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«Con el vaper dejé de fumar cigarrillos»

A pesar de la buena acogida de este dispositivo entre los fumadores, los médicos alertan de que aún no se puede saber qué efectos futuros tendrá para la salud

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Miércoles, 6 de marzo 2019, 09:17

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«Empecé fumando un paquete cada dos días. Con el tiempo iba a más hasta convertirse casi en una obsesión. A veces me despertaba por la noche para fumar. No podía respirar... Necesitaba un apoyo. Me informé del 'vapeo' y desde entonces no he vuelto a fumar ni un solo cigarro». Así de rotunda se muestra Natividad Martín, una extremeña de 35 años que lleva 18 consumiendo tabaco y desde hace cuatro meses ha cambiado el cigarrillo por un dispositivo electrónico, conocido como vaper.

Se trata de un objeto de pequeñas dimensiones, cuyo precio varía entre 25 y 100 euros, que funciona con una batería. En él se introduce un líquido que puede llevar o no nicotina y que, a su vez, contiene un sabor determinado. Ese depósitvo lleva una resistencia que es la encargada de evaporar el líquido.

Su mecanismo también es sencillo. El fumador solo tiene que introducir el vaper en la boca y dar una calada. El truco está en que para aquellos que están dejando de fumar poco a poco y tienen que lidiar con el conocido 'mono', necesitarán un nivel de nicotina inferior a la que consumían con el cigarro tradicional ya que da un mayor golpe de garganta y le sacia más.

Pero no se trata de una moda pasajera, según afirma Juana Mª Lagar, propietaria de 'El Rincón del Vaper'. Su negocio, dedicado exclusivamente a estos dipositivos, recibe cada día multitud de visitas de personas que ven en el vaper su 'salvación' a tantos años fumando tabaco. Al mes su negocio vende, aproximadamente, una media de 100 vaper. Eso sí, su venta está prohibida a menores de 18 años.

En todo el local se pueden divisar unos 700 paquetes de sabores distintos. Los hay de sabor a fresa, menta, limón, galleta y hasta sabor a churros. Una gama amplísima para satisfacer los gustos de los clientes. Aunque Roldán Salazar lo tiene claro, los sabores cítricos son sus preferidos.

Salazar dejó de fumar hace ocho meses. Atrás quedaban 19 años en los que el cigarro se había convertido en su máximo aliado ya que llegó a fumar hasta dos paquetes al días.

Este informático de 34 años reconoce que fumaba de manera compulsiva y que ninguno de los mecanismos que había utilizado para abandonar su adicción habían sido efectivos. Su principal problema era controlar que el 'mono' no fuera tan agresivo y, según sus propias palabras, ha conseguido sobrellevarlo gracias al vaper.

Necesitó una semana para acostumbrarse al cambio. Comenzó 'vapeando', término que hace referencia a la acción de fumar con vaper, con seis miligramos de nicotina por recomendación de Lagar. A partir de ahí, notó una bajada de sensación de estar satrisfecho. Estos seis miligramos equivaldrían a un paquete de cigarrillos tradicionales. A día de hoy, tras ocho meses aproximadamente, ha reducido a la mitad la dosis de nicotina que incluye en el líquido y su objetivo a medio plazo es dejarla fuera de su organismo por completo.

En ese punto, Natividad Martín va un poco más avanzanda. Empezó con tres miligramos de nicotina, que era lo mínimo, y ahora ni siquiera le echa el líquido de la nicotina. «Ya no lo diferencio. Mi cuerpo ya no tiene esa necesidad de darle nicotina. Es la mejor alternativa que puede tener un fumador para dejarlo. Rotundamente sí», confiesa la administrativa.

Efectos nocivos

Juana Mª Lagar defiende que el uso del vaper es más beneficioso que el del tabaco. «Es un 95% más sano», recalca. Defiende a capa y espada su consumo como un modo alternativo para dejar de consumir nicotina. «Los dispositivos que hay actualmente no tienen nada que ver con los anteriores, sus predecesores los cigarrillos electrónicos. La gente está dejando de fumar. Poco a poco se está viendo en España», aclara la propietaria. Pero es en este punto donde las opiniones de usuarios y vendedores de vaper se contraponen a las de los médicos.

Juan Antonio Gutiérrez, neumólogo del Hospital Universitario de Badajoz, aclara que la diferencia existente entre el humo del tabaco y el del vaper es que en el primero hay más de 4.000 sustancias creadas por la combustión mientras que en el vaper habría menos, aunque contiene metales pesados como el níquel, el cadmio o el mercurio, al igual que en el cigarrillo tradicional. Sin embargo puntualiza que el elemento más importante, como es la nicotina, existe en ambos. «El tener la sensación de estar haciendo algo menos nocivo para la salud... nos encontramos con que no hay un consumo seguro de nicotina ni productos cancerígenos en ambos», admite el médico.

El extremeño reconoce que ahora mismo la realidad del vaper, desde el punto de vista médico, se encuentra en una especie de limbo ya que al llevar poco tiempo comercializado, aproximadamente desde 2013, asegura que no se puede saber a ciencia cierta qué efectos tiene el consumo de este dispotivo en la salud. «Hay que tener en cuenta que en el tabaco influye también el tiempo del consumo, con los vaper va a pasar igual. Necesitamos tiempo para saber cuáles van a ser esos efectos nocivos. A lo mejor en 20 o 30 años empezamos a ver patologías o enfermedades asociadas al consumo del vaper», aventura el neumólogo.

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