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La gran juerga. El periódico 'The Sun' publicó en 2018 imágenes exclusivas en las que aparecían seis futbolistas del Arsenal inhalando óxido nitroso. R. C. /' THE SUN'
Menos risas

Menos risas

La alarma en Francia por los efectos adversos de la inhalación de óxido nitroso lleva al Senado a vetar su acceso a menores. En España el uso lúdico del gas hilarante está restringido, pero se vende en las calles e internet

JAVIER GUILLENEA

Domingo, 15 de diciembre 2019, 20:39

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En el paseo marítimo de Sant Antoni, en Ibiza, uno puede pillar un buen globo por muy poco dinero. Basta con comprárselo a los muchos vendedores ambulantes que los ofrecen a plena luz del día. Dos o tres globos de los de verdad rellenos con óxido nitroso cuestan entre cinco y diez euros, y son la monda. Basta con inhalar el gas del interior para que a uno le entre la risa durante unos tres minutos. No es mucho pero, para el precio que cuesta, ya es bastante.

Quienes lo han probado dicen que lo primero que sienten es tranquilidad, después estallan en carcajadas y hasta pueden sufrir alucinaciones. En cuanto se les pasan los efectos les embarga una sensación de optimismo y se quedan con una sonrisa en el rostro hasta que el gas de la risa o gas hilarante abandona sus pulmones. Lo mejor de todo, según sus consumidores, es que se puede repetir sin problemas, no tiene efectos secundarios y no es adictivo. Sostienen que es barato, legal e inofensivo, siempre y cuando no se abuse de los globos.

El óxido nitroso o N2O se utiliza como sedante en obstetricia y odontología, y también lo usan los cocineros para elaborar espumas con la ayuda de un sifón. Se puede comprar en establecimientos especializados y en internet, donde es posible obtener cien cápsulas de metal de ocho gramos cada una por cincuenta euros y un sifón para rellenar globos por treinta. Cualquiera puede conseguirlas, hasta un menor de edad.

Tanta facilidad ha hecho de esta sustancia la séptima droga más consumida en el mundo. En Reino Unido, donde es una plaga, se cree que ha provocado 22 muertes desde 2006. En Francia, el Senado aprobó el pasado miércoles una propuesta de ley para prohibir la venta de óxido nitroso a menores ante la alarma suscitada por el aumento de casos de trastornos neurológicos graves por su inhalación. Solo en Loos, una ciudad de 21.000 habitantes del norte del país, los servicios de limpieza recogen de las calles cien kilos de cartuchos de N2O al mes.

En España está prohibido el empleo lúdico de este gas pero no su compra, porque es un producto legal, lo que en el fondo no es sino una manera de tratar de poner puertas al campo. Algunas comunidades autónomas han tratado de endurecer las restricciones, como ha sucedido en Asturias, donde hace diez años se detectó un gran aumento del consumo de óxido nitroso entre los jóvenes, que lo inhalaban en bares que ofrecían el gas a sus clientes como quien vende cerveza. Para frenar esta moda, el Gobierno del Principado prohibió en 2013 la venta, dispensación y publicidad para el consumo por inhalación de óxido «por los graves riesgos que supone para la salud y por el aumento de las posibilidades de accidentalidad».

El Parlament de Baleares aprobó a principios de este año una proposición en la que se insta al Govern a incorporar el óxido nitroso a la futura ley de adicciones, dentro del apartado de inhalantes y otras sustancias que, «sin ser drogas, se utilizan como tales». En las islas, el consumo de gas hilarante está concentrado en Sant Antoni, donde la Policía local ha frenado su expansión, aunque no ha conseguido erradicarlo.

«Los ambulantes ilegales los venden como quien vende gafas», denuncia Aída Alcaraz, exconcejala socialista del Ayuntamiento de esta localidad, que fue una de los impulsores de la proposición. Compran el óxido nitroso a comerciantes que lo adquieren al por mayor para tener reservas y corren a vender las dosis a los turistas británicos. «Lo hacen en mitad del paseo y todas las cápsulas y los globos acaban en el mar», resume.

El óxido nitroso tiene una buena imagen entre los consumidores, que lo consideran una droga inocua y divertida. Los hechos parecen corroborar que es una sustancia segura. «No hemos atendido ningún caso de intoxicación por su consumo», indica un portavoz del área de Salud de Ibiza y Formentera. «No genera adicción y solo es peligroso en dosis altas», explica Celia Prat, jefa del equipo de Formación de la Fundación de Ayuda contra la Drogodependencia. Tiene incluso un cierto aura de travesura, de transgresión descafeinada, lo justo para hacer unas risas, como las que echaron en diciembre de 2018 seis futbolistas del Arsenal que fueron fotografiados inhalando globos en una discoteca. En 2013, el programa 'El hormiguero' hizo una demostración de los efectos del gas de la risa. Se lo pasaron muy bien.

Las alarmas se encienden en España cada vez que la Policía requisa cápsulas destinadas al uso lúdico, pero la moda no ha llegado a cuajar. «Hasta ahora no se ha extendido, no parece que vaya a ser una sustancia que genere problemas», asegura Celia Prat. Incluso en Sant Antoni los consumidores son mayoritariamente británicos, que mezclan el gas con abundante alcohol y otras drogas.

Sin aire

Los defensores del óxido nitroso reconocen que tiene sus peligros pero alegan que solo en dosis muy altas. Cuando se inhala, el gas sustituye al oxígeno de los pulmones y mientras duran sus efectos no se puede respirar. Si la cantidad que se toma es muy elevada, puede provocar la asfixia. El problema, señala Prat, es que «los consumidores desconocen cuándo es peligrosa una dosis y la calidad del gas que están inhalando».

Las consecuencias directas del consumo del N2O son menos llamativas que las de la cocaína o la heroína, pero eso no quiere decir que no puedan ser graves. «Si se toma directamente de la cápsula puede causar quemaduras graves en las vías respiratorias, porque está a muy baja temperatura», advierte Juan Carlos Portillo, vocal de la Sociedad Española de Neurología. El gas, que actúa como un depresor del sistema nervioso central, afecta a la memoria y a las respuestas motora y refleja. «Parece ser que su uso repetido puede causar problemas de atención de manera permanente», afirma Portillo. Ana Ferrer, presidenta de la Fundación Española de Toxicología Clínica, recalca por su parte que, «aunque no es frecuente que aparezcan efectos perniciosos, sí puede ocurrir». Entre ellos destaca «las alteraciones en el sistema nervioso, en el tracto gastrointestinal y en la hemoglobina». «No es inocuo», reitera.

El periódico 'The Sun' publicó en 2018 imágenes exclusivas en las que aparecían seis futbolistas del Arsenal inhalando óxidonitroso.
El periódico 'The Sun' publicó en 2018 imágenes exclusivas en las que aparecían seis futbolistas del Arsenal inhalando óxidonitroso. 'The Sun'

En junio de 2011, el Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses elaboró un estudio sobre los efectos adversos del uso recreativo del óxido nitroso y encontró unos cuantos. En primer lugar, produce un déficit de vitamina B12 que puede generar problemas a la médula espinal. Además, puede causar «delirio subagudo, leucopenia, trombopenia y anemia megaloblástica grave, así como enfisema intersticial, neumomediastino y asfixia». Por si fuera poco, el estudio recuerda que el gas puede «producir interacciones de potenciación con el alcohol, una combinación que se da frecuentemente, por sus efectos depresores del sistema nervioso central», y concluye que «el óxido nitroso inhalado y con fines recreativos supone un riesgo para la salud».

Riesgo bajo, pero real

También en 2011, el Instituto de Medicina Legal de Asturias concluyó que el consumo del gas tiene efectos adversos sobre el organismo, «con alteración importante de la percepción sensorial y de la personal». Según este informe, el N2O «modifica la presión arterial, el ritmo cardiaco y respiratorio, así como la circulación hepática y renal». En sus conclusiones, los expertos señalaban que «el riesgo vital, en cuanto a producción de muertes, es bajo, pero existe».

«En Sant Antoni la gente no solo consume óxido nitroso, sino también alcohol y otras sustancias; ese es el principal problema de lo que ocurre aquí. El pasado verano varios turistas murieron asfixiados. Su muerte no es achacable solo al gas, pero algo tiene que ver», asegura Aída Alcaraz. Lo que puede ocurrir tarde o temprano sucede. Y, si se trata de menores, los riesgos crecen. «Son cerebros en período de maduración», precisa Ana Ferrer, que insiste en que «no hay conciencia de la peligrosidad» del óxido nitroso.

Tampoco hay conciencia de que el hecho de que no sea adictivo ya es un riesgo en sí. Juan Carlos Portillo explica que el gas hilarante «no actúa sobre los receptores cerebrales asociados a la adicción, pero sí sobre su sistema de recompensa y búsqueda de placer». La sensación es tan agradable que los consumidores caen fácilmente en la tentación de repetir. «No es adictivo desde el punto de vista químico, pero algo que está en la base de cualquier adicción es la costumbre, como sucede con la ludopatía», afirma Ana Ferrer. Y con los globos la costumbre es muy barata.

Sobredosis en Los Ángeles

La actriz Demi Moore fue hospitalizada en 2012 con convulsiones. En sus memorias reconoció que había consumido una elevada dosis de óxido nitroso durante una fiesta en Los Ángeles.

Dientes, comida y coches

El N2O se usa como anestésico en partos e intervenciones dentales. En gastronomía sirve para hacer espumas y en la automoción, para aumentar la potencia de los coches.

55.000

cápsulas de óxido nitroso intervino la Guardia Civil en julio de 2018 en cinco locales de Sant Antoni. También se incautaron de 400 dosificadores y más de 21.000 globos.

personas se cree que han muerto en Reino Unido desde 2006 debido al abuso del gas de la risa, que también es conocido como la droga hippie.

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