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Miércoles, 26 de septiembre 2018, 08:54
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Al médico francés Alain Bombard le impactó la muerte de 43 marinos en el Canal de la Mancha tras irse su barco a pique en el año 1952. Conocedor de relatos de náufragos que habían sobrevivido a largos periodos en el mar, decidió experimentar la situación para conocer qué actuaciones podían salvarle la vida y cuáles le condenarían a morir.
Tras dos experimentos previos, primero entre Mónaco y Baleares y luego entre Tánger y Las Palmas, el 19 de octubre de 1952 zarpó de este puerto a bordo de un bote de cuatro metros, sin agua ni alimentos a bordo. Arrostró temporales, hambre y sed, una vía de agua que pudo taponar y la rotura de su pequeña vela, pero el 23 de diciembre llegó a la isla de Barbados, al otro lado del Atlántico. Su conclusión fue que «un náufrago debe ser más testarudo que el mismo mar».
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