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Luis Enrique Alonso, sociólogo de la Autónoma de Madrid. :: r. c.
«Vivir sin tener nada en propiedad es una ilusión»

«Vivir sin tener nada en propiedad es una ilusión»

Luis Enrique Alonso, sociólogo ·

Jueves, 8 de noviembre 2018, 20:26

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El sociólogo Luis Enrique Alonso, autor del libro 'La era del consumo', entre otros, se muestra preocupado por el avance de un capitalismo más duro que nunca que se oculta bajo la piel de economías alternativas.

- ¿Hemos entrado en una nueva sociedad de consumo?

- Todo está muy fragmentado en muchas iniciativas. Algunas refuerzan aún más la actual situación mercantil porque rompen con un tipo de capitalismo protegido y muy institucionalizado, mientras que otras coinciden con elementos de los movimientos sociales que durante la crisis han construido alternativas de vida. También hay alternativas de intercambio que no son estrictamente mercantiles. Bajo formatos muy estandarizados se ocultan cosas muy diferentes y, desde luego, llamar economía colaborativa a elementos de desregulación mercantil puros y duros como los que estamos viviendo es bastante despistante.

«La tecnología no es neutra. Tiene dueños y derechos de propiedad»

- ¿Es un maremágnum en el que conviven el hipercapitalismo y el anticapitalismo?

- Está claro. Sobre una misma etiqueta se han producido muchos fenómenos que, además de ser una ceremonia de la confusión, ayudan a la penetración de una especie de mercado poco regulado, con pocas garantías, donde desaparecen gran parte de las garantías institucionales en las que se realizaba el trabajo asalariado. Esto es muy preocupante.

- ¿Qué se puede hacer?

- Hay que volver a reconstruir pactos sociales sobre este tipo de actividades que se presentan con discursos solidarios o con ideas como la de los bienes comunes en red. Todo este tipo de cosas, con unos ciertos toques de ecologismo y de colaboracionismo, acaban ocultando una especie de reformulación donde el mercado ha salido fortalecido y donde lo que hemos perdido han sido gran parte de las regulaciones institucionales que muchas veces eran defensas para la sociedad.

- Coches de alquiler, la música ya no se compra... ¿La propiedad privada se está debilitando?

- Estamos ante un debilitamiento de formas tradicionales de la propiedad en las que el objeto físico era el elemento fundamental. Yo creo que la idea de lo patrimonial, de la compra como una adquisición de algo físico, sigue siendo muy importante en muchos terrenos de la sociedad de consumo. Sin embargo, la idea de una especie de acceso a plataformas o servicios en los que nos dejan sin el recurso a la compra está creciendo y va a seguir haciéndolo. Cada vez vamos a tender más hacia lo no acumulativo pero no en todos los bienes.

- ¿Por ejemplo?

- En gran parte de la electrónica de consumo y de los elementos más tradicionales del hogar, la propiedad sigue siendo más importante.

- ¿Los grandes capitalistas se han puesto una piel de cordero?

- Gran parte del discurso emancipatorio desde 1968 hacia adelante lo ha creado un nuevo tipo de capitalismo emocional de buen rollo y de psicologización positiva. Todo este tipo de discurso no deja de recoger un tipo de relación con el mercado que no tiene que ver con la relación clásica del capitalista tradicional y marmóreo.

- Por lo menos eso ha mejorado.

- Todo es emoción. La emocionalización del discurso no deja de ser también un producto de elementos generacionales que se han socializado en formas mucho más cálidas, pero eso no quita para nada los elementos estructurales de propiedad privada o condiciones de trabajo. En los últimos años tenemos un discurso cada vez más emocional en las relaciones y sin embargo más despiadado en las formas de contratación y de tratar a la gente que trabaja.

- ¿Tendemos a producir menos productos y más experiencias?

- La idea de la desmaterialización absoluta es más una ilusión que una realidad. Las bases materiales de la economía siguen siendo potentísimas, los productos siguen fabricándose de maneras diferentes y en espacios geográficos distintos; pensar en una especie de capitalismo desmaterializado, solo con emociones y experiencias, me parece una exageración, más producto de una moda que de unas circunstancias reales. Pero esto no quiere decir que no haya un cambio de circunstancias de consumo, de experiencias nuevas, de formas de acceso a los productos que, desde luego, no son la vieja idea de la compra tradicional de un producto estable.

- ¿Y el objetivo de vivir sin tener nada en propiedad?

- Es una ilusión porque, entre otras cosas, indicaría una especie de economía sin posesión y la propiedad sigue siendo un elemento fundamental incluso desde el punto de vista psicológico de lo que es la idea de la seguridad del individuo. Una sociedad sin propiedad pero con mercados superdinámicos sería algo bastante contradictorio.

- ¿Si nos quedáramos sin propiedad dependeríamos aún más de los que la tienen?

- Lo vemos en este tipo de procesos que estamos comentando. Nuestra dependencia online es tan fuerte que muchas veces nos dejará absolutamente en manos de grandes intermediarios de las redes que son, por cierto, supermercantiles, supercompañías y supertradicionales.

- ¿Todo por culpa de las nuevas tecnologías?

- La tecnología no es neutra, no aparece ni se desarrolla como si fuera mágica, sino que responde a intereses y a empresas. La propia tecnología tiene dueños y derechos de propiedad. La idea de que es buena para todos y absolutamente homogénea, como si fuera una bendición, no es cierta; es algo que tiene dueños, economía y genera desigualdades. Tiene elementos muy positivos para las sociedades pero también elementos muy negativos.

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