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Aumenta el descontento de los enfermos crónicos con la asistencia que reciben

Aumenta el descontento de los enfermos crónicos con la asistencia que reciben

Ven descoordinación entre primaria y hospitales, una mediocre atención en urgencias y barreras para tratarse en otra autonomía

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Viernes, 31 de enero 2020, 15:10

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Los enfermos crónicos, más de 15 millones de españoles, consideran que la atención sanitaria que reciben de los servicios públicos empeora. El barómetro de opinión que elabora la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), que agrupa a las principales asociaciones estatales, indica que estos enfermos consideran que la asistencia que les prestaron en el último año fue solo «aceptable» y bajan su calificación general del 6,4 de 2017 al 5,8 de 2019, con una caída del 9,4%. Es el primer retroceso en la satisfacción por el trato recibido por este colectivo desde que en 2014 se crease el barómetro, una encuesta nacional que elaboran cada dos años sociólogos de la Universidad Complutense de Madrid.

Las razones principales del aumento de las quejas de los pacientes españoles con dolencias crónicas son los problemas que les crean las muchas descoordinaciones entre la atención primaria y la hospitalaria, los largos tiempos de espera para que les atiendan los especialistas, la asistencia mediocre que reciben en las urgencias hospitalarias -a las que deben acudir con frecuencia por las disfunciones anteriores-, y los múltiples problemas que tienen para ser atendidos cuando necesitan un tratamiento fuera de la comunidad autónoma en la que viven.

El aumento de su descontento se ve claro al comparar su grado de satisfacción con el sistema nacional de salud con el que declara el resto de la población. Mientras la valoración general de los españoles mejora en el último año del 6,4 al 6,6, la de los pacientes crónicos, los que más usan los servicios sanitarios públicos, empeora del 5,7 al 5,4, con lo que la brecha de opinión entre ambos colectivos se ensancha a casi el doble.

El 25% de los pacientes que precisó acceder a un tratamiento fuera de su comunidad no lo logró y el 71% de los atendidos en otra región vieron cómo el médico no podía acceder a su historia clínica

Las opiniones críticas de los pacientes crónicos afectan a todos los niveles de asistencia, pero son mayores en la atención hospitalaria y sobre todo en las urgencias. El 64% están satisfechos con el trato que reciben de su médico de familia, pero el descenso es de 17 puntos, desde el 81% de 2017. En el caso de los especialistas, la valoración positiva no pasa del 50%, con una caída de 28 puntos en solo dos años. Pero el suspenso llega con la atención en las puertas de urgencias. Solo el 37% dice haber sido bien atendido -20 puntos menos que hace dos años- y el 46% considera que el trato fue regular o malo. Los porcentajes empeoran cuando más gravedad tiene la patología del encuestado.

Su principal queja es la falta de coordinación entre los profesionales de la atención primaria y la especializada que los atienden, lo que impide la buena continuidad de la asistencia. El 63% de estos pacientes considera que la coordinación es regular o mala, con un aumento de 14 puntos de la percepción negativa desde hace años. El problema no es aún mayor porque estos enfermos dicen tener, en general, una buena relación, de trato y confianza, con sus médicos, sobre todo con el de primaria.

La descoordinación entre los distintos niveles de asistencia sanitaria afecta a todo, al flujo de información sobre la evolución de la enfermedad, a la coherencia en el tratamiento y al acceso a pruebas y consultas hospitalarias. Es el motivo por el que los encuestados terminan por dar un suspenso al valorar la organización del sistema.

Ausencia de comunicación

La ausencia de un coordinador médico en la atención global a cada enfermo crónico hace que el 65% tenga que ser quien informe en persona al médico de familia de las indicaciones que le ha dado el especialista, que ocurra lo mismo en el 51% de los casos cuando va al especialista, que en el 55% de las ocasiones los doctores que les tratan no conozcan su historial clínico previo cuando acuden a consulta, o que tengan que ser los propios pacientes, en el 43% de los casos, quienes se encarguen de coordinar esta información.

Cuando se le pide a estos enfermos que den una nota de cero a cuatro al grado de coordinación entre la asistencia que reciben del médico de familia y del experto hospitalario ponen un claro suspenso, un 1,91, una nota tan mala como la que dan a los largos tiempos de espera que sufren cuando desde la atención primaria les derivan a las consultas hospitalarias, con un 1,79 sobre 4.

La segunda gran queja es que persisten las barreras para que un enfermo crónico reciba una buena atención sanitaria en una autonomía distinta a la que reside. Dos ejemplos. El 25% de los pacientes que ha precisado acceder a un tratamiento fuera de su comunidad no lo ha logrado y el 71% de los miembros de este colectivo atendidos en otra región han visto cómo el médico no podía acceder a su historia clínica.

La última gran crítica es la falta de integración entre la asistencia sanitaria y la atención social a estos pacientes, que en muchas ocasiones precisan de las dos, pero no se les suele ofrecer la última. El barómetro indica que solo el 14% de este colectivo ha utilizado los servicios de un trabajador social sanitario en el último a año y que una proporción similar, el 17%, fue atendido por un trabajador social no sanitario.

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