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El fuego provocado por el condenado alcanzó gran virulencia, tal y como se aprecia en la imagen del dispositivo de extinción.
Condenado al destierro de su pueblo cuatro años por quemar 2.000 fardos de paja a un vecino

Condenado al destierro de su pueblo cuatro años por quemar 2.000 fardos de paja a un vecino

El acusado, que padecía 'delirio de persecución', prendió fuego a los fardos de paja de un vecino en una noche en la que soplaba fuerte viento sur y el incendio no fue del todo sofocado hasta días después

DM .

Campoo de Enmedio

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Miércoles, 5 de diciembre 2018, 01:26

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La titular del Juzgado de lo Penal nº3 de Santander ha condenado a un año y ocho meses de prisión e impone una orden de alejamiento al hombre que en la madrugada del 23 de octubre de 2016 prendió fuego a 2.000 fardos de paja y bolos de hierba ocasionando un virulento incendio en una explotación agraria de Requejo, en el municipio cántabro de Campoo de Enmedio.

El incendio, que fue avivado por el viento sur, ocasionó un humo de gran densidad que afectó a las viviendas del entorno y no fue sofocado hasta días después.

La magistrada considera al enjuiciado autor de un delito de daños por incendio, por lo que le prohíbe residir y acudir al término municipal de Requejo durante un periodo de cuatro años y medio.

Junto a ello, deberá indemnizar con 61.409 euros por los daños ocasionados: media hectárea afectada y la destrucción de 1.350 bolas de hierba y 700 pacas de paja.

Según la sentencia, notificada este martes, el hombre padece un trastorno de personalidad con rasgos esquizoides que afecta levemente sus capacidades volitivas e intelectuales. En el momento de los hechos, esa afectación se presentaba en forma de «delirio sistematizado de persecución» centrada en la familia propietaria de la explotación agraria afectada, que le había denunciado en numerosas ocasiones.

Testigo

Los hechos probados relatan cómo el hombre -que ya había sido condenado por un delito de daños meses antes- prendió fuego a diversos fardos de paja y bolos de hierba, cuando fue sorprendido por uno de los miembros de la familia propietaria de la explotación.

Según manifestó este testigo a lo largo de toda la instrucción y en el juicio, tras años sufriendo acoso y ataques contra bienes de su familia por parte de su vecino, vigilaban turnándose por las noches.

Así, el día de los hechos, hacia las dos de la madrugada, observó cómo el acusado salía de su casa. Entonces el testigo se vistió y trató de seguirle, pero al no ver nada regresó a su finca. Fue en ese momento cuando vio «pequeños puntos de fuego», y cuando le descubrió «agachado encendiendo una pastilla y saliendo aquel corriendo».

Días antes, alguien había cortado todos los cordeles de comprensión de las pacas de hierba compactas a la altura de la segunda fila de un apilamiento de cinco, lo que favoreció que la combustión fuera mayor.

Esos cortes eran «limpios y deliberados», estaban realizados con un objeto punzante y generaban un «intenso riesgo» a la hora de desmontar el apilamiento, «incrementando intensamente el efecto dañoso pretendido», señala la sentencia.

Para la juez, esta circunstancia «concuerda con las numerosas denuncias anteriores contra el encartado, también por daños contra propiedades de la familia».

Visibilidad nula

El incendio se dio por controlado tres horas después de su inicio, si bien no fue totalmente apagado hasta días después.

En su extinción intervinieron varios vehículos autobomba, ocho bomberos y dos voluntarios de protección civil, además de varios vecinos «ante el peligro de que por los fuertes vientos reinantes se extendiese a inmuebles sitos en las cercanías».

El fuego generó «gran densidad de humo» que llegó a las viviendas de las inmediaciones, «con visibilidad prácticamente nula y dificultando en gran manera la respiración».

Precisamente, el testigo que descubrió al acusado tuvo que ser ingresado en un centro hospitalario por inhalación de humo.

La sentencia apunta a varias circunstancias que contribuyeron a que el incendio fuese «virulento» y precisase de varios medios de extinción. Entre ellas, el viento sur, la existencia de material combustible idóneo -como es la hierba de las pacas- y el hecho de que éstas se encontraran apiladas.

En este sentido, alude al informe de la Guardia Civil, que destaca el «riesgo considerable de derrumbe por manipulación» de las citadas pacas, o el hecho de que la velocidad del viento sur fue aumentando a lo largo de la noche.

Ello generó una «gran densidad de humo», una «visibilidad prácticamente nula» y la llegada por el aire de «gran cantidad de pavesas, e incluso pequeñas bolas de unos diez o quince centímetros de material incandescente, con gran peligro de incendio para los inmuebles de la zona».

Reincidente

En el acusado concurre una circunstancia agravante de reincidencia –apenas unos meses atrás había sido condenado por un delito de daños- y una atenuante de alteración psíquica.

Además, a la hora de determinar la pena la magistrada también ha tenido en cuenta la «gravedad y peligrosidad del incendio para la próxima población y para los intervinientes en las labores para sofocarlo», junto al «prolongado plazo temporal hasta su definitiva extinción, con riesgo deliberadamente incrementado y potenciado por el corte previo del cordaje de las filas de pacas».

Por otro lado, justifica la prohibición de residir en el municipio de Requejo en la «gravedad y peligrosidad de los hechos» así como «las dolencias de manía persecutoria contra el ámbito familiar de los perjudicados».

Esa medida sirve, a juicio de la magistrada, para «garantizar la seguridad y la precisa tranquilidad de las víctimas, seriamente alterada».

La sentencia no es firme y contra la misma cabe interponer recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de Cantabria.

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