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Lorena Silva, en su lugar de trabajo. :: óscar chamorro
«Debes ser muy honrada; ves joyas y como si ves horquillas»

«Debes ser muy honrada; ves joyas y como si ves horquillas»

Lunes, 11 de febrero 2019, 11:08

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Llegó desde Medellín (Colombia) en 2000 con su título de licenciada en Bellas Artes y su experiencia de maestra para dar una vida mejor a su hijo adolescente tras divorciarse del padre, que no aportaba pensión. Empezó a trabajar limpiando casas por horas, hasta que le ofrecieron un puesto fijo: «Aprendí a hacer la limpieza a fondo, cocina, a ser institutriz... Aunque al principio hay que aguantar cosas. La mujer trabajaba hasta las ocho de la tarde y tenía dos niños, de 8 y 11 años, y cuando me mandaba limpiar los rodapiés y estaba agachada venían a darme con un palo y decirme 'chacha, sudaca'. Su madre lo justificaba diciendo que eran cosas de niños. Y se olvidaba de pagarme, pasaba una semana, dos... Caí enferma y decidí dejarlo», confiesa a sus 51 años.

Después hubo más casas, ya como interna, puestos de trabajo a los que accedía gracias al 'boca a boca'. «En una ocasión estuve de institutriz de dos niñas majísimas, que eran como mis hijas, fui feliz en esa casa, había un ambiente muy bueno; la madre dio a luz a la segunda y me la entregó en brazos al llegar a casa para que me ocupara yo. Ella las veía una hora al día, de cuatro a cinco, estaba muy ocupada. Yo pasaba todo el día con ellas. Pero pedí permiso para irme un par de fines de semana con un chico que había conocido y me dijeron 'mejor váyase'. Lo pase mal por dejar a las crías». Las cosas cambiaron para bien cuando empezó a trabajar para una empresa, Domestika International, después de aprender protocolo y hacer de doncella gracias al tiempo pasado en el Hotel Palace de Madrid, instruida por un veterano que se jubilaba: «Me enseñó todo, a servir, a saber estar, a ser discreta... 'Usted no hable', me aconsejaba». Así, empezó a trabajar en casas de gente adinerada, «donde te encuentras joyas por el suelo como si fueran horquillas. Por eso debes ser muy honrada; tienes tu sueldo y sabes que vas a estar bien».

«Trabajo con uniforme, sin maquillar, con el pelo recogido. Hay que estar ahí, pero sin que se note, y tratando de usted». La doncella, que suele ser interna, sirve el desayuno a los señores, les prepara la ropa, arregla su dormitorio, sirve la mesa si no hay mayordomo, atiende a las visitas... Lorena trabaja del domingo por la noche al sábado a las tres de la tarde por unos mil euros al mes, catorce pagas al año. «Puede ser un trabajo muy bonito, aunque en el servicio doméstico no tenemos ni derecho a paro», lamenta.

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