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:: MIGUEL ÁNGEL MARCOS
Miércoles, 12 de mayo 2010, 11:08
A caballo entre la Vera y el valle del Jerte, sorprende el entorno de Barrado. Un pequeño pueblo de montaña, situado a casi 800 metros de altitud, que tiene a su alrededor una de las masas forestales mejor conservadas de Extremadura, como son el Robledal de la Solana y la garganta del Obispo. En alguna publicación especializada se asegura que es el robledal más al sur de la península Ibérica.
A la salida de Barrado, hacia el puerto del Rabanillo -hoy menos puerto desde que entró en servicio un moderno puente en la nueva carretera de la Vera al Jerte- hay que tomar un antiguo camino de piedra que desciende a la izquierda, junto a las últimas casas del pueblo. Su inicio está perfectamente señalizado. Tanto que podría hacerse en dirección contraria, puesto que la salida y la llegada de esta ruta circular están separadas por unos metros.
Tras dejar algún desvío y cruce de pistas atravesaremos la garganta del Obispo por un pequeño puente. Tras un corto llaneo, el sendero empieza a ganar altura por una calleja entre fincas de cerezos, hasta dejarnos junto a un robledal. Éste se atraviesa por una estrecha senda, menos marcada que las anteriores, por la que se llega al puerto del Rabanillo, antes frontera y hoy punto de unión de dos de las comarcas con mayor atractivo natural y turístico de la región. A poco que avancemos en dirección al Valle veremos las primeras viviendas de Casas del Castañar y Cabrero.
Pero como hoy no son nuestro objetivo, salvo, quizá, para las cámaras fotográficas, debemos girar a la izquierda por una ancha pista en dirección oeste, que hay que seguir sin hacer caso de los desvíos que surjan. Después de algo más de 2 kilómetros pasaremos junto a la majada del Bullón, con varias casas, fuente y un corralón para el ganado. Dos kilómetros más adelante nos espera el roble grande de la Solana, árbol singular de Extremadura. Un espectacular ejemplar bien conservado pese a los 300 años que se estima tiene. Ronda los 20 metros de altura, con un diámetro máximo de copa que se aproxima a los 30, como puede leerse en el panel informativo situado a sus pies. Allí se destaca también su antiguo uso como lugar de reunión, lo que le hace ser muy apreciado por la población.
A pocos metros de tan impresionante árbol se encuentra otra majada, la Casa del Guarda, punto en el que hay que tomar una pista que sale a la izquierda en bajada, dejando a la derecha el cerro Fuentemoral. A los 3 kilómetros, pasado un estaque de agua, tomaremos un desvío a la izquierda que se dirige a una zona de dehesa y prados cercados.
Por pistas, entre muros de piedra, nos vamos acercando de nuevo a Barrado, que ya se divisa en lo alto, caminando entre prados, huertas y fincas con cerezos, olivos y vides. Nada más cruzar un puente sobre la garganta del Obispo hay que tomar un camino empedrado a la izquierda, el camino de la Cuesta, que en fuertes repechos nos deja en la carretera, en el punto donde se inicia la ruta.
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