«Soy como un mono con dos pistolas»
Ignatius Farray Cómico ·
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Ignatius Farray Cómico ·
«Los tiempos están tan revueltos que ahora son los políticos los que hacen el ridículo y a los cómicos nos piden opiniones serias»ARANTZA FURUNDARENA
Lunes, 13 de mayo 2019, 08:27
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A Nacho Farray su profesor de música le apodó Ignatius por 'La conjura de los necios'. Y él lo adoptó como nombre de guerra. A sus 45 años, y tras unos inicios volcánicos en los que consiguió ofender a todo colectivo viviente, este tinerfeño sigue arrojando lava, pero ahora lo hace con mala conciencia. Fuera del escenario no es tan fiero el león como lo pintan.
-Lo suyo es 'La Commedia', con dos emes.
-Lo he tomado precisamente de 'La conjura de los necios'. Y es el título del espectáculo con el que ahora estoy cada sábado en el Teatro Arlequín de Madrid.
-Creo que busca al nuevo rey de la comedia. ¿No lo ha encontrado ya con lo larga que está siendo la campaña electoral?
-Je, je. Los tiempos están tan revueltos que se han intercambiado los papeles. Los políticos hacen el ridículo y a los cómicos se nos exigen opiniones serias.
-Casado será ahora mismo un filón...
-Quizás despunte más que el resto, pero el nivel es mediocre en general. En épocas de políticos nefastos, como Thatcher o Nixon, es cuando más ha florecido la comedia.
-¿A peor el rey, mejor bufón?
-Sí, cuanto peor es el que gobierna mayor relieve cobra el bufón, porque la comedia se erige en altavoz del desahogo. En nuestro programa de radio añoramos mucho a Rajoy. Nos dejó tantas anécdotas...
-Admite que tiende a pasarse de la raya. ¿Se teme sobre un escenario?
-Más que miedo tengo respeto a desaprovechar la complicidad que me brinda el público. Pero sé que no soy impune, que no me van a consentir pasarme de la raya o caer en el mal gusto.
-Pensaba que el mal gusto era su seña de identidad.
-Es una de mis señas de identidad, pero a mi pesar. No soy un buen cómico y mis carencias me han llevado a veces a no saber comportarme sobre un escenario, dejándome llevar por la histeria y por la ansiedad.
-Su sinceridad le redime.
-Ja, ja, ja... Muchas gracias.
-¿Y eso de hacer de Hellboy?
-La productora nos propuso a Broncano y a mí rodar una promoción para esa peli, a las órdenes de Bayona. Y ha salido gracioso. Es el tráiler de una especie de 'Spanish Hellboy'.
-¿Por qué asociaremos lo 'spanish' con la chapuza?
-Por un prejuicio sobre nosotros mismos. Tiene su parte mala, podemos caer en la idea de que no hacemos nada bien y eso no es verdad. Pero también es bonito porque nos hace no tomarnos demasiado en serio a nosotros mismos. España es campeona en no tomarse muy en serio.
-Eso dígaselo a los de Vox.
-Ellos, que presumen de españoles, paradójicamente se toman España muy serio. Con lo poco español que es eso...
-El disfraz de Hellboy tiene cuernos. ¿Es la primera vez que los lleva?
-En un disfraz sí, ja, ja, ja... Lo gracioso es que el rodaje se alargó y yo tenía que coger un avión a Tenerife. No hubo tiempo de desmaquillarme. Hice el viaje con la cara roja como Hellboy. La gente me miraba como si les fuera a contagiar algo. Y encima iba con mi hijo. El pobre pasa mucha vergüenza por mí. Con nueve años es más responsable que yo.
-¿Cuál es el último sarpullido que le ha provocado lo políticamente correcto?
-Lo políticamente correcto surge de la izquierda y busca la justicia social. El problema es que ha derivado en un puritanismo intransigente.
-Dice sentirse perseguido por las mujeres, los gitanos y los discapacitados... ¿Hay algún colectivo que no le deteste?
-Yo lo que veo es que me estoy quedando atrás. Ahora cada cómico tiene su protagonismo con su pequeño escándalo y a mí también me gustaría participar en ese club.
-¿Celoso del proceso a Dani Mateo?
-Los cómicos que yo admiro, empezando por Lenny Bruce, han estado siempre al borde de lo ilegal. Y a mí me gustaría saber qué se siente al ser perseguido por la ley.
-¿El humor tiene que dar donde duele?
-Yo cuando peor lo paso es cuando alguien se ha sentido mal por algo que he dicho. Tengo muchos remordimientos. El humor no tiene que herir. El humor tiene que conciliar.
-Oiga, usted fuera del escenario es un corderito.
-Ya, pero luego se tuerce todo, ja, ja, ja... Meto la pata, soy como un mono con dos pistolas disparando al aire. Y sin ser mala persona, que no lo soy, reconozco que he dejado el camino lleno de cadáveres.
-Pues dicen que los artistas buscan que les quieran.
-Yo, específicamente, mi madre. Como decía Lenny Bruce, el único motivo que tenemos todos los artistas para subirnos a un escenario es decir: «Mírame mamá, estoy aquí arriba».
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