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Los heroinómanos de Crimea, sin tratamiento tras la anexión a Rusia

Los heroinómanos de Crimea, sin tratamiento tras la anexión a Rusia

La Alianza Internacional contra el Sida informó en julio de la muerte de, al menos, veinte dependientes desde que se retiraron los programas ucranianos de tratamiento con metadona

IRENE GÓMEZ

Domingo, 10 de agosto 2014, 08:01

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El proceso de adhesión de Crimea a la Federación de Rusia a principios de este año está teniendo unas consecuencias muy negativas para los 806 heroinómanos registrados en la península, que han visto cómo bajo las leyes rusas se han cerrado los centros que los atendían y suministraban metadona como tratamiento a su adicción.

Bajo la legislación ucraniana, los dependientes a la heroína crimeos recibían las llamadas terapias de sustitución con opiáceos (TSO), es decir, el tratamiento con metadona -el más común entre las TSO. De hecho, la comunidad internacional había elogiado a Ucrania por sus proyectos relativos a drogas, incluyendo las TSO o programas de jeringuillas limpias, que redujeron drásticamente los crímenes y muertes relacionados con drogas y la transmisión de VIH desde que empezaran en 2009.

Sin embargo, desde marzo -cuando se firmó el acuerdo de adhesión-, el director del Servicio Federal de Drogas Ruso, Viktor Ivanov, anunció que el programa de TSO sería prohibido en Crimea y, por ende, se obligaba a la región a adoptar la arcaica legislación sobre drogas rusa. Tras esto, la Alianza Internacional contra el Sida informó en julio de la muerte de, al menos, veinte dependientes desde que se retiraron estos programas, de las que al menos tres fueron suicidios.

Pavlo Skala, director del programa para la Alianza en Ucrania, pronostica además que muchos más morirán en lo que queda de año, de lo que culpa a las políticas rusas de desintoxicación y rehabilitación, que promulgan una completa e inmediata abstinencia del uso de drogas, sin importar la dependencia física del paciente.

La heroína es una de las drogas con mayor capacidad para generar dependencia y la que presenta mayores efectos negativos entre las 20 drogas de abuso más usuales. Ante esto, las terapias de sustitución con opiáceos son, según la OMS, «uno de los tratamientos más efectivos».

España abrió los primeros centros de tratamiento con TSO y programas de jeringuillas limpias a finales de los 80. En esos años presentaba la tasa más alta de Europa en infección de VIH entre consumidores de drogas, el 60%. A pesar de las críticas iniciales al programa, las estadísticas se pusieron de su lado. De acuerdo a la OMS, el número de nuevos casos de VIH entre usuarios de droga en los 90 era de una media de 6.200 al año, mientras que en 2010 la cifra se registró en 620; es decir, un 90% menos en 20 años. Algo que, para la OMS «es relevante para otros países en los que la inyección de drogas ilegales es un problema habitual, como por ejemplo, en los países de Europa central y oriental».

Pero Viktor Ivanov sostuvo en 2011 que no hay «estudios clínicos que prueben la efectividad del método» de tratamiento con TSO. Y Rusia, por su parte, registra la tasa de crecimiento del VIH más alta del mundo, con más del 1% de la población infectada, según la Fundación del Sida Este-Oeste (AFEW).

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