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Cónclave del Imperio de las Brujas Más Poderosas en Moscú. :: reuters
Las brujas de Putin

Las brujas de Putin

Una agrupación de hechiceras rusas sazona sus sortilegios con loas al presidente. Quieren transmitirle sus poderes 'sobrenaturales'

ANTONIO PANIAGUA

Viernes, 15 de febrero 2019, 08:42

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Los dos mandamases que manejan el botón nuclear cuentan con amigos y adversarios entre los poderes oscuros. Mientras Donald Trump se considera víctima de una caza de brujas, Vladímir Putin es idolatrado por ellas. De hecho, al presidente ruso le ha salido un sospechoso Imperio de las Brujas Más Poderosas que se han puesto a su servicio. Se trata de un grupo de mujeres que practican el ocultismo y que entonan conjuros a mayor gloria del dirigente y antiguo espía del KGB. Son tan devotas del mandatario que aseguran que se inmolarían por él, aunque los opositores más acérrimos del gobernante preferirían que fuera él a quien vieran en el infierno.

Las adoratrices de Putin no tienen ningún problema en participar en ceremonias esotéricas para hacer de él un hombre inexpugnable. Falte le hace, porque su popularidad registra su marca más baja desde 2006. No obstante, el presidente es incombustible. Perdió aprecio ciudadano con su reforma de las pensiones, pero ya ha comenzado la remontada.

Lo de viajar en escoba se ha quedado antiguo, hoy las brujas de Putin aderezan sus extraños rituales con consignas políticas. Un advenedizo se puede llevar un buen susto al ver a mujeres encapuchadas que visten capas negras y se mueven al ritmo del tañido de una campanilla. «Que la grandeza y el poder de Rusia dirijan los pasos de Vladímir Putin.. ¡Madre Tierra, abraza a Rusia», salmodia una especie de sacerdotisa que lleva la voz cantante situada en el centro de un 'círculo mágico de poder'. Quien habla en este enigmático lenguaje es Alyona Polyn, la jefa del grupo.

Polyn sazona las soflamas patrióticas con la nostalgia por la gloria perdida. Quiere que los enemigos de Rusia se achicharren en las calderas del demonio y que su adorado jefe no se desvíe del recto camino. El Kremlin, que no descuella precisamente por su respeto a la libertad religiosa, se muestra condescendiente con estos rituales estrafalarios. «Que Rusia se levante y se aleje de la pena y la pobreza y que los próximos días abran las puertas de la felicidad para nuestra patria», proclama Polyn. Las que parecen sus siervas responden: «Salve».

El último aquelarre tuvo lugar en Moscú, cuyos habitantes no salen de su asombro, y eso que han visto de todo. Décadas viviendo bajo la dictadura del culto a la personalidad de su presidente les debería tener vacunados contra los delirios de exaltación al líder. Pero la adulación es difícil de erradicar y además es un salvoconducto en caso de que vengan mal dadas. La agencia Reuters, que grabó un vídeo sobre el ceremonial, tradujo las palabras de la gran jefa hechicera y muchos medios han replicado la noticia con entusiasmo.

«Nuestro país se enfrenta a tiempos difíciles y nos gustaría apoyar al presidente con la ayuda de los poderes que tenemos. Queremos que los villanos se queden en silencio», aseguró Irina, bruja de menor rango, a un periodista.

Sobrevivir a base de lisonjas

La comparsa ha enervado a algunos sectores de la oposición. Y es que el mismo día que se oficiaba la misa negra a la mayor gloria de Putin, un testigo de Jehová con pasaporte de Dinamarca era condenado a seis años de cárcel por «extremismo». La Corte Suprema estableció en junio de 2017 que esta organización religiosa constituía una amenaza «para los derechos de los ciudadanos, el orden social y la seguridad pública». De ahí que el juez ordenara la confiscación de todas las propiedades de los Testigos de Jehová en la Federación Rusa.

Nada de esto parece hacer mella en la veneración que Alyona Polyn, 'bruja principal' y fundadora de esta congregación inclasificable, siente por el mandatario más longevo de la Federación desde la ruptura de la antigua URSS. A su entender, Putin y Rusia están hechas de la misma materia; el primero encarna y es rostro de la esencia de nación.

Polyn se considera heredera de una «sabiduría ancestral». Es verdad que el folclore ruso abunda en personajes con poderes místicos. El diario 'The Moscow Times' sostiene que en el país hay unos 800.000 curanderos, médiums y nigromantes de toda laya. Una cifra que no deja de sorprender, ya que en la época soviética estos personaje fueron duramente perseguidos.

El corresponsal del servicio ruso de la BBC, Jüri Maloverjan, que conoce bien a esta hermandad misteriosa, explica que sus miembros cambian de identidad y se hacen llamar por nombres esotéricos, como Svetlana Grasa o Christina Mandrágora. Los servicios que ofrecen las brujas son variopintos y van desde lecturas del tarot hasta remedios contra las maldiciones, pasando por las socorridas fórmulas para atraer el amor.

Putin, que mantiene buenas relaciones con la Iglesia ortodoxa, no parece ser el patrocinador de esta agrupación. A la vista de que el poder político no es muy protector de la libertad de culto, la mejor manera de evitar la represión del Kremlin es congraciarse con quienes lo detentan. En hacer la pelota, el Imperio de las Brujas Más Poderosas no necesita lecciones.

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