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La importancia de la educación emocional

Es de vital importancia implantar en los colegios de Extremadura esta asignatura, y de esta forma tendremos unos futuros adultos más sanos, que entenderán qué ocurre dentro de ellos,y que sabrán gestionar sus emociones de forma correcta,liberando la culpabilidad de muchos aspectos de sus vidas

Miriam Simón

Viernes, 17 de mayo 2019, 22:20

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Según Rafael Bisquerra, catedrático en Psicopedagogía en la Universidad de Barcelona, la educación emocional es una innovación educativa que responde a necesidades sociales no atendidas en las materias académicas ordinarias. Esto quiere decir que la educación emocional es un complemento indispensable para el desarrollo completo del ser humano.

Como nos dice Bisquerra, se trata de una formación continua y permanente, no sólo a lo largo del currículum académico, sino a lo largo de la vida, ya que durante toda ella aparecen multitud de conflictos que ponen en peligro nuestra estabilidad emocional. Y lo cierto es que las bases se deben comenzar a poner desde niños.

Estas bases de las que hablo no son más que recursos y herramientas para afrontar las diferentes situaciones que la vida nos plantea. Todas las personas tenemos momentos duros, momentos en los que los pensamientos o emociones nos 'secuestran', tenemos pensamientos autodestructivos (tales como «no soy capaz», «no puedo» o «no me lo merezco») o mostramos conductas inadecuadas (enfados desproporcionados, falta de asertividad, falta de límites, estrés, ansiedad, depresión o falta de autoestima).

Una de las partes más importantes de esta educación emocional es la Inteligencia Emocional: La capacidad de reconocer nuestros propios estados emocionales para posteriormente gestionarlos de una forma sana, tener la capacidad de empatía, el desarrollo de las habilidades sociales y de automotivación o trabajar una actitud positiva ante la vida.

Y respecto a esta capacidad de disponer de una actitud positiva, vamos a desmontar un mito que corre en el día a día: El ser positivo no quiere decir que no ocurran situaciones que nos enfaden, nos entristezcan o nos creen ansiedad, es decir, que nos creen malestar emocional. Emociones como la tristeza, el miedo o la ira forman parte de nuestro día a día y de la química de nuestro cuerpo.

Otro punto importante son las habilidades sociales, con las que se aprende a relacionarse de una forma sana con nuestro entorno y con uno mismo. De esta forma, uno de los grandes beneficios que se observa a la hora de desarrollar dichas habilidades es la disminución de la violencia o del llamado bullying.

Durante este año he tenido la suerte de poder impartir la formación de Habilidades Sociales y Convivencia Escolar en dos colegios de la provincia de Cáceres. Y he podido ver la implicación del profesorado, las ganas de ayudar a gestionar los conflictos que aparecen en el día a día. De igual forma, los docentes son conscientes del gran potencial preventivo que tiene este tipo de formación. Y algo, por supuesto muy importante, es que ellos y ellas pueden integrar de forma práctica todo lo aprendido.

Dentro de estas formaciones, hemos podido desarrollar y trabajar con los profesores en aspectos como la asertividad, clave para una comunicación sana, que facilita comunicarse desde el respeto a los demás y el respeto a nosotros.

Hemos trabajado con la empatía que, a grandes rasgos, es ponerse en la piel del otro. Sin juzgar. De esta forma, podremos comprender mucho mejor por qué se reacciona de una forma u otra, ya que cada persona vivimos diferentes vidas y tenemos diferentes maneras de afrontarla.

Hemos aprendido técnicas para desarrollar una autoestima sana, base fundamental en la vida. Además de llevarse gran cantidad de técnicas y herramientas para poder desarrollarlo dentro del aula.

En definitiva, estos grandes profesionales de la enseñanza de Extremadura se han implicado en áreas que, a la larga, tiene un rendimiento mayor en el aula y facilitan un comportamiento mucho más sano dentro del mismo.

Y aunque aún queda mucho recorrido por hacer, poco a poco estamos logrando introducir este tipo de formación en la escuela, como está haciendo ya la comunidad autónoma de Canarias, que es pionera en la implantación de la educación emocional en sus colegios como asignatura obligatoria. Llevan desde 2014 con este plan de estudios, y como bien dice Mónica Viña, directora del colegio público La Laguna, «ha cambiado mucho el clima en el aula».

Por estos motivos, y otros muchos, es de vital importancia implantar en los colegios de Extremadura esta asignatura. De esta forma tendremos unos futuros adultos más sanos emocionalmente, que entenderán qué ocurre dentro de ellos, sabrán gestionar sus emociones de una forma correcta, liberando la culpabilidad en muchos aspectos de sus vidas, atendiendo a su motivación intrínseca. En definitiva, tendremos adultos mucho más felices y más libres.

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