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Maratón sobre ruedas

Maratón sobre ruedas

Fernando Alonso sigue probándose en las carreras más míticas. Es el turno de las 24 horas de Le Mans, una reliquia de 1923. Dará tantas vueltas al circuito como si condujera de Madrid a Beirut

FERNANDO MIÑANA

Viernes, 15 de junio 2018, 08:34

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A finales del siglo XIX le entró a Europa la locura por la velocidad. Principalmente en Francia, pues suyos eran los mejores coches, los pilotos y las pruebas, como la París-Burdeos-París o la fallida París-Madrid, que dieron paso a una carrera auspiciada por James Gordon Bennett Jr., el dueño del 'New York Herald', que quería una gran cita anual en la que los equipos representaran a sus países. Por primera vez se distinguieron por colores y en 1900 se celebró la primera edición de la Gordon Bennett entre París y Lyon. Luego fue cambiando de escenarios y logró captar al belga Camille Jenatzy, el primer hombre que superó los 100 km/h sobre cuatro ruedas.

Pero el editor se hartó de la aventura y se llevó su dinero. Durante años intentó aguantarla un club de fanáticos de los coches, el Automobile Club de l'Ouest (ACO), fundado el 24 de enero de 1906, que acabaría inventándose las 24 horas de Le Mans. La prueba se estrenó el 26 y el 27 de mayo de 1923. Desde entonces, casi siempre en junio, ahora en la semana 24, una antes del Gran Premio de Francia de F-1, se han celebrado 85 carreras. Solo se suspendió en 1936, durante unas huelgas generales en Francia, y entre 1940 y 1948 por la II Guerra Mundial.

  • Tragedia

  • Boxes

  • El símbolo

  • Tensión. Un momento muy emocionante, los coches colocados en la parrilla de salida. : R.C.

Aquellos rudimentarios bólidos se enfrentaron en 1923 a un circuito de 17,26 kilómetros convertido en un lodazal por la lluvia. Aún así solo se retiraron tres de los 33 equipos. En las dos siguientes ediciones compitió el primer español, Rafael Manso de Zúñiga, que llegó a ser cuarto con un Chenard & Walcker de 1.905 cc.

Rondeau, nacido en Le Mans, logró la proeza de ganar con un coche construido por su propio equipo

Con aquellos vehículos y con los que llegaron a alcanzar los 400 km/h, las 24 horas de Le Mans siempre ha sido una prueba épica y una competición antediluviana, de otro tiempo. Algunos se dejaron la vida en el circuito. Desde la primera víctima, el francés Marius Mestrivier, en 1925, han fallecido 16 pilotos en la carrera, cuatro en los entrenamientos y uno en la preclasificatoria. En el siglo XXI, solo ha habido que llorar a un conductor, el danés Allan Simonsen, que murió en 2013. Aunque el peor desastre se produjo en 1955, cuando un accidente acabó con un Mercedes volando tras chocar con un Austin y terminó causando 82 muertos entre los espectadores. Aquel suceso fue tan impactante que Mercedes se retiró de la competición y no volvió hasta 1987.

Cada muerte era un guantazo para el ACO, que siempre ha mirado por la seguridad de los pilotos. Esa obsesión les llevó a introducir dos chicanes que acortaran la gran recta donde los bólidos se tiraban un minuto apretando a fondo el acelerador hasta llegar a la curva Mulsanne, donde reducían bruscamente de 300 km/h a 80.

Rafa Nadal dará la salida

Este año debutará Fernando Alonso, que llega tarde para convertirse en el primer español en ganar en Le Mans -Marc Gené triunfó en 2009 con un Peugeot 908-, pero a tiempo para darle el primer título a Toyota -hasta ahora el único constructor japonés que ha vencido ha sido Mazda-. Alonso estuvo en 2014 para dar el banderazo de salida, un honor que este año le corresponderá, el sábado a las 15 horas, a Rafa Nadal.

El trazado de Le Sarthe tiene 13.626 metros que combinan el circuito Bugatti con tramos de carreteras locales por las que el resto del año discurre el tráfico. Siempre ha sido considerado como un banco de pruebas ideal para los grandes constructores que llevaban las innovaciones tecnológicas del circuito al mercado. Porsche, de hecho, tiene el sistema de arranque de sus coches a la izquierda -lo convencional es a la derecha en un mundo dominado por los diestros- para así poder meter la marcha a la vez que arrancaba el motor. Ahora es el tiempo de los híbridos, como el Porsche 919 que ganó el año pasado o como el Toyota que pilotará Fernando Alonso.

Las normas son muy básicas: gana el que hace más kilómetros. Aunque no siempre es tan obvio, como en 1966, cuando cruzaron la meta a la vez los dos Ford GT40 Mark II, pero se impuso el que había sido más lento en los entrenamientos: eso supuso que saliera más retrasado en la parrilla y, por lo tanto, recorriera algo más de distancia que su gemelo. Antes de 1970 podían repartirse el coche solo dos pilotos, pero ahora tienen que ser tres, que no pueden conducir más de cuatro horas seguidas ni superar las catorce en total. El ganador hará cerca de 5.000 kilómetros, como si fuera por carretera de Madrid a Beirut.

Le Mans resiste como una rareza en el mundo de la velocidad. Igual que las 500 millas de Indianápolis (1909), Pikes Peak (1916) y el Gran Premio de Mónaco (1929). Viejos dinosaurios en un parque jurásico del motor.

Estos 95 años de historia han servido para encumbrar a leyendas como Woolf Barnato, un joven potentado enamorado de los Bentley que acabó convirtiéndose en el principal accionista de la marca y que se subió a uno en 1928 para imponerse en el año de su debut. Repitió los dos años siguientes. O como Louis Rosser, el 'llanero solitario'. En 1950 se inscribió con su hijo Jean-Louis, pero llegó la carrera y papá Rosser solo le cedió el volante durante dos vueltas, logrando una victoria casi individual.

Uno de los grandes nombres de la historia de la carrera es el de Jacky Ickx. No solo por sus seis triunfos, un récord en su momento, en 1982, sino porque tuvo un gesto que cambió la normativa. Hasta 1969, los pilotos salían corriendo hacia el coche, se ponían al volante y arrancaban a toda prisa, sin perder ni un segundo en anclar el cinturón de seguridad. Todos menos Ickx. El belga salió caminando con parsimonia, se subió al bólido con calma y emprendió su carrera en la parte de atrás. Aquello no le impidió lograr una remontada que le llevó al triunfo. Después de la prueba se marchó a París y sufrió un accidente. Salió ileso gracias al cinturón. Al año siguiente se cambió la norma.

Otra leyenda es Jean Rondeau, que tenía el doble rol de piloto y constructor y que se impuso en 1980 con un coche que llevaba su nombre, una gesta única. Y encima era natural de Le Mans...

Aunque el sobrenombre de 'Mr. Le Mans' pertenece a Tom Kristensen, el piloto danés que ostenta el récord de nueve triunfos, seis consecutivos, conseguidos entre 1997 y 2013. El primero llegó en el año de su debut, como espera emular Alonso en otro fin de semana de locura en Le Mans, donde los hoteles se quedan sin camas pese a su precio astronómico. Miles de aficionados -se espera a más de 250.000- duermen en caravanas o tiendas de campaña en medio de un ambiente festivo que junta a millonarios con humildes aficionados a los coches.

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