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¿Qué ha pasado hoy, 28 de marzo, en Extremadura?
Mala idea. El joven del centro escuchó la reprimenda de Emmanuel Macron por dirigirse a él como 'Manu' en un acto oficial de la República francesa; el adolescente se encerró en su casa después de que el presidente colgara las imágenes en internet. :: r. c.

Con el debido respeto

¿Las formas siguen contando en política para preservar valores y la dignidad de las instituciones o deben adaptarse a los tiempos?

javier guillenea

Jueves, 21 de junio 2018, 08:23

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Qué pasa, Manu?», le dijo el adolescente a 'monsieur le président'. Y le cayó encima el diluvio universal. A Emmanuel Macron, que había descendido de las alturas para saludar a un grupo de estudiantes y sacarse unos cuantos 'selfies' durante un acto conmemorativo, no le sentó nada bien tanta confianza y le dio un buen repaso al joven, que antes de llamar Manu al mandatario había entonado las primeras palabras de la Internacional. «Estás en una ceremonia oficial, así que compórtate como debe ser. Me llamas señor presidente de la República o señor, ¿vale?». No había mucho donde elegir y tampoco era el momento de empezar una revolución, así que el adolescente no tuvo más remedio que ceder. «Sí, señor presidente», respondió.

Mientras escuchaba, el joven puso cara de no saber qué plato había roto. Acababa de saludar coloquialmente al presidente y se encontró con una lección de buenos modales. «Puedes hacer el imbécil, pero hoy hay que cantar la Marsellesa y el Canto de los Partisanos. El día que quieras hacer la revolución, aprende primero a tener un título y a alimentarte a ti mismo». «Sí, señor», acertó a repetir el estudiante.

LOS RIESGOS

  • Encerrado en casa. El vídeo con la reprimenda al adolescente lo compartió Emmanuel Macron en su cuenta de Twitter junto con un mensaje. «El respeto es lo mínimo en la República», dijo. Las imágenes pueden volverse en contra del presidente, que ya ha recibido críticas por quienes creen excesivo que al joven se le exponga en las redes sociales. El estudiante, que no quiere que se le identifique, se ha encerrado en casa y no quiere hablar con nadie. «Todo el mundo se burla de él», dicen sus amigos.

  • El tuteo de Zapatero. El tuteo desconcentró a José Luis Rodríguez Zapatero cuando en 2009 acudió como presidente a un programa en el que un grupo de ciudadanos le hacían preguntas. Zapatero les habló de tú mientras el público le trataba de usted. A medida que avanzaba el programa, las dificultades del presidente para mostrar un equilibrio entre ambos tratamientos fueron cada vez más evidentes. A los más jóvenes les tuteó y a los mayores los trató de usted, pero cuando se centró en los de mediana edad comenzó a alternar el tú con los ustedes de forma errática.

Había cometido el error de tutear al mismísimo presidente de la República, a una de esas personas que en las campañas electorales besan niños como si fueran propios, estrechan manos a desconocidos y tratan de tú a cualquier ser vivo con aspecto de votante. Los políticos son entrañablemente familiares en las distancias cortas, pero cuando se revisten de un cargo comienzan a guardar las distancias. Ya no son ellos, sino la institución a la que representan. O al menos eso es lo que eran antes.

Gerardo Correa Protocolo «Cuando te diriges a una autoridad debes tener en cuenta a la institución» Celia Villalobos PP «Yo he exigido que me traten de usted por respeto al cargo» Sofía Castañón Podemos «Los tratamientos de respeto hay que ganarlos y no se exigen» José Andrés Torres PSOE «A ministros que son íntimos amigos míos les llamo ministros»

El tratamiento de usted se está perdiendo en las relaciones sociales. Lo normal ahora es que el alumno tutee al profesor, el médico al paciente y los ciudadanos a unos representantes políticos que deben mantener un delicado equilibrio entre los baños de multitudes y el debido respeto a su cargo. Quieren parecer campechanos pero a la vez mantener las distancias. «Los políticos se quieren acercar a la ciudadanía, pero luego llegan a un acto y quieren ser ellos los protagonistas», explica la consultora en protocolo y comunicación Diana Rubio. «La idea del protocolo -añade- es la de estar cada vez más próximos a la ciudadanía pero siempre manteniendo el civismo, que no se tiene que perder». Y eso es algo que, a su juicio, no está ocurriendo.

Diana Rubio asegura que con las nuevas formas de comunicar, como Twitter, «que se ha convertido en un campo de batalla», se están perdiendo «una serie de valores» entre los que incluye el respeto a los demás. «Hay determinados actos que todos tienen que respetar y con los jóvenes se está perdiendo el civismo», afirma.

No es culpa de ellos. Gerardo Correa, presidente de la Escuela Internacional de Protocolo, sostiene que «los jóvenes no faltan al respeto porque sean maleducados sino porque no han recibido una serie de valores». Este cambio de mentalidad no le acaba de convencer al exdiplomático Inocencio Arias, para quien «con lo del tuteo se está llegando al límite del absurdo». «Aquí vas a un ayuntamiento a empadronarte, no te conocen de nada y te dicen 'siéntate que ahora te atiendo' aunque tengas 75 años», se queja. Es un problema que no conocen en países como EE UU. Allí el inglés no hace distingos entre el tú y el usted, pero «en todos los sitios te llaman señor, que es un tratamiento que aquí ha desaparecido -asegura-. Si en Estados Unidos existiera el usted, al presidente le tratarían de archiusted».

La desaparición del 'señor'

Celia Villalobos, exministra de Sanidad, exalcaldesa de Málaga y actual diputada por el PP en el Congreso, entre otros cargos, ha tratado de mantener las distancias en todo momento. «Cuando voy por la calle la gente me tutea y eso me parece muy bien, pero cuando he sido ministra no lo he permitido y he exigido que me traten de usted por respeto al cargo». «¿Que cómo lo hacía? Solo con mirarlos les paraba los pies», se responde.

Este respeto forma parte, según el diputado del PSOE José Andrés Torres Mora, de «un código» por el que «en la tribuna nos tratamos de usted y en la cafetería de tú». «A ministros que son íntimos amigos míos les llamo ministros aunque les trate de tú porque me estoy dirigiendo al cargo», agrega.

«No depende de la persona, sino del cargo», insiste Villalobos. «Si tratas a alguien de tú puedes hacerlo con respeto, pero cuando te diriges a una autoridad el tratamiento debe tener en cuenta a la institución», afirma Gerardo Correa. Es lo que le explicó Macron al joven representante de una generación que aún no distingue la diferencia entre Manu y 'monsieur le président', y que tiene su reflejo en España. En nuestro país, según Gerardo Correa, «tras las últimas elecciones, se ha producido un punto de inflexión» que ya se dejó ver en las primeras sesiones del Congreso de los Diputados. «Me recordaban a una asamblea de facultad», confiesa.

En realidad, el cambio comenzó a producirse el 15M. Entre otras consecuencias, señala Correa, las protestas de los indignados «popularizaron las relaciones políticas, lo que no quiere decir que se perdiera el respeto a las personas de la institución». El usted cedió el paso al tú y hasta el rey Felipe VI, «el ciudadano Felipe», según Alberto Garzón, tuvo que sonreír mientras los diputados de Podemos le tuteaban en las recepciones oficiales. «Esta cercanía diluye la esencia de lo que era el poder tal y como lo entendíamos hace veinte años», resume Diana Rubio.

Estos cambios no habrían tenido lugar sin la intervención de la clase política, que no siempre ha estado a la altura de las circunstancias. «Las instituciones están perdiendo fuerza por el mal comportamiento de algunos políticos», concluye Gerardo Correa, quien remarca que su conducta «tiene que ser ejemplarizante». Y si el termómetro del respeto se sitúa en el Congreso, este comportamiento deja mucho que desear.

«Cuando los diputados hablan en público se tratan de señoría y siempre se insultan de usted, lo hacen respetuosamente», ironiza Inocencio Arias. Para Villalobos, la Cámara ya no es la de antaño. «Antes los insultos eran inteligentes y ahora son zafios, como los de Rufián», señala. El Congreso, sostiene Diana Rubio, «se ha convertido en un plató de televisión; hay una falta de respeto que no he visto nunca y que la gente está copiando en la calle».

«Insultos y barbaridades»

El problema, según la diputada de Podemos Sofía Castañón, no reside en el tratamiento en las sesiones de una Cámara que «no está a la altura de la ciudadanía», por mucho que sus miembros se llamen señorías. «Los micrófonos del Congreso no recogen todos los insultos y barbaridades que se dicen en los plenos», admite. Para ella, «un tratamiento de usted seguido de un insulto es irrespetuoso y queda invalidado».

No tiene nada que ver con el cargo, sino con la persona que lo ocupa. «El respeto no depende de que trates a alguien de tú, sino de lo que se está diciendo», recalca Castañón. «Los tratamientos de respeto se ganan y no se exigen, es bidireccional. A una institución como el Rey no se la respeta tratándole de usted, sino dándole calidad democrática».

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