Borrar
Seis personas, dos de ellos guardias civiles, mueren al ser arrolladas por un camión en un control de tráfico en Sevilla
'Relax'. Un perro descansa sobre un viejo sofá abandonado junto a un grafiti en el Complejo de Alemao.
Favelas con mirada propia

Favelas con mirada propia

iPhone en mano, nueve jóvenes de Río utilizan la fotografía con el fin de endulzar el estereotipo de nidos del crimen y tráfico de drogas de sus barrios

JOSEBA VÁZQUEZ

Domingo, 18 de diciembre 2016, 17:39

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Los ricos quieren la paz para seguir siendo ricos; nosotros queremos la paz para seguir viviendo». La pintada, reflexión, confidencia y censura reivindicativa al mismo tiempo, puede leerse en un grafiti que saluda al visitante que se sumerge en la favela de Santa Marta, una de las más reducidas de Río de Janeiro (en torno a 6.000 habitantes), ubicada junto al elegante barrio de Botafogo y famosa mundialmente porque, en 1996, Michael Jackson la escogió para grabar el videoclip 'They don't care about us' ('Ellos no se preocupan por nosotros'). Un título muy apropiado para el lugar.

Ahora, Santa Marta ha vuelto a ser noticia en la metrópoli brasileña por tratarse de uno de los asentamientos integrados en Favelagrafía, un proyecto de la agencia de publicidad NBS rio+rio que puso en manos de nueve jóvenes de otros tantos barrios deprimidos un simple teléfono móvil, un iPhone SE, para que fotografiasen escenas cotidianas de esos suburbios. Omar Britto, de la favela Babilonia; Rafael Gomes, de Rocinha; Jessica Higinio, de Mineira; Joyce Marques, de Providencia; Elana Paulino, de Santa Marta; Josiane Santana, de Alemao; Magno Neves, de Cantagalo; Saulo Nicolai, de Prazeres; y Anderson Valentim, de Borel, recibieron un cursillo básico y por espacio de tres meses se dedicaron a captar escenas. El objetivo, acabar con los prejuicios. El resultado, brillante. «Casi siempre se transmite una imagen estereotipada de las favelas como centros de tráfico de drogas, armas y peligro. Pero las favelas son mucho más que eso; son lugares llenos de talento, de belleza, de peculiaridades... Y son sus propios habitantes quienes están más capacitados para contarlo», resume Aline Pimenta, directora de proyectos de NBS rio+rio. El cuadro de unos músicos con el rostro oculto como pandilleros, pero con instrumentos de viento en sus manos en lugar de armas, es un resumen exacto del propósito, una alegoría inmejorable como emblema del proyecto. La foto ideada y tomada en la favela Borel por Anderson Valentim, estudiante de Diseño Gráfico, causó un impacto inmediato. Se hizo viral. «Algunos luchan con otras armas», dijo de la instantánea su autor, que quiere «cambiar la impresión de que solo hay violencia en nuestras comunidades. Lo malo, lo que sale en los medios de comunicación, es solo un 10% de lo que existe», afirma.

Valentim y sus ocho compañeros en Favelagrafía han expuesto hasta la semana pasada sus notables trabajos -más de 200 imágenes- en el Museo de Arte Moderno de Río, una de las instituciones culturales más importantes de Brasil, con el apoyo de la Dirección Municipal de Cultura. Han salido del anonimato.

Territorios 'pacificados'

Cuando hace veinte años Michael Jackson grabó su videoclip en Santa Marta tuvo que comprar la autorización y su seguridad al Comando Vermelho, la mayor organización criminal de Brasil. Ahora, esa favela es desde 2010 foco oficial de turismo. En esa barriada se inició, en diciembre de 2008, el plan de pacificación de estos suburbios ubicados en los 'morros' (colinas) que circundan una ciudad donde, irónicamente, los pobres gozan de mejores vistas que los ricos. Escaso consuelo. Los asentamientos, inicialmente ilegales y siempre precarios, comenzaron a brotar a finales del siglo XIX. En la actualidad suman casi un millar y albergan a unos dos millones de personas, aproximadamente la sexta parte de la población de Río. Un tercio de sus moradores sobrevive por debajo del umbral de pobreza y el 10% de los mayores de 15 años son analfabetos.

Unas 200 favelas se encuentran ya 'pacificadas' por la presencia de 9.000 agentes y una cuarentena de comisarías permanentes. Son las llamadas Unidades de Policía Pacificadora (UPP). La enorme tasa de crímenes y asesinatos se ha reducido, pero la pacificación es en bastantes casos «teórica», según sus habitantes. Las favelas no son aún parques de atracciones. De hecho, la semana pasada murió en Prazeres un turista italiano de un balazo en la cabeza. También hay voces que piden la desmilitarización de la UPP, cuerpo al que se atribuyen numerosas violaciones de los derechos humanos.

Con todo, la mejora es cierta. Ahora, Elana Paulino, conductora del funicular de Santa Marta, hace fotos y las expone. Claro que para ello los organizadores tomaron la precaución de hacerlo con un móvil, «menos invasivo que una gran cámara; asusta menos», relata André Havt, comisario de la muestra. Favelagrafía editará un libro con el trabajo de los nueve autores, que puede verse en las cuentas del proyecto en Instagram, Facebook y Twitter. Además, explora vías para exponer en Europa.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios