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Máximo castigo

Máximo castigo

La final de la Copa del Rey de baloncesto envolvió a los árbitros en la polémica. El fútbol lleva décadas señalando a algunos para siempre

FERNANDO MIÑANA

Viernes, 22 de febrero 2019, 08:19

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La final de la Copa del Rey de baloncesto volvió a poner a los árbitros en el centro de la diana. Cometer un error es un problema, hacerlo en una jugada decisiva de un Real Madrid-Barcelona, una condena para toda la vida. Así ha sido en el fútbol desde hace décadas. Las nuevas generaciones no saben quién es Guruceta, pero las anteriores utilizaban su nombre cuando querían ofender o insultar a un árbitro. Un error le estigmatizó para siempre en el exagerado mundo del fútbol. No sería el último. No hay perdón para ellos.

Guruceta, suspendido por un Real Madrid-Barcelona

Hay que ponerse en contexto. Era el año 1970 y el Barcelona vivía a la sombra del Real Madrid, que ya era el equipo de las cinco Copas de Europa. No era un buen año para ninguno de los dos clubes y querían desquitarse en la Copa. Se cruzaron en los cuartos de final y los blancos pegaron primero, en la ida, en el Bernabéu. Vencieron por 2-0 y su rival ya se quejó por un gol. En la vuelta, el 6 de junio de 1970, el Barça dominaba por 1-0 al descanso y salió en la segunda mitad a apretar a su enemigo, pero en una jugada se le escapó Velázquez y, cuando se acercaba a la portería, antes de entrar al área, Rifé le derribó. Guruceta, un árbitro donostiarra, joven y bien plantado, señaló penalti. La injusticia se sumó a diez años de sometimiento, sin una mísera Liga. Se armó el taco y comenzaron a llover almohadillas. Los jugadores del Barça amenazaron con marcharse. Amanció marcó el penalti y el campo siguió en ebullición hasta que empezaron a saltar hinchas al césped. A falta de diez minutos, Guruceta suspendió el partido. De postre, a pesar de la evidencia del error, los dirigentes madridistas, con Bernabéu a la cabeza, se burlaron de los culés y los tildaron de pueblerinos. El asunto se crispó tanto que acabó en el Consejo de Ministros. Al final se decidió castigar al Barcelona con 90.000 pesetas y suspender a Guruceta durante seis meses, algo inaudito, «por alteración del orden público». Al medio año volvió, pero ya jamás se pudo arrancar la aureola de madridista. Nunca más volvió a pitar al Barça. Bueno, sí, en un amistoso en Mallorca catorce años después. El conjunto azulgrana perdió por 1-0...

Guruceta sale escoltado.
Guruceta sale escoltado.

Sandor Puhl no vio el codazo de Tassotti a Luis Enrique en el área

Nunca un codazo le había dolido a un país entero. Aquello ocurrió en el ocaso de un partido de los cuartos de final del Mundial de Estados Unidos, en 1994. Un España-Italia, encima. La 'azzurra' ganaba 2-1 y España atacaba a la desesperada. En una jugada, Mauro Tassotti le partió la nariz de un codazo a Luis Enrique. El asturiano, sangrando abundantemente, reclamaba que aquello, al menos, merecía un penalti para igualar la eliminatoria, pero Sandor Puhl dijo que siguiera el juego. La Fifa utilizó el vídeo por primera vez para tomar una decisión en frío y sancionó a Tassotti con ocho partidos «por cometer un acto de violencia con ánimo de lesionar». Del árbitro húngaro no dijo ni pío. Consideró que no lo había visto y que no merecía castigo. Al contrario, Puhl fue el elegido para arbitrar la final del Mundial: Brasil-Italia.

Luis Enrique muestra su nariz rota.
Luis Enrique muestra su nariz rota.

Al Ghandour y el extraño 'milagro' de Corea del Sur

Corea del Sur fue una de las grandes sorpresas de la Copa del Mundo que organizó con Japón en 2002. Aunque sus victorias, además de estupefacción, también dejaron un rastro de sospecha. Primero en el partido de los octavos de final ante Italia, en el que Byron Moreno, que años después sería detenido en el aeropuerto JFK de Nueva York con seis kilos de heroína, tomó decisiones más que controvertidas: la expulsión de Totti y un gol de oro de Tomassi anulado. Corea se encontró después con España. Ambas selecciones se enfrentaron en un partido que haría que todo el país se aprendiera el nombre de Al Ghandour, el árbitro egipcio que cometió graves errores en contra del equipo de un sudoroso Camacho. Varios jugadores españoles salieron del campo llorando. Según 'Corriere dello Sport', unos documentos probaron que se compraron varios partidos para favorecer a Corea. Byron Moreno y Al Ghandour fueron designados por Jack Wanner, exvicepresidente de la Fifa sancionado por corrupción.

Alí Bennaceur, el hombre que no vio 'la mano de Dios'

El Argentina-Inglaterra del Mundial de México 86 pasó a la posteridad por el que muchos consideran el mejor gol de la historia, el fastuoso eslalon de Maradona, barrilete cósmico, sorteando a defensas ingleses desde el medio campo hasta la portería. Pero aquel también fue el partido de 'la mano de Dios', el otro tanto que anotó el Pelusa, esta vez con más pillería que arte, al rematar con el puño en un salto con el portero Shelton. Después del choque, el 10 lo justificó con su habituial socarronería: «El gol fue un poco con la cabeza y un poco con la mano de Dios».

Una lista interminable por diferentes circunstancias

Muchos más árbitros pasaron a la posteridad. Y no solo por cometer un error. Mejuto González será siempre el de «Rafa, no me jodas», como le gritó a su juez de línea; Urízar Azpitarte, el que recibió el pisotón de Hristo Stoichkov, y Roger Schoeters, el que expulsó a Desnica, un jugador del Rijeka, frente al Real Madrid, por protestar... y resultó que era sordomudo

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