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El velo. Un anuncio de la filial marroquí de Decathlon publicita el hiyab para corredoras. :: r. c.
La última polémica sobre el velo en Francia llega de la mano de Decathlon

La última polémica sobre el velo en Francia llega de la mano de Decathlon

La enorme polémica desatada ha llevado a la empresa de equipamiento deportivo a renunciar a comercializar un hiyab para hacer deporte

PAULA ROSAS

Jueves, 28 de febrero 2019, 20:33

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La última polémica sobre el velo en la muy laica Francia llega de la mano de Decathlon. El gigante francés del equipamiento deportivo pretendía comercializar a partir de marzo un hiyab (velo islámico) para mujeres que quieran practicar deporte sin dejar de cubrirse el pelo. La decisión de apostar por una prenda islámica, que ya han tomado marcas como Nike, H&M o Uniqlo, ha generado todo tipo de críticas a derecha e izquierda en Francia, el país con más musulmanes de Europa, donde la cuestión del velo siempre está rodeada de controversia. Algunos llamaron incluso al boicot de la marca, mientras que sus defensores denunciaban signos de islamofobia. En medio de un enconado debate calificado como «sin precedentes» por la propia firma, Decathlon decidió ayer renunciar a vender la prenda hasta nueva orden. «Tomamos la decisión, de forma responsable, de no comercializar este producto en Francia», anunció el portavoz de la multinacional deportiva gala, Xavier Rivoire, a la emisora de radio RTL.

Decathlon había incluido esta semana en su web francesa la prenda, especificando que permitía a las mujeres «ganar en comodidad» durante la sesión deportiva (está especialmente concebida para la carrera a pie o 'running'). Añadía que había sido testada por veinte mujeres que habitualmente llevan velo y que las usuarias lo habían validado por «su confort y su transpirabilidad». La prenda ya está a la venta en la filial de Marruecos de la firma.

«El deporte es emancipador para la mujer. Este rechazo responde a una actitud islamófoba»

Fatima Bent, Asociación Lallab

«Decathlon se somete al islamismo que solo tolera a la mujer con la cabeza cubierta con hiyab»

Lydia Guirous, Los Republicanos

Desde que se conoció la noticia de la inminente comercialización de la prenda, las críticas de la clase política no han dejado de sucederse en las redes sociales y medios de comunicación, donde sus detractores acusaron a la marca de anteponer el beneficio comercial a la «libertad y dignidad de las mujeres». Las críticas más furibundas proceden de la derecha del espectro político, donde la portavoz del partido Los Republicanos, Lydia Guirous, ha deplorado que la firma francesa «se someta al islamismo que sólo tolera a las mujeres con la cabeza cubierta con un hiyab». Desde el Partido Socialista, la diputada Valérie Rabault se preguntaba en su cuenta de Twitter, «¿Boicotear a Decathlon en Francia?», y la propia ministra de Sanidad, Agnes Buzyn, aunque ha reconocido que el laicismo en Francia permite el uso de esta prenda, admite que «habría preferido que una marca francesa no promoviera el velo».

Antes de sucumbir a las presiones, la marca se defendió asegurando que «Decathlon es un grupo apolítico y sin religión», y que su objetivo es «democratizar el deporte allá donde sea posible y hacerlo más accesible a todo el mundo», señaló Xavier Riboire.

«Discriminadas»

«El deporte es emancipador para la mujer, y quienes demandan esta prenda son simplemente mujeres que quieren salir a la calle y hacer deporte», rebate a los críticos Fatima Bent, portavoz de la asociación Lallab, que defiende un «feminismo inclusivo». Desde el colectivo, compuesto por jóvenes francesas que «quieren que se escuche la voz de las mujeres musulmanas», consideran que en la polémica sobre el hiyab de Decathlon se esconde una «actitud islamófoba que no deja de aumentar en Francia», un país donde cada vez es más común «la discriminación a mujeres que llevan velo en el ámbito del empleo o la educación», deplora Bent. Según expone a este diario, el feminismo no está reñido con el islam, ya que «cada mujer se define como quiere», y a las mujeres «que deciden portar el velo islámico por decisión propia hay que incluirlas en la sociedad».

¿Por qué tanto revuelo por la comercialización de una prenda que portan muchas francesas? La respuesta está en el eterno y obsesivo debate francés sobre el laicismo, hasta qué punto hay que excluir la religión del espacio público. El velo, uno de los símbolos religiosos más visibles, es objeto recurrente de esta discusión.

Se calcula que un 10% de la población francesa es musulmana, a pesar de que la ley prohibe recoger datos sobre la etnia, raza o religión de sus ciudadanos por el principio de igualdad. La teoría es que el Estado trata directamente con el individuo, no con un colectivo o comunidad. En la práctica, muchas minorías denuncian que la ley les hace invisibles e impide la elaboración de estadísticas sobre la discriminación que sufren los diferentes colectivos.

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