La Feria Taurina de Olivenza remonta el vuelo sin la lluvia

Una de la tarde en Olivenza. La localidad empieza a despertar tras una tarde de toros pasada por agua y una noche en la que se puede decir que prácticamente diluvió. El coso parecía una piscina. Menos mal que la lona negra que cubría todo el ruedo lo había protegido, pero aún así el terreno estaba anegado. Una decena de jóvenes se esforzaba en retirar todo el agua con cepillos bajo la atenta mirada de Jesús Ortiz, uno de los propietarios de la plaza. En la puerta decenas de sacos cargados de arena esperaban a ser esparcidos por el ruedo mientras los curiosos se preguntaban ¿habrá o no habrá toros esta tarde?. Al final los hubo, pero la jornada taurina en Olivenza, a esa hora, no había hecho nada más que empezar.

Se esperaban más de diez mil personas deambulando por las bellas calles oliventinas, pero lo cierto es que el cielo gris amenazante terminó con la ilusión de muchos que seguro prefirieron quedarse en sus casas a la posibilidad de mojarse de bar en bar.

No fue el caso del presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, que paseaba por la plaza desde primera hora de la mañana cuando tímidamente comenzaba a vestirse de fiesta la villa oliventina. Con cuidado se montaban los primeros puestos, sobre todo de almohadillas y capotes con escudos de equipos de fútbol (debe ser por aquello de unir las pasiones), algunos vendían espárragos en una caja, otros regaliz, el aire corría impregnado de olor a algodón de azúcar y los más arriesgados montaban su particular botellón con botellas de tinto de verano y patatas fritas de bolsa. 'Juventud, divino tesoro'.

El alcalde de Olivenza Manuel Cayado, junto a su esposa y el concejal de festejos también paseaban por la plaza a mediodía, pero no se encontraron con su homólogo emeritense Ángel Calle que también quiso acudir a esta cita con el inicio de temporada taurina en Extremadura.

La plaza de la localidad y la famosa y señorial calle de los baldosines se engalanaban con señoras ataviadas con abrigos de pieles y señores con corbata y puro. En la puerta de una papelería unas dependientas murmuraban «mira, mira, es él». Se referían al periodista Carlos Herrera que paseaba de 'incógnito' con gorro y paraguas negro. Ya en su programa de radio había avisado de que venía a Olivenza y seguro que se lo pasó bien a juzgar por el lugar donde se hospedó, el hotel palacio Arteaga que en estos días se convierte en un hervidero de lujo y glamour.

El que fuese presidente del Real Madrid, Ramón Calderón, salía bien acompañado de este coqueto palacio en el que además hay dos exposiciones, una de fotografía y otra de óleos. En la cafetería un joven resaltaba por encima del resto de los asistentes. Con casi dos metros de altura, el ex jugador de balonmano y Presidente del Pines, Juancho Pérez departía con unos amigos. A su lado pero en otro grupo lo hacía el torero Julio Parejo.

Técula Mécula a EEUU

Seguro que muchos de los que han venido desde fuera se llevan alguna técula mécula, el dulce típico oliventino que puede encontrarse en la pastelería Fuentes. Su dueña, Carmen Pilar Rodríguez decía ayer que el ambiente era bueno y que había decaído un poco con respecto a otros años por culpa de la lluvia. «Quiero que mejore, soy muy positiva y seguro que mañana (por hoy) tenemos un día bonito», comentaba tras recordar que un chico de Estados Unidos había viajado hasta Olivenza para ver a José Tomás. Por supuesto, había comprado el rico dulce oliventino.

A partir de las dos de la tarde las calles se llenaron de gente, los bares sacaron sus parrillas a la calle y comenzaron a asar carne para dar de comer sobre todo a muchos jóvenes que fueron los que llenaron las vías. Por su forma de vestir no parece que fuesen después a los toros pero al menos pusieron la nota de color a una mañana de frío. No había más que ver la cara del actor Jorge Sanz que acudía con la presentadora de 'El día es nuestro' Olga Marset. Pasaron entre la multitud como una exhalación.

Nadie quería llegar tarde al coso, sobre todo porque la cola era descomunal y casi llegaba a la plaza del pueblo. Ejemplo de que la fiesta sigue despertando interés. También había muchas personas junto a la entrada al coso, para ver a los toreros y de paso, a algún personaje famoso como por ejemplo el escritor Fernando Sánchez Dragó.

Ya en el interior de la plaza, tranquilizaba ver que el ruedo estaba en buenas condiciones y que en el callejón ya no había charcos, aunque hubo algún que otro tropezón de los banderilleros. No cabía un alfiler en los tendidos y en el callejón había 'overbooking'. Tanto, que la Guardia Civil pidió varias veces las entradas de burladero. Medios de comunicación, Carmen Martínez Bordiú, toreros como José María Manzanares, El Juli y su apoderado Roberto Domínguez o Javier Solís y 'El Fini', pero sobre todo algún que otro curioso. A rebosar estaban los burladeros que lucían tan relucientes que dejaban parte de la pintura en la espalda de aquel que se arrimase mucho. Uno de sus ocupantes le dijo al alguacilillo «menuda propina te vas a llevar hoy». No iba mal encaminado. Al final fueron siete orejas y un rabo.

El público se volcó con los toreros y con la fiesta en general. En el primero de la tarde alguien gritó «¡Vivan los toros en Cataluña!» y todo el mundo no dudó en aplaudir efusivamente. No fue el único 'comentarista' que salió ayer. En el tendido seis, un señor llamado Fernando gritó «ahora sí que me puedo morir, he visto a Zidane y a José Tomás». «Que bueno eres, que bueno eres... lo único que tienes malo es que eres del Atleti». Lo hizo bien el de Galapagar y también el de Puebla del Prior que regaló el rabo que le cortó a su primer enemigo a Olfo Bosé que estaba en el tendido. Quizás su madre y su tío Miguel acudan hoy a ver a Cayetano. Será un día intenso. Ojalá que luzca el sol. Habrá que cruzar los dedos...