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Un ecologista en el ojo del huracán
Santiago Hernández, Ingeniero de Caminos y presidente del Consejo Económico y Social

Un ecologista en el ojo del huracán

El ex presidente de Adenex forma parte del comité técnico que asesorará al Gobierno sobre la ubicación del futuro almacén nuclear

JUAN DOMINGO FERNÁNDEZ

Domingo, 14 de febrero 2010, 11:31

Mucho tiempo después de haberse convertido en el presidente más veterano de la asociación ecologista Adenex, a Santiago Hernández Fernández (Cáceres, 1 de noviembre de 1945) aún le dolían sus travesuras de niño que mataba gorriones con tirachinas. Aquel hijo de un industrial cacereño es el mayor de tres hermanos (una maestra, un médico y un abogado) y confesaba hace veinte años que siempre fue un estudiante aplicado, que le gustaba jugar a las chapas en la Plaza de Santiago, donde nació, y que su vocación por la naturaleza se despertó cuando le regalaron una bicicleta con la que exploró todos los alrededores de la ciudad.

Después vendrían sus años de universitario en un colegio mayor de la capital de España, donde se formó como Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos en la Escuela Técnica Superior, en la que obtuvo, más tarde, el Premio Extraordinario de doctorado. Metódico, trabajador y pacífico, en aquella etapa universitaria Santiago Hernández encontró tiempo para colaborar con la tuna de su colegio tocando la guitarra y la bandurria y perfeccionar otra de sus pasiones, la fotografía.

Ingeniero de Caminos en Renfe, donde ocupó la Jefatura Territorial de Extremadura muchos años, se convirtió en un verdadero abanderado del movimiento ecologista y proteccionista de la región a raíz de su labor al frente de Adenex desde 1981 a 1999. Una etapa, precisamente, en la que se produjo el despegue de esa asociación, capaz de contratar a muchos biólogos y otros colaboradores para sacar adelante los numerosos proyectos elaborados al calor de los Fondos Europeos.

Con una singularidad relevante: su condición profesional de ingeniero de caminos y sus profundos conocimientos de botánica y fauna le otorgaban un crédito y una «credibilidad» mayor en muchas ocasiones que la ofrecida por un biólogo o un ecologista. Quienes le conocen señalan que en su haber hay que apuntar la defensa de Monfragüe como un valor fundamental de Extremadura y la extensión de la conciencia ecologista en aspectos que van desde la proteccion de las colonias de aves urbanas hasta la importancia de la riqueza fluvial.

Delegado del Colegio de Ingenieros de Caminos de Cáceres y representante regional desde 1977 a 1984, en la actualidad es decano del Colegio de Extremadura y ha sido vocal de la Junta de Gobierno del Colegio Nacional de Ingenieros de Caminos desde 1996 a 2005.

Es el único director de Cátedra (la de Proyectos de Ingeniería Medioambiental) de la Escuela Politécnica de Cáceres. Presidente del Patronato de la Junta Rectora y de la Reserva de la Biosfera de Monfragüe, pertenece también desde hace una década al consejo que agrupa a más de 500.000 ingenieros civiles de 39 países europeos.

Experto en impacto ambiental de las obras de ingeniería y en Ecología, es autor de más de cien estudios de impacto ambiental de obras de ingeniería para empresas españolas y portuguesas y proyectos de ingeniería, ordenación del territorio, planeamiento, urbanismo, carreteras, abastecimiento y saneamiento. Director de más de 30 jornadas y cursos de especialización, es autor asimismo de decenas de artículos en publicaciones regionales y nacionales.

Sin embargo, el currículum brillantísimo de este doctor ingeniero, convencido de que hay que buscar la compatibilidad entre la conservación de la Naturaleza y el desarrollo sostenible. consciente también de que «todas las energías son necesarias y hoy por hoy no se puede eliminar ninguna de ellas», como declaró en junio de 2009, ha pasado por dos momentos de gran controversia: su apoyo -junto al catedrático de Ecología y presidente de Adena, Díaz Pineda- al proyecto de Chillida para excavar la montaña de Tindaya y su participación como coordinador de ese estudio realizado en 2007 que sostiene que la refinería proyectada por el Grupo Gallardo en Tierra de Barros no será perjudicial para el aire y las plantaciones de vid y de olivo de la zona. Un estudio en el que participaron el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, las universidades de Barcelona, Huelva y Extremadura, pero cuya 'cara visible' ante la opinión pública fue precisamente la de Santiago Hernández. A él le llovieron las críticas.

Padre de dos hijos (uno ingeniero de Caminos y otro médico estomatólogo), nunca ha ocupado ningún cargo público remunerado. Por eso aceptó en 2009 la presidencia del Consejo Económico y Social de Extremadura. Y no renuncia a otros compromisos. Desde hace pocas semanas forma parte de los seis 'sabios' que asesorarán al Gobierno sobre la futura ubicación del Almacén Nuclear, el famoso ATC. Hasta ahora, Santiago Hernández se ha negado a pronunciarse acerca del tema, pero él sabe bien que está otra vez en el ojo del huracán.

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