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El «secuestro emocional»: cuando tus sentimientos se apoderan de tu mente

Durante los arrebatos emocionales a veces hacemos o decimos cosas de las que después nos arrepentimos, por suerte hay manera de controlarlos

Irene Rodríguez

Sábado, 1 de abril 2023, 16:05

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Seguro que alguna vez has sentido que emociones como el enfado o la tristeza te cegaban y como consecuencia has respondido de manera desproporcionada a situaciones desagradables o a algunos comentarios de otras personas. Al recuperar la calma, te das cuenta de lo sucedido y te arrepientes y te preguntas porqué has reaccionado así. Esto tiene una explicación psicológica y se llama secuestro emocional o amigdalar.

Durante un secuestro amigdalar, una parte de nuestro cerebro llamada amígdala asume el control de nuestras reacciones ante estímulos que nos resultan muy poco agradables. La amígdala es aquella parte del cerebro relacionada con los sentimientos y nuestros recuerdos. Además está muy conectada con la parte más primitiva de este órgano, la encargada de la supervivencia del ser humano y de la toma de decisiones como por ejemplo huir o luchar ante un posible peligro. El psicólogo Daniel Goleman fue quien acuñó este término tan curioso, «secuestro de la amígdala», que se refiere a aquellas respuestas emocionales inmediatas y abrumadoras que no son proporcionales al estímulo real. Goleman explica que cuando la amígdala asume el mando de nuestro cerebro habrá falta momentánea e inmediata de control emocional.

Normalmente, la zona del neocórtex, que es la zona más evolucionada de nuestro cerebro, es la que filtra la información que nos producen los estímulos. Normas sociales como «debo ser amable y educado» o «tengo que cruzar cuando el semáforo esté en verde» serían un claro ejemplo de cómo funciona el neocórtex. Cuando sucede un secuestro emocional el neocórtex se anula y deja fluir una cantidad de emociones que nublan el juicio.

Por suerte, si este «secuestro emocional» se está transformando en un problema en tu vida, con la ayuda de especialistas y tiempo puedes reeducar a tu cerebro para conseguir calmarte y tomar el control de tus reacciones en estas situaciones tan incómodas. Existe un cita muy reconocida en el mundo de la psicología que nos recuerda «no somos nuestras emociones, ni somos nuestros sentimientos». Las emociones y pensamientos (sobre todo los negativos) son cosas que pasan durante algunos instantes por nuestra mente y a veces ni siquiera reflejan la realidad. Si nos condenamos a creer que estos nos definen estamos destinados a ser infelices.

Por supuesto, es necesario tener claro que este artículo no pretende dar pie a ningún autodiagnóstico y que si sientes que sufres algún tipo de dolencia emocional o mental lo más recomendable es asistir a un experto para que pueda diagnosticarte, ayudarte y darte el tratamiento adecuado.

Goleman también señalaba que no todos los secuestros emocionales tienen porque ser angustiosos, pueden suceder cuando algún chiste te hace tanta gracia que no puedes parar de reír o cuando te invade un sentimiento de alegría intensa cuando te sucede algo bueno. Para demostrarlo, narró el caso de un hombre que paseando por un canal vio a una niña mirando muy preocupada el agua, «Antes de saber por qué, había saltado al agua, con su abrigo y corbata. Solo una vez que estuvo en el agua, se dio cuenta de que la niña estaba mirando en shock a un niño que había caído en él, a quien fue capaz de rescatar«.

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