo han tenido que detenerlo una vez, precisamente la semana pasada. Fue necesario cortarle el suministro eléctrico para cambiarle un cuadro de control.

Otra de sus ventajas es que nunca deja de procesar, no está ocioso. Emplea cada minuto de su tiempo para seguir pensando y resolviendo problemas.

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