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Leia. El holograma galáctico.
En muerto y en directo

En muerto y en directo

María Callas, Roy Orbison o Buddy Holly están de gira y Whitney Houston, Frank Zappa y Amy Winehouse se preparan para su resurrección holográfica. 'Show must go on'

ICÍAR OCHOA DE OLANO

Lunes, 10 de junio 2019, 08:21

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Cuatro décadas y un año después de su fallecimiento, María Callas ha decidido tomarse unos meses de respiro en su gira de regreso del más allá. Resucitar, aunque ocurra en la etapa de mayor esplendor físico y artístico de uno, también fatiga. Tras su aclamada actuación del pasado 13 de abril en el Auditorio Bovard de Los Ángeles junto a La Opera Orchestra (que dirige, por cierto, Plácido Domingo) -y de un exitoso tour que la llevó antes, ligera de equipaje como nunca, por otras ciudades de Estados Unidos, Caribe, México y Europa-, la diva greco-neoyorquina volverá a los escenarios el próximo noviembre en Barcelona. En concreto, en Sant Cugat, donde tiene previsto dar el do de pecho, se pongan como se pongan los estreptococos, los días 6 y 7 de ese mes. Los promotores de su vuelta y artífices de su holograma garantizan que, en muerto y en directo, 'La Divina' deslumbra y emociona hasta las lágrimas.

Radiante, con un vestido blanco palabra de honor y un chal rojo, la mítica soprano lo canta todo: arias de Bellini, Bizet, Gounod, Ponchielli, Puccini y Verdi, incluida la popular 'Habanera' de 'Carmen', mientras parece entablar cierta complicidad con el director de orquesta -este, eso sí, de carne y hueso, al igual que los cincuenta músicos que la acompañan- y parece reaccionar a los aplausos de una audiencia que, por un motivo u otro, asiste a toda la función con los vellos en punta. Como para no. En total, 105 minutos de ópera zombi, con receso incluido, en donde lo real y lo fantástico se abrazan en una especie de cópula ultrasensorial que procrea espectadores aturdidos. Para muestra, el pontificado, con festival de puntos suspensivos, de 'The New York Times': «Increíble... Extrañamente cautivador...».

Si lo suyo no es el bel canto sino el rock and roll más genuino, puede sacar entradas para otro espectáculo aún más inédito, el de Roy Orbison y Buddy Holly ¡juntos por primera vez sobre un escenario! Resulta que las dos leyendas precozmente desaparecidas, el primero en 1988, a los 52 años, y el segundo en el 1959, con tan solo 22, van a recorrer el mundo interpretando mano a mano 'In dreams', la ajada 'Pretty woman', 'Peggy Sue' o 'Rave on'. Todos temas cuidadosamente remasterizados digitalmente para brindar una calidad «excepcional». Lo harán en conciertos de entre 75 y 90 minutos de duración, flanqueados, prometen los organizadores, por una banda y unas coristas con las constantes vitales en forma. El inefable dúo, formado después de una gira en solitario del hombre que combinaba el luto de sus gafas con un vibrato celestial, debutará a este lado del Atlántico el próximo 7 de octubre en Dublín, donde emprenderán un peregrinaje por once ciudades de Gran Bretaña, para luego dar el salto a los Países Bajos, Bélgica y Alemania.

Gay Mercader Promotor musical «Sin interacción entre el artista y el público, el espectáculo debe de saber a muy poco»

La misma empresa que ha convertido a Callas, Orbison y Holly en fantasmas lucrativos ha iniciado las maniobras de reanimación de otras dos difuntas para ponerlas a cantar: Whitney Houston y Amy Winehouse, por ese orden de prioridades. Se trata de Base Holograms, una compañía estadounidense de entretenimiento que ha logrado pulir una tecnología setentera procedente de una galaxia muy, muy lejana... «Ayúdame, Obi Wan Kenobi. Eres mi última esperanza», rogaba el pequeño holograma azulado de la Princesa Leia en la primera entrega de la saga 'Star Wars'. Este efecto se conseguía haciendo rebotar la luz sobre una superficie para hacer creer al ojo que la imagen flota en al aire, pero lo que se obtenía era una figura bidimensional, por lo que desaparecía al cambiar el ángulo de visionado.

La tecnología que ha permitido alumbrar ahora los espectros lumínicos de la soprano y de los rockeros con una definición asombrosa es, explican los responsables de la firma, una versión depurada del 'Pepper's ghost', un truco de ilusionismo que empleaban los magos en el siglo XIX. «Un vídeo de la Callas se proyecta en una pantalla transparente, de tal manera que parece que está de pie en el centro del escenario, flanqueada por dos grupos orquestales. Si bien su imagen a todo color no es un holograma real, se parece mucho a uno. La diva en 3D es traslúcida. Puedes ver a los músicos a través de su vestido blanco mientras pasa por delante de ellos. Si no estuvieran allí, no se la vería mirándoles y quedaría raro, porque parecería como desorientada», resumen los creadores. Detrás de la síntesis hay un ingente trabajo de máxima precisión. Solo un par de detalles. La imagen holográfica de Callas fue creada tras filmar los movimientos de una doble, entrenada previamente para actuar como la diva por Stephen Wadsworth, el director de 'Master Class', la obra de Terrence McNally que contó la historia de gloria y soledad de la Callas y que sacudió Broadway en 2011. En cuanto al rostro, se alteró digitalmente para que se asimilara a la original.

«Le encantaría verse así»

Mientras la prima donna turba de nuevo al respetable, otra empresa dedicada a los efectos visuales anuncia la «inminente» reaparición holográfica de Frank Zappa. A Eyellusion le precede otro trabajo, el que abrió la veda a esta tecnología tras organizar, en 2017, un tour holográfico al venerado líder heavy Ronnie James Dio, fallecido hace nueve años, y a quien acaba de mandar de nuevo a la carretera para protagonizar un centenar de conciertos junto a los supervivientes de su banda. La novedosa iniciativa, defendida por su viuda con uñas y dientes «porque Ronnie era un innovador y le encantaría verse así», resultó tan jugosa que lanzó el curso pasado a la musicóloga de la universidad holandesa de Utrecht Alina Vietoris a elaborar una tesis para analizar el fenómeno. '¿Los hologramas dominarán los conciertos en directo en el futuro? El holograma del fallecido cantante Ronnie James Dio en el contexto de la autenticidad del rock', la tituló. Aunque la especialista no se moja, admite que la tecnología actual permite un producto «aterradoramente eficaz» y recuerda que el primero en reencarnarse en una amalgama de láseres fue el desaparecido rapero Tupac Shaku, en 2012, en el Festival de Coachella, junto a un carnal Snoop Dogg.

El catalán Gay Mercader, el hombre que trajo a España a los Rolling Stones, a Queen o a Tina Turner, y que capitaneó la construcción de la industria musical en España, tampoco pone la mano en el fuego. Una, porque «de esta sociedad tan desquiciada uno se puede esperar cualquier cosa. En Japón está Hatsune Miku (un holograma con forma de chica manga), que antes no fue persona ni nada y a la que una máquina pone voz, y llena estadios con sus conciertos», recuerda. Y dos, porque «hace veinte años, cuando aparecieron las primeras bandas tributo, quise traer a la de Pink Floyd y me trataron de loco. Y mire ahora todas las que hay actuando en espacios de primera división». Mercader, que ve en estas giras espectrales «una manera de seguir ordeñando la vaca después de muerta», se reivindica como un promotor de músicos vivos, pero no descarta serlo en el futuro también de finados. Lo aventura sin apasionamiento alguno. «Sin interacción entre el artista y la gente, puesto que no hay nadie sobre el escenario, la cosa debe de saber a muy poco», sospecha con razón. Ahora bien, ponga que lo hace y trae a España a Jimmy Hendrix, The Doors, Janis Joplin, Elvis... ¿Se resistiría?

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