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Vivir del aire

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El Hierro logra un hito tecnológico sin precedentes al pasar 18 días seguidos alimentándose al cien por cien de energía renovable. La central hidroeólica de Gorona del Viento evita la emisión de 30.000 toneladas de CO2

FERNANDO MIÑANA

Viernes, 16 de febrero 2018, 15:55

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El Hierro es el punto más remoto de España. Y allí, en la isla más pequeña, meridional y occidental de las Canarias, siempre han dependido de su ingenio para sobrevivir completamente aislados. Los primeros habitantes, los bimbaches, llegaron a tratar como una deidad a un árbol, el garoé, porque tenía la propiedad de atrapar el agua de las nieblas y destilarla después. Era su principal recurso para saciar la sed. Por eso, hoy, cuatrocientos años después, se ha etiquetado a la central hidroeólica de Gorona del Viento como el garoé del siglo XXI. De este ingenio admirado en todo el mundo empieza a depender el suministro eléctrico de la isla y, a menos de tres años de su inauguración, los herreños celebran que la central acaba de encadenar 18 días seguidos de energía renovable, cien por cien ecológica.

El sistema de Gorona del Viento combina la energía eólica, la hidráulica y el bombeo. Cuando los molinos logran satisfacer la demanda de electricidad de la isla -la mitad es para desalar, extraer, tratar y distribuir el agua-, la energía sobrante se dirige a las bombas de la central para que eleven el agua de un depósito situado a nivel del mar a otro que se encuentra a 700 metros de altura. Cuando el viento es insuficiente, arranca la instalación hidráulica para dejar caer el agua del tanque superior al inferior a través de las turbinas que producirán la energía eléctrica.

Este invento, único en un territorio completamente aislado, es la culminación de los sueños que tuvo hace cuarenta años Tomás Padrón. El entonces presidente del Cabildo de El Hierro logró que se aprobase un plan de desarrollo sostenible y lidió con Loyola de Palacio y con el ministerio para lograr la subvención económica que lo hizo viable.

También fue determinante que Endesa (Unelco en Canarias) abriera una oficina en las islas para estudiar su abastecimiento y comprobar que en El Hierro, la ínsula volcánica peinada por los alisios, tenía un gran potencial eólico, aunque limitado por ser una energía variable y fluctuante. En 2004 se constituyó la empresa, que tiempo después recibió una inyección de 45 millones de euros del Instituto para la Diversificación y Ahorro Energético. En 2014 se inauguró y Tomás Padrón apenas pudo contener su emoción. Ahora está participada por el Cabildo (propietaria del 66%), Endesa y el Instituto Tecnológico de Canarias.

Inicios decepcionantes

Sus inicios no fueron muy prometedores. En 2014, aún en periodo de pruebas, satisfizo el 2,3% de la demanda eléctrica y en 2015, en funcionamiento durante la segunda mitad del año, se llegó a un 19,2% que le costó un aluvión de críticas cuestionando el proyecto. Pero el 9 de agosto de 2015 insufló esperanza entre sus gestores cuando se lograron dos horas de total autonomía para la isla. Entonces aún había que recurrir demasiado a menudo a la central de diésel -el objetivo es dejar de quemar 6.000 toneladas al año- para garantizar el suministro. Pero en 2016 ya se enderezó el rumbo con un 40,7% del consumo eléctrico total y en 2017 se afianzó llegando casi a la mitad (46,5%). El inicio de 2018 ha sido espectacular con esos 18 días continuados y un acumulado de 560 horas en lo que llevamos de año.

Como no hay referentes en todo el mundo, Gorona del Viento se considera aún en rodaje, pendiente de alcanzar su máximo rendimiento pero con cifras que ya despiertan la curiosidad de científicos de todo el mundo: el hito de los 18 días -el anterior récord fue de ocho días de energía completamente limpia en el verano de 2017- y casi dos mil horas en estos tres años en los que, de paso, han evitado la emisión de 30.000 toneladas de CO2.

El Hierro, negro y abrupto, no tiene las playas de las otras islas, así que ha descartado el turismo de masas para centrarse en otro más sostenible y basado en la ciencia. Ya es frecuente la visita de técnicos interesados en la central hidroeólica. Ayer mismo recibieron la visita de unos profesores franceses y los mandatarios de Cabo Verde les toman como ejemplo para poner en marcha un sistema basado, en su caso, en la energía fotovoltaica.

Unos 17 millones de personas viven en islas de Europa, excluyendo las grandes como Reino Unido o Irlanda. En el mundo, 600 millones. Así que El Hierro, tierra de sabinas y lagartos, les muestra el camino hacia un futuro más limpio y responsable. Los bimbaches estarían orgullosos si vieran cómo sus descendientes herreños han sabido aprovechar los recursos naturales, el viento y el agua escasa, para preservar la autonomía de 11.000 vecinos.

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