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Lunes, 16 de abril 2018, 10:39
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El papa Francisco ha tenido que responder a una pregunta cuanto menos singular que sólo podía hacérsela un niño. Con un emotivo abrazo, el pontífice ha tenido que consolar a Emmanuel, de 10 años, que no se atrevía a preguntarle si su padre, ateo, que murió hace poco, está ahora en el cielo. Después de hacerle la pregunta al oído, Francisco le pidió permiso para revelar su inquietud y explicó que quien dice quién va al cielo es Dios y que seguramente estaba orgulloso de su padre.
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